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¡Buenas tardes, habitantes de este Universo Paralelo! Hoy tenemos una edición variopinta en temas. Pero, de algún modo, es el cromosoma Y el que parece tener un protagonismo fundamental. Digamos antes que los cromosomas son las unidades que organizan el material genético de gran parte de los organismos vivos.
En los mamíferos, el sexo es determinado por uno de estos pares. En el macho, hay un cromosoma X y otro Y, en donde el nombre está asociado a sus respectivas formas. En la hembra, en cambio, hay dos cromosomas X. El cromosoma Y ha ido haciéndose más pequeño en la historia evolutiva, cuestión que discute en esta edición la biotecnóloga y doctora en Ciencias Biológicas, Natalia Mackenzie.
También en la presente edición: esta semana invitamos a responder nuestro cuestionario a Mónica Rubio, Premio Nacional de Ciencias Exactas 2021 y profesora titular de la Universidad de Chile. Es doctora en Astrofísica de la Universidad de París. La profesora Rubio es una de las tres mujeres que han recibido el máximo galardón que otorga el Estado a la actividad científica, y que ha sido, principalmente, territorio de cromosomas Y.
En “Breves paralelas”, volvemos a desprendernos del cromosoma Y, con la reconstrucción del rostro de una mujer neandertal que se ha hecho famosa debido a un documental disponible actualmente en Netflix; además, el triunfo de un equipo liderado por la micóloga Daniela Torres, que encontró una especie de hongo chileno que se pensaba extinto.
Espero que disfruten esta edición estelar de nuestro Universo Paralelo. No importa si disponen o no del cromosoma Y, compartan y ayúdenme a promover la ciencia en los medios. Y si les llegó de alguien, ¡inscríbanse ya!
Imagina un mundo donde no existen hombres, solo mujeres. Un mundo en el que los hombres se han extinguido. Aunque suene a ciencia ficción, esta idea está siendo debatida seriamente en la comunidad científica, debido a la posible desaparición del cromosoma Y.
Es sabido que, a las 12 semanas de gestación, un embrión humano XY desarrolla testículos, los cuales producen hormonas masculinas y hacen que el bebé se desarrolle como un hombre. El responsable de este fenómeno es un gen del cromosoma Y conocido como SRY, el cual es tan determinante que, cuando es defectuoso, los bebés en gestación terminan siendo mujeres.
A pesar de que se cree que hace millones de años los cromosomas X e Y eran idénticos en tamaño, con el tiempo, el cromosoma responsable de la masculinidad ha perdido un 97% de su contenido genético, siendo una gran incógnita y razón de debate si hoy en día su degradación se detuvo o, bien, continuará hasta desaparecer por completo.
¡Imagina este escenario: estás caminando por la calle, con tu chaqueta inteligente, y de repente te das cuenta de que tu teléfono está a punto de quedarse sin batería! No hay problema. Tu chaqueta convierte el calor de tu cuerpo en electricidad, ¡y voilà! ¡Tu teléfono vuelve a estar cargado! ¿Cómo es posible? Gracias a los increíbles materiales termoeléctricos, una verdadera revolución en la ciencia de la energía.
Una de sus aplicaciones es la ropa inteligente, como la chaqueta con la que iniciamos esta nota. Un trabajo reciente, liderado por el profesor Xiao-Lei Shi, de la Universidad Tecnológica de Queensland en Australia, asegura que, debido a la capacidad de conversión entre energía térmica y energía eléctrica, su peso ligero, flexibilidad, portabilidad, operabilidad, funcionamiento silencioso y fiabilidad, estos materiales muestran un gran potencial para diversas aplicaciones, como los textiles vestibles.
Estudiar estos materiales en detalle podría tener un gran impacto en nuestro país y en todo el mundo. Chile debe transitar al uso de energías limpias y eficientes, cuestión que es tarea de todos. Cifras reportadas desde el Ministerio de Energía, señalan que la generación eléctrica basada en energías renovables no convencionales llegó al 41% en lo que va de 2024 y que, entre ellas, la energía solar subió un 13% este primer trimestre respecto al mismo período del año pasado.
