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“Reflujo”: la mejor concepción de lo real está en el caos
Los personajes de esta antología son hiperbólicos en su cotidianidad: trabajadores, turistas solitarios, gente con trastornos alimentarios, manifestantes que levantan un campamento frente a La Moneda. Hombres desesperados que literalmente explotan en su trabajo producto de las deudas y la angustia.
“El odio al burgués es el comienzo de la virtud”.
Gustave Flaubert
Cuentos, más y menos cuentos. Joaquín Escobar está nuevamente a cargo para proponernos una selección de 26 autores contemporáneos de Uruguay, Argentina, Perú y Chile que como ejercicio, según indica la contraportada, busca dejar atrás “las tendencias ya consagradas de las letras latinoamericanas, desde el realismo mágico hasta la literatura del yo”.
“Reflujo: antología del cuento delirante” (Emergencia Narrativa, 2024), así se llama este libro, donde encontramos el diálogo entre un hombre y la cabeza viva de su pareja almacenada dentro de un modernísimo refrigerador asiático; un niño deforme con dos bocas que, con su inteligencia o malevolencia (o ambas), cuestiona la fe y el orden de las cosas; un zorro atropellado que expele sus últimas palabras mientras agoniza; viajes en el tiempo a la prehistoria donde cavernícolas seducen mujeres; una estación espacial donde se hacen curiosos experimentos (o misiones) sexuales relatados por una perturbada inteligencia artificial; otra IA que intenta escribir la novela perfecta luego de la extinción de la humanidad; alucinaciones sobre pactos demoniacos para subsanar inexistentes talentos musicales, la lucha de un profesor (que escribe poemas) y un galeno informático (tan apasionado como loco) contra una figura mitológica inclasificable: Vectrom, el ciberángel feérico de la muerte; reflexiones sobre Dios de una turista superdotada mientras recorre Medio Oriente.
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El compilador Joaquín Escobar. Crédito: Cedida.
También sueños románticos de fuga por parte de un poeta con vocación boxeril; el amor incombustible hacia un Fiat 600; un espíritu que habla a través de una güija, la guerra entre arañas y humanos como narración mítica sobre del origen de Puente Alto, una cloaca donde conviven tres políticos, una mujer y un niño en un Santiago apocalíptico; hasta la afectación, en un bar, por la muerte de Bart Simpson (la ficción que aliena la realidad de un país). Y así, suma y sigue. Porque lo delirante es lo distinto, lo peculiar, lo extravagante, lo bizarro. Reflujo como exceso y luego hastío.
Hay un desafío a esa escritura intimista, vaciada de existencia, pero aplaudida por la academia. Los personajes de esta antología son hiperbólicos en su cotidianidad: trabajadores, turistas solitarios, gente con trastornos alimentarios, manifestantes que levantan un campamento frente a La Moneda. Hombres desesperados que literalmente explotan en su trabajo producto de las deudas y la angustia. Jóvenes que llevan al extremo el sadismo y la perversión en un sitio web de pago con audiencia global. Gente de pequeños barrios, de pequeños pueblos. Gente perdida de grande urbes. Una amalgama de monstruos, pobres diablos (cuentos como “Marambio”, “Hablen mal de mí pero nunca de mi Fiat 600” o “El caso Fernández”), “bichos” raros (cuentos como “Una mujer cautiva y salvaje”), políticamente incorrectos (cuentos como “El Nene” o “La otra boca”, por ejemplo).
No hay ningún subtrama moral; ningún sentido admonitorio que prescriba “una buena vida” detrás de un “buen discurso”. Vale más el “libre juego de las fuerzas”, la locura, el horror, la crueldad, la futilidad o la comicidad. También la fealdad, la monstruosidad o el exotismo. Todo en un marco social, más allá de caricaturas y placebos, donde las tropelías campean, sin menor atisbo de reivindicación o justicia. Los hechos son los hechos, podríamos decir, y como tal explotan en el caos de la existencia. Y si la existencia es caos, también lo es la literatura.
Hay que valorar esta entrega, en definitiva, esa pulsión por abordar temáticas novedosas que rozan la fantasía y lo risible. Puede que haya cierta pretensión (y la hay, por cierto), pero la promesa al menos nos habla de diversidad, o mejor dicho, diversidades (más allá del asfixiante ombliguismo chileno lo que es saludable). Una propuesta de futuro en un volumen generoso, aunque, sabe bien Escobar, está condenada al reflujo. Porque todo lo está, al final de cuentas.
Ficha técnica:
Varios autores. “Reflujo: antología del cuento delirante”. Emergencia Narrativa, 2024. 328 páginas.
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