El metapneumovirus humano está afectando a China, especialmente en invierno, con aumento de casos. Se transmite por secreciones y contacto con superficies contaminadas. No hay vacuna y su control es difícil.
China vuelve a encender las alarmas debido al brote de una enfermedad que ha colapsado sus hospitales. Se trata del metapneumovirus humano (HMPV, por sus siglas en inglés), un virus que fue identificado hace más de 20 años.
El HMPV es responsable de infecciones respiratorias agudas y tiene una distribución estacional global, según informan los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos.
Además, su transmisión ocurre de manera similar al SARS-CoV-2, es decir, a través de las gotas respiratorias que exhalamos. En respuesta al aumento de enfermedades respiratorias, el gobierno chino anunció el viernes pasado que implementaron medidas para controlar la propagación, como el monitoreo constante de los casos, el uso de mascarillas, el distanciamiento social y la desinfección de espacios públicos.
En la mayoría de los casos, este virus provoca infecciones respiratorias que van desde un simple resfriado hasta enfermedades más graves, como la neumonía. Afecta principalmente a niños, personas mayores y personas inmunocomprometidas, según informa la Clínica Cleveland de Estados Unidos.
Entre los síntomas más comunes del Metapneumovirus se incluyen fiebre, tos y dificultad para respirar, tanto en las vías respiratorias altas como bajas.
Los síntomas de la infección, que pueden variar desde leves hasta severos, también pueden ser detectados mediante una radiografía de tórax.
Según la Pontificia Universidad Católica, el metapneumovirus humano se transmite de una persona infectada a otra a través de las secreciones respiratorias al toser o estornudar. Además, también puede propagarse al entrar en contacto con superficies contaminadas y luego tocarse la boca, la nariz o los ojos.
En cuanto al repunte de la infección, este ha experimentado un aumento durante el invierno en China, coincidiendo con la temporada de influenza.
A pesar de no existir una vacuna específica contra el virus, la alta densidad poblacional en las ciudades chinas ha dificultado su control, según señala la universidad.
Finalmente, la Organización Mundial de la Salud aún no ha emitido un comunicado oficial sobre la posible propagación de la enfermedad.