Cada semana hacemos las mismas cuatro preguntas a un científico. En esta edición, entrevistamos a la astrónoma, Premio Nacional de Ciencias Exactas 2021, doctora Mónica Rubio.
-¿Qué te motivó a dedicarte a la ciencia?
-Desde pequeña, siempre fui muy curiosa y me preguntaba el porqué de todo. Durante las vacaciones, mi familia y yo íbamos al campo, donde quedaba maravillada mirando el cielo nocturno. Las estrellas, esos puntos luminosos, capturaban toda mi atención. ¿Qué eran? ¿Cómo se formaron? ¿Permanecerían allí para siempre? Estas preguntas me llevaron a inscribirme, por iniciativa de mi mamá, en un curso de astronomía impartido por ACHAYA, la Asociación Chilena de Astrónomos Aficionados, cuando estaba en la enseñanza media.
Cada fin de semana, me iba al Observatorio Pochoco, en El Arrayán, y observaba el cielo a través de los telescopios. Una visita al Observatorio El Tololo, en La Serena, fue un punto de inflexión para mí; quedé absolutamente fascinada. Al investigar, descubrí que Chile estaba emergiendo como un centro astronómico de renombre mundial, y supe que quería ser parte de eso. Así, ingresé al Plan Común de Ingeniería en la Universidad de Chile. No me veía como un científico teórico; mi pasión era estar en el observatorio, recopilando datos y explorando el cielo. He pasado innumerables noches mirando las estrellas, siempre buscando respuestas a mis preguntas.
-¿Cuál es la obra científica que más influyó en tu actividad?
-La primera obra que influyó en mi trayectoria fue El Universo de Isaac Asimov. Me pareció tan fascinante que me convenció de que estudiar el universo era mi verdadera pasión. Más tarde, mientras cursaba mi Licenciatura en Física en la universidad, quedé maravillada con la mecánica clásica de Isaac Newton y la relatividad de Einstein.
Durante mi magíster en Astronomía, tuve que hacer un trabajo sobre los púlsares. Me sumergí en la historia de su descubrimiento, aprendiendo sobre la importancia y el escaso reconocimiento que recibió Jocelyn Bell, quien los descubrió. A pesar de su crucial aporte, el Premio Nobel se lo otorgaron a su profesor guía, ignorándola a ella completamente. Analizando los datos y en una reunión de especialistas en Inglaterra, los cálculos basados en la teoría de Einstein revelaron que los púlsares eran estrellas de neutrones, no señales de extraterrestres intentando comunicarse con nosotros. Todas las predicciones de Einstein sobre el universo y la física que lo describe se han confirmado. Es algo notable y absolutamente fascinante.
-¿Cuál es el problema científico más importante por resolver?
-Responder a esta pregunta es todo un desafío, ya que depende mucho del área de la ciencia en cuestión, y estoy segura de que cada campo tiene sus propios enigmas. En astronomía, cada nuevo telescopio que observa el universo trae consigo tanto soluciones a problemas antiguos como nuevos misterios.
Hoy en día, el problema que encuentro más fascinante es entender cómo el universo fue capaz de formar estrellas y galaxias tan temprano, tal como lo han revelado los recientes descubrimientos del Telescopio James Webb desde el espacio y de ALMA desde nuestro país. Los modelos actuales no pueden explicar cómo las estrellas y las galaxias se formaron tan pronto, ya que deberían haber aparecido mucho más tarde, después de los primeros 500 millones de años del universo. Este es un enigma emocionante que aún está por resolver.
-¿Cuál es la pregunta que te desvela como científica y cómo la enfrentas?
-Hay muchas preguntas que me quitan el sueño, pero no puedo intentar responderlas todas. Por el momento, y dada mi experiencia y estudios, el problema que más me atrae y desvela es conocer las regiones donde nacen las estrellas a lo largo de la vida del universo.
