El desastre que significó la suspensión de las elecciones de la UDI hasta el 16 de diciembre cayó como anillo al dedo para la lista encabezada por el diputado Javier Macaya, que dos días antes había recibido como un balde de agua fría el descuelgue de Joaquín Lavín y el apoyo de Evelyn Matthei para la presidenta de la tienda. Desde el sector de Van Rysselberghe saben que el costo del bochorno electoral recaerá en sus propias filas, y temen una eventual guerra comunicacional, como lo fueron las declaraciones de sus contendores poniendo en duda la legitimidad del padrón electoral en la recta final de la campaña. «Soy la más perjudicada con la suspensión de la votación», asumió de hecho la presidenta gremialista, quien esta jornada presenta una denuncia por presunto delito informático en la Fiscalía Metropolitana Oriente.
El ambiente se tensó a primera hora, cuando los primeros informes que apuntaban a fallas en el sistema electrónico dispuesto por la empresa E voting para las elecciones de la UDI hizo levantarse de sus asientos a todos los apoderados de ambas listas que se encontraban en las oficinas de la sede central ubicada en avenida Suecia. A medida que pasaron los minutos, todo fue en rodada y no se tomaron mucho tiempo para entender que el domingo 2 de diciembre sería otro día amargo para el gremialismo.
Ante el fracaso del sistema de votación electrónica, las internas de la UDI fueron aplazadas hasta el 16 de diciembre, elecciones en las que está en juego cuál será el papel del gremialismo los próximos dos años y su forma de relacionarse con la administración de Sebastián Piñera.
Y en el Gobierno que son indiferentes a los nombres: por un lado, y así lo entienden en Palacio, la continuidad de la senadora Jaqueline van Rysselberghe en la testera gremialista significa orden y la contención de la derecha más dura, considerando el factor José Antonio Kast; por otro lado, el nombre del diputado Javier Macaya representa una mayor flexibilidad para para el trabajo del Ejecutivo y sus pretensiones. No son pocos quienes aseguran que si bien la idea del actual Mandatario es entregar al fin de su período una derecha menos conservadora, otros replican apuntando a una eventual dispersión interna y mayor dificultad a la hora de asegurar los votos en momentos de dificultad, si el elegido al mando de la UDI es el diputado por la Región de O’Higgins.
En política las señales mandan, y el descuelgue a días de la elección del histórico militante y ex candidato presidencial, Joaquín Lavín, quien a pesar de haber entregado su respaldo al diputado, se declaró en “reflexión”, sumado al apoyo de otra histórica militante como lo es Evelyn Matthei a la candidatura de Jaqueline van Rysselberghe, no tuvo dos lecturas en la interna y sin dudas debilitó el nombre Javier Macaya en la papeleta.
A raíz de aquello, precisamente en el comando del desafiante, la suspensión de la elección cayó como anillo al dedo, y entienden que el plazo de dos semanas más para una nueva jornada electoral, es un regalo caído del cielo. Significa más tiempo para hacer campaña, y en vista que el nivel de conocimiento de la senadora es mayor, la oportunidad de arremeter comunicacionalmente en un espacio que no estaba considerado. Las primeras conclusiones que se sacaron en el comando de Macaya fueron que sin dudas, “para el que convoca, no es una buena noticia”, un segundo aire para la lista contendora que aseguran, no pueden desperdiciar.
El golpe que significó no haber podido gozar de una elección sin contratiempos, fue acusado desde el comando de Van Rysselberghe. «Soy la más perjudicada con la suspensión de la votación», asumió la presidenta de la tienda.
Sin embargo, la senadora se encargó de intentar separar aguas, y buscar sacar su nombre del fracaso que significó el no haber podido garantizar el regular proceso electoral. En más de una ocasión, Van Rysselberghe se encargó de reafirmar que la responsabilidad de lo ocurrido “es completamente de la empresa contratada para realizar elección interna”. Y en busca de consolidar esta estrategia, hoy la máxima autoridad del partido acude hasta la Fiscalía Oriente para presentar una denuncia por presunto delito informático.
Desde la lista oficialista entienden que el que se asocie su nombre a lo sucedido, puede ser un factor no menor para la campaña opositora. Por eso se intentó, por debajo, abrir el abanico de responsables a la secretaría general del partido a cargo del diputado Issa Kort, quien camina junto a la oposición de la presidenta.
Si bien desde ambas listas quisieron hacer creer que en favor del partido lo mejor era tener altura de miras, es decir, no endosar responsabilidades individuales a través de un pacto de caballeros, la verdad es que no pasó mucho tiempo para que desde el comando del diputado Javier Macaya, calificaran el episodio como un “papelón”.
Los primeros indicios de lo que se viene, se dejó ver minutos después de la suspensión dictaminada por el Tribunal Supremo de la UDI. Por un lado, Macaya aseguró que hay que cuidar al partido, destacando que no es tiempo de sacar ventajas de este impasse. Sin embargo, al mismo tiempo, dos de sus hombres fuertes apuntaron, no tan disimuladamente, a la figura de la presidenta del partido.
Uno de ellos, el cientista político, y peso específico al interior del gremialismo, Gonzalo Cordero a través de sus redes sociales calificó de “papelón” lo ocurrido, enlazando aquello a los problemas que acusaron desde la lista de Macaya respecto del padrón electoral. “Por favor, no aumentemos la vergüenza tratando de explicar lo inexplicable”, espetó. En la misma línea, la ex ministra Magdalena Matte pedía que las elecciones fuesen organizadas por personas capaces y confiables, agregando que “advertimos que esta elección UDI no daba garantías”.
Dado este escenario, desde el sector de la lista oficialista, la primera parte de la estrategia para las dos próximas semanas considera lo que denominan “colocar las cosas en su lugar”. Es decir, la primera fila de escuderos buscará intentar contrarrestar lo que temen pueda ser la aplicación de una guerra sucia comunicacional.
El que se haya puesto en cuestión la legitimidad del padrón de votantes durante la recta final de la campaña, es una advertencia –dicen- de lo que se puede venir de aquí en adelante. Hasta este domingo la lista oficialista siempre –en público y en privado- presentaba una desbordante confianza, ahora saben, el escenario se licuó.
Si hay algo en que ambos comandos coinciden, es que en la próxima elección del 16 de diciembre el número de votantes disminuirá considerablemente. Esto a raíz que el sistema electrónico a cargo de la empresa E voting, entregaba la posibilidad de votar en cualquier lugar, independiente de donde estuviese inscrito el militante. Ahora, cuando se decida llevar a cabo la jornada electoral bajo el sistema de un lápiz y un papel, esa posibilidad se extingue, lo que obliga a ambos candidatos a salir a movilizar a los suyos nuevamente.
El nuevo padrón habilitado considera un 30 por ciento de militantes históricos, y que entienden, son los de mayor edad. En este contexto, las primeras conclusiones, dicen desde la casona ubicada en avenida Suecia, que los cálculos que existían hasta este domingo para ambos, cambian considerablemente, pues la gente de edad tiene más cultura de votación, no así la más joven. Un algoritmo que hasta la fallida elección electrónica no era factor.