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Miniserie “Adolescencia”: ¿Qué hay detrás del plano secuencia, el cuchillo y las redes sociales?

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Luis Valenzuela Prado
Por : Luis Valenzuela Prado Académico de la Universidad Andrés Bello.
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Ninguno de los adolescentes de la miniserie se siente bien ni cómodo consigo mismo ni con los demás. “Adolescencia” invita a no mirar solo el cuchillo de la escena del crimen, sino la complejidad del entorno adolescente y sus puntos ciegos.


“Adolescencia” es una miniserie de cuatro capítulos que muestra las aristas de un crimen. Cada capítulo es un plano secuencia que no da tregua a la narración y, de paso, deja puntos ciegos en la escena del crimen y, sobre todo, en la compleja adolescencia.

Hay famosos planos secuencia en el cine. Por ejemplo, el inicio de “Sed de mal” de Orson Welles, algunos planos de “El resplandor” de Stanley Kubrick, la pelea en un subterráneo en “Old boy” de Pak Chan-uk. El más conocido es, sin dudas, el de Alfred Hitchcock en “La soga” (1948) ¿Qué hay detrás del plano secuencia? Hitchcock le cuenta a François Truffaut (en El cine según Hitchcook) que el plano secuencia de “La soga” lo usó con un fin de experimentación técnica, como un “truco” que no lo dejó contento.

Afirma que era algo completamente estúpido que rompía con sus propias tradiciones y renegaba de sus teorías sobre la fragmentación del film y las posibilidades del montaje para contar visualmente una historia. Sin embargo, se entregó a esa forma, a pesar de restarle dramatismo.

A contrapelo de esa definición, “Adolescencia” recupera el plano secuencia con el fin de dar impulso a un dramatismo que empuja a los personajes a una inercia constante que también arrastra al espectador.

¿Qué hay detrás del plano secuencia de “Adolescencia”? El detective Luke Bascombe (Ashley Walters) que lleva el caso usa una metodología de investigación convencional del relato noir, y se empecina en encontrar un cuchillo, lo que le permite resolver el enigma, sin embargo, algo queda en un punto ciego, algo no logra captar ni entender, ya que desconoce la realidad que hay detrás del crimen e incluso de los problemas de su propio hijo.

En rigor, no reconoce qué hay detrás de la escena del crimen. En ese sentido, la serie va más allá de lo que vemos detrás de la escena de la adolescencia: la familia, la comunidad, el colegio y las redes sociales. ¿Qué es ser Incel? ¿qué es la Andrósfera y la regla del 80% y 20%? ¿Qué hay detrás del acoso en redes sociales, los likes, los emojis y los corazones de colores?

Detrás del protagonista, Jamie Miller (Owen Cooper), hay un mundo hermético y complejo que solo atisbamos en sus reacciones frágiles, irónicas y desbordadas, frente a la sicóloga, Briony Ariston (Erin Doherty). Esta, a la vez, muestra un aspecto frío y contenedor, sin embargo, ese temple queda fisurado, agitado, quebrado y abierto. La escena de la entrevista sicológica, que exacerba el rol del plano secuencia, gira y gira en torno al objeto mostrado, ella y Jamie, sin detenerse. Se encarga de mostrar, pero de dejar, igualmente, cabos sueltos

En paralelo, la familia de Jamie, padre, madre y hermana, se desmorona desde la primera a la última escena, sin comprender lo que sucede. Posiblemente, es una de las razones por la que es necesario ver la miniserie.

“Adolescencia” recupera el plano secuencia e impulsa un dramatismo que empuja a los personajes a una inercia constante que además arrastra al espectador. El plano secuencia toma el pulso al confuso presente de lo narrado y de lo no narrado, de la incertidumbre y de lo que los personajes no alcanzan a razonar ni elucubrar. Vemos a los policías en acción, una comunidad escolar descolocada y desbordada, una familia herida. No hay capacidad para reaccionar. En ese sentido, el fuera de campo es un punto ciego que sobresale en un relato penetrante con una secuencia de acciones que no dan respiro, porque dejan algo fuera de campo.

La detective que acompaña Luke Bascombe dice: “Los niños solo necesitan algo que les haga sentirse bien con ellos”. Ninguno de los adolescentes de la miniserie se siente bien ni cómodo consigo mismo ni con los demás. “Adolescencia” invita a no mirar solo el cuchillo de la escena del crimen, sino la complejidad del entorno adolescente y sus puntos ciegos.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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