Las estrellas son las que iluminan el cosmos; sin ellas, el universo sería un lugar oscuro. Para que se formen, se necesitan zonas densas y frías que contengan algunas moléculas esenciales. Sin embargo, esas moléculas no siempre estuvieron presentes. Se requirió que estrellas nacieran y murieran para que los elementos que las componen se produjeran. Sabemos que todos los elementos químicos, salvo el hidrógeno, el helio y un poco de litio, se forman en el corazón de una estrella durante su vida o al morir. Investigar este proceso me fascina, y lo hago junto a colegas especialistas de muchas partes del mundo y estudiantes, ya que abordar este problema requiere la colaboración de muchos científicos. En Chile somos privilegiados, ya que podemos investigar y tomar los datos necesarios en nuestro propio país, convocando y agrupando a los mejores para llevar a cabo estas investigaciones. La astronomía atrae talento mundial a nuestro territorio, y ser parte de esta comunidad científica es verdaderamente emocionante.
Parece una pintura abstracta de la tormenta perfecta, ¿no? Y en cierto sentido lo es. La imagen representa el movimiento de un gas o, más precisamente, un plasma, donde se pueden ver remolinos y vórtices de prácticamente todos los tamaños, anidándose unos dentro de otros.
Eso es justamente la turbulencia, y sucede constantemente, pero de manera invisible a nuestros ojos. Fugazmente, el vapor de una taza de café o el humo de un cigarro nos ayudan a ver el desorden y el movimiento constante en el aire.
Sucede que en el universo el estado de la materia que más abunda es el plasma. Se dice que un 99% de lo que podemos ver está hecho de plasma, y solo un 1% corresponde a sólidos, líquidos y gases. Así, estudiarlo a través de un computador es una manera de explorar el universo. El universo entonces es plasma y ese plasma suele ser turbulento.
El trabajo que se llevó a cabo para generar esta imagen de la turbulencia en el cosmos es pionero. No es primera vez que se simula un sistema de este tipo. Las limitaciones tecnológicas y de recursos suelen producir simulaciones reducidas, que se acercan a lo que podemos observar, pero no completamente. En particular, el nivel de turbulencia real de un plasma es extremadamente difícil de replicar.
Además de esta imagen cautivadora, los resultados de la simulación nos permitirán entender de mejor manera la física en el espacio. La física muchas veces se basa en el trabajo con ecuaciones muy complicadas y difíciles de resolver. Esas ecuaciones las conocemos y entendemos hace décadas o siglos, pero resultan ser tan complicadas que todavía guardan muchos secretos. Ahí los computadores han sido nuestros mejores aliados.
Trabajos como el de la imagen nos hacen pensar que todavía hay muchas sorpresas por venir.
– La fotografía muestra la reconstrucción tridimensional del rostro de una mujer neandertal que vivió hace 75 mil años. Fue realizada por los hermanos Alfons y Adrie Kennis, paleoartistas neerlandeses, para el documental de Netflix Secretos de los neandertales.
– La desaparición del Gran Puma era un misterio no resuelto por la ciencia. No se trata de un felino, sino de un pequeño hongo que habitaba en la cordillera de Nahuelbuta, descubierto en 1982 por el legendario micólogo Roberto Garrido, responsable de la descripción de más de 50 especies endémicas de Chile.
Aunque la expedición de búsqueda lo había encontrado hace un año, solo un reciente estudio genético pudo confirmar que se trataba precisamente de la especie que se pensaba extinta.
¿Por qué es divertido el sexo?: La evolución de la sexualidad humana, de Jared Diamond (Debolsillo, 2008), es un entretenido y accesible análisis de la sexualidad del ser humano desde una perspectiva evolutiva. Diamond es también autor de clásicos de la no ficción científica, tales como El tercer chimpancé (1991) y Armas, gérmenes y acero (1997), por el que recibió el premio Pulitzer. Ese mismo año publica en inglés este breve libro de menos de 200 páginas.
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Eso es todo en esta edición de Universo Paralelo. Si tienes comentarios, recomendaciones, fotos, temas que aportar, puedes escribirme a universoparalelo@elmostrador.cl. Gracias por ser parte de este Universo Paralelo. ¡Hasta la próxima semana!