La “Pequeña Historia de los Copos de Nieve”: un libro de matemáticas refrescantes para este verano
A lo largo de sus hojas podrá descubrir cómo varios filósofos, un pescador de ballenas, una dibujante, un fotógrafo, un médico, una “dama de alta sociedad”, un inventor y muchos otros personajes se maravillaron frente a este diminuto espectáculo de la naturaleza.
Cuenta la historia que, hace ya más de cuatro siglos en Praga, mientras el célebre matemático y astrónomo Johannes Kepler se dirigía a celebrar el Año Nuevo a casa de un amigo, comenzó a nevar lentamente. Al ver cómo se depositaban los copos sobre su abrigo, Kepler pensó en un regalo que complacería gratamente a su anfitrión, quien era amante de las cosas pequeñas: un copo de nieve.
Fue a partir de este entrañable episodio que concibió su libro “Strena seu de Nive Sexangula”, título que podría ser traducido como “Un regalo de Año Nuevo sobre la nieve de seis puntas”. En esta obra, Kepler estudia por primera vez la nieve desde una perspectiva científica y hace tres observaciones fundamentales: los copos tienen simetrías hexagonales, son planos y tienen una riquísima variedad de diseños.
“¿Por qué ocurre todo esto?”, se preguntó. En esa época, no se disponía de los elementos para responder a sus interrogantes. Entre otras cosas, el microscopio apenas había sido inventado. Pero Kepler se las ingenió para hacer avances y aseveraciones sumamente interesantes inspiradas en la geometría. Por ejemplo, consideró que la forma hexagonal podría venir de un hecho banal: para rodear un objeto circular (por ejemplo, una moneda), se necesita de exactamente seis objetos iguales. Los copos podrían ser entonces acumulaciones de pequeños discos aprisionados unos contra otros siguiendo este patrón de configuración…
Kepler dejó inconcluso su estudio, pero lúcidamente pronosticó que otros seguirían su senda. Y así fue: a lo largo de los siglos, su trabajo fue retomado por personas de la más diversa índole.
Esta peculiar odisea del conocimiento humano es amenamente narrada en el magnífico libro “La Pequeña Historia de los Copos de Nieve” de Étienne Ghys, secretario de la Academia de Ciencias de Francia, publicado originalmente en el país galo por Ed. Odile Jacob y recientemente traducido al castellano y publicado por Editorial USACH.
A lo largo de sus hojas podrá descubrir cómo varios filósofos, un pescador de ballenas, una dibujante, un fotógrafo, un médico, una “dama de alta sociedad”, un inventor y muchos otros personajes se maravillaron frente a este diminuto espectáculo de la naturaleza. Y, también, cómo hasta hoy, especialistas de la física, química, matemática y computación siguen intentando desentrañar la maravillosa complejidad de los copos de nieve.
Si necesita refrescar su mente durante este verano tórrido no lo piense dos veces. Este libro lo hará admirar la nieve y, por qué no decirlo, amarla. Sus páginas lo llevarán de paseo en un singular recorrido por el mundo y por la historia hasta nuestros días. Y, junto con esto, lo harán reflexionar sobre algo que poco suelen mencionar los textos científicos: que, más allá de la innata curiosidad humana, uno de los motores fundamentales de la ciencia a través de los siglos ha sido nuestra capacidad de maravillarnos ante la belleza de nuestro entorno, incluso cuando esta se manifiesta en lo más pequeño.
Una capacidad que no resulta de la simple acumulación y entrecruzamiento de datos y algoritmos y que, quizás, sea algo que diferencie sustancialmente la ciencia humana de lo que nos promete la inteligencia artificial para el futuro.
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