
Obra “Re-producirse” y la obsesión de una mujer de constituir réplicas de sí misma
En esta obra, conocemos a una mujer, completamente anónima, sin nada especial (tan anónima y poco especial que es imposible que no sea especial) quien emerge a nuestra vista con la obsesión de reproducirse, no en el sentido tradicional (maternidad, biología), si no en un sentido material.
Ya en el año 2005 y después del rotundo (y merecido, creo yo) éxito que tuvo con “Ampliación del campo de batalla” y “Las partículas elementales”, Michel Houellebecq escribía “La posibilidad de una isla”.
Contra lo que se pueda pensar, se trata de un texto que, si bien lo hace en un tono sombrío, busca la celebración o, al menos, la revaloración de la vida y las emociones reales. En un futuro extraño, dos clones (Daniel 24 y 25), encuentran algo así como las memorias de su original, las cuales los llevan a preguntarse cuál es, ya no digamos el sentido, sino más bien, la cartografía emocional y mental del mundo en el que viven.
Se trata de una buena novela.
Re-producirse, obra de teatro que se encuentra en cartelera en Teatro de la Memoria, de algún modo puede vincularse con ese texto, pues parten de una premisa vagamente similar.
En esta obra, conocemos a una mujer, completamente anónima, sin nada especial (tan anónima y poco especial que es imposible que no sea especial) quien emerge a nuestra vista con la obsesión de reproducirse, no en el sentido tradicional (maternidad, biología), sino en un sentido material: su obsesión, por decirlo de algún modo, es constituir réplicas de sí misma.
La obra, en términos de montaje es, sin duda, excelente. El diseño de Laurene Lemaitre es un trabajo preciso y bien desarrollado, que dialoga de forma concreta y vital con las acciones que suceden sobre el escenario, del mismo modo, el diseño sonoro de Ximena Sánchez, logra generar la sensación de que todo, a nivel de vibración y sonoridad, acompaña con pertinencia a la obra.
Estos dos puntos son centrales en el trabajo, ambos son eficientes, bien desarrollados y con cientos de detalles que articulan un espectáculo visual extraordinario. El diseño multimedial, así como la iluminación a cargo de Alex Waghorn y de Matías Segura, hacen otro tanto. Participan de las tensiones y distensiones del montaje, sosteniendo los hechos, el texto y la actuación; nunca se hacen excesivos, pues se dosifican con intención y pulcritud.
La dramaturgia de Catalina Bize del Campo (quien además es la actriz y directora) es, tal vez, el punto más bajo del trabajo. Llama la atención que, habiendo un refuerzo desarrollado con dramaturgismo y acompañamiento escénico que tributan al mismo ámbito (a cargo de Moisés Ángulo, Marcia Césped, Javier Swedsky y espacio Fronterizo), no se logre bien este elemento.
Si bien el texto está bien escrito y puede considerarse que hay una pluma reflexiva y aguda, la dramaturgia carece de peligro o sentido de la acción, es un acompañamiento que parece vago y tiene a perderse en vueltas y palabras que parecen más la intención de una reflexión existencial que dicha cavilación en sí misma.
La dirección de Catalina Bize, sin embargo, a pesar de este problema, resuelve muy bien el juego escénico, la idea de montaje es competente y desarrollada con eficiencia, se observa un cuidado y una inteligencia muy aguda a la hora de definir los momentos del montaje, las imágenes que se muestran y la capacidad de alterar el tiempo y el espacio.
Quizá por lo mismo, llama la atención la enorme capacidad de Bize de actuar. No se trata de un prejuicio, por el contrario, impacta que dirigiendo un montaje tan complejo, tan lleno de detalles y tan exigente en términos de acciones, logre rendir tanto actoralmente.
Bize se moviliza a través de distintas emociones, con diversas energías y con una serie de fuerzas emotivas que van y vienen, incluso cuando dice textos que no necesariamente se sostienen bien o cuando, silenciosamente, tan solo acciona, manifestando emociones, energía y capacidad imaginativa.
“Re-producirse” es una obra muy bien construida, en mi opinión, imperdible, pues estamos frente a un trabajo sólido, escénicamente arduo y que, sin duda, emociona.
Ficha artística:
Dramaturgia y Dirección: Catalina Bize del Campo
Dramaturgismo y Acompañamiento escénico: Moisés Angulo Matamala
Asistente de dirección: Nicolás Vergara Nuñez
Diseño escenográfico y vestuario: Laurene Lemaitre
Diseño de iluminación: Matías Segura Soto
Diseño Sonoro: Ximena Sanchez Egaña
Diseño Multimedial: Alex Waghorn Gallegos
Prensa: Cynthia Olave
Producción: Nicolás Fernandois
Acompañamiento dramatúrgico: Marcia Césped Laplechade, Espacio Fronterizo, Javier Swedsky, Aproximaciones a la palabra, FTB.
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