Veremos en este 2019 –el próximo año hay elecciones municipales y, por tanto, será un momento de definiciones– si Lavín se anima a dar un paso más y convocar a otros sectores de la centroderecha que no están cómodos con la radicalidad que mostró Jacqueline van Rysselbergue en las elecciones del partido –incluida la visita a Bolsonaro– y, por supuesto, de Acción Republicana de Kast. Si quiere ser candidato presidencial, por ahora va en la ruta correcta. Ha logrado instalar temas nacionales desde el nicho protegido que es Las Condes, como la eliminación de las bolsas en los supermercados o, incluso, la prohibición de fumar en plazas y parques. Pero el punto de inflexión para este hombre pragmático está en construir una base de apoyo político transversal, con base en la centro derecha liberal –espacio que hoy tiene Felipe Kast–, pero con ramificaciones que pueden llegar incluso a la centroizquierda.
Todos los días, y en distintos horarios, los dirigentes de la UDI, el senador Ossandón, la ministra Cecilia Pérez y, por supuesto, Daniel Jadue, revisan sus teléfonos para verificar si Joaquín José Lavín Infante ha publicado un nuevo tuit o si ha lanzado una nueva idea o proyecto. Pero esta conducta repetitiva también la han desarrollado José Antonio y Felipe Kast, el tío y sobrino que representan los polos de la derecha chilena y, claro, de paso, confirman que la elite se autorreproduce y que, por tanto, nos permite identificar a los “clanes políticos” criollos: los Aylwin, los Frei, los Coloma, los Lagos. Todo en familia.
Y, por supuesto, los Lavín no son la excepción a la regla. Su hijo es diputado y está casado con la alcaldesa de Maipú. Pero, tal como analizamos la semana pasada en esta misma columna, no es cualquier nuera. Cathy ya se siente en carrera para ser candidata a La Moneda y ¿por qué no? Total, la presidenta de la UDI lo planteó. Cualquiera así se la cree. El problema es que la nuera generó de inmediato una suerte de competencia con el suegro por el mismo cargo. Pasa hasta en las mejores familias.
Definitivamente, Joaquín Lavín se convirtió en un bicho raro en la derecha. Irreconocible para muchos, según sus pares. Demasiado pragmático, flexible más allá de lo aconsejable. Por suerte que, al menos, no se ha salido del Opus Dei, piensan algunos. Pero lo cierto es que el alcalde ha cruzado las fronteras de la UDI hace rato. Atrás dejó la etapa de la “política flash”, esa que enciende los focos de las cámaras y tiene corta duración. Recordemos que por años el jefe comunal nos golpeaba cotidianamente con anuncios espectaculares, al estilo publicitario de Wom. Playas en plena ciudad, bombardeo de nubes, entre muchos otros “lanzamientos” que se esfumaron rápidamente.
[cita tipo=»destaque»]El Gobierno ha expresado duramente su rechazo a los proyectos “Machuca” –en sus tres versiones: el de Evópoli, de Lavín y ahora la oposición–, argumentando que la calidad debe ser el foco principal. Pero lo más probable es que el viento a favor se transforme en una tormenta difícil de administrar. Además, Lavín y Felipe Kast le facilitaron las cosas a una oposición que partió mirando esta discusión desde el palco y que, de seguro, luego capitalizarán como un triunfo. Para el Gobierno –y en particular Marcela Cubillos, que celebró antes de tiempo– este giro de un grupo “díscolo” representa una alerta roja para lo que será el alineamiento del oficialismo en los proyectos considerados esenciales.[/cita]
La versión 3.0 de Lavín ha incursionado en temas políticos profundos y complejos de la sociedad chilena. Ya nadie podría calificarlo solo de “cosista”, pese a que mantiene algunos de esos rasgos que le ayudan a estar bien posicionado en las encuestas. Hoy el alcalde tiene un eje claro: la integración. Ya el año pasado nos sorprendió con la propuesta de viviendas sociales conviviendo en barrios acomodados de Las Condes. La idea no solo fue un golpe a la cátedra para una derecha poco acostumbrada a aceptar que le cambien los paradigmas, sino principalmente porque Lavín “copió” el modelo a Daniel Jadue, el alcalde del PC que parece sentirse más que cómodo con Lavín. Tanta fue la irritación que causó la dupla LA-JA, que algunos dirigentes de RN presionaron a La Moneda para no dejarle el campo despejado al alcalde y hacer un anuncio que opacara al de Lavín Infante.
Pero en La Moneda aún no salen de su asombro y molestia por el golpe que Joaquín Lavín les propinó en el mentón. La propuesta “Machuca municipal” no solo va en una línea ideológica más propia de la centroizquierda, sino que también el anuncio fue en el momento más inoportuno. El Gobierno había logrado salir del caso Catrillanca y recuperar la agenda política gracias a “Admisión Justa”. Una apuesta bien planificada, testeada con encuestas –aseguran que hechas por Cadem– y coordinada con los partidos de Chile Vamos, para no descuidar ningún detalle. Pero no contaban con Lavín, que volvió a traer los nubarrones y desdibujar las sonrisas en el oficialismo.
De fondo, el alcalde le está entregando argumentos políticos e ideológicos a la oposición para cuando la discusión se apodere del Congreso desde marzo. Porque si el camino para el Ejecutivo estaba despejado hace dos semanas –para avanzar rápido–, hoy las cosas se ven complicadas y los culpables NO han estado en la oposición. Primero fue Evópoli, que tímidamente planteó como alternativa “Machuca liberal” –que consagraría el 30% de cupos en todo tipo de establecimientos para familias vulnerables–, sin embargo, la respuesta de La Moneda fue contundente, incluso, el Presidente Sebastián Piñera intervino personalmente frente a la directiva del partido que parece empezar a sentirse incómodo en la coalición de Gobierno. Y el incendio se controló, pero a medias.
Aún no alcanzaban a reponerse en La Moneda del exabrupto de Evópoli –que logró luego el respaldo de la oposición–, cuando Lavín lanzaba su propuesta.
En síntesis, el alcalde plantea que las escuelas más ricas puedan recibir a alumnos de escasos recursos bajo un financiamiento tripartito, a cargo del municipio, la familia beneficiada y el colegio receptor. También se han sumado a la idea del jefe comunal de La Condes Juan Manuel Palacios (UDI), alcalde de La Reina, y Felipe Guevara (RN), de Lo Barnechea.
El Gobierno ha expresado duramente su rechazo a los proyectos “Machuca” –en sus tres versiones: el de Evópoli, de Lavín y ahora la oposición–, argumentando que la calidad debe ser el foco principal. Pero lo más probable es que el viento a favor se transforme en una tormenta difícil de administrar. Además, Lavín y Felipe Kast le facilitaron las cosas a una oposición que partió mirando esta discusión desde el palco y que, de seguro, luego capitalizarán como un triunfo. Para el Gobierno –y en particular Marcela Cubillos, que celebró antes de tiempo– este giro de un grupo “díscolo” representa una alerta roja para lo que será el alineamiento del oficialismo en los proyectos considerados esenciales.
Pero más allá del “golpe Machuca” de Joaquín Lavín al Gobierno, lo claro es que el alcalde está en campaña para ser una carta competitiva para 2021. Lo acompañan las cifras y ha hecho una apuesta ideológica que rompe con su partido –¿hasta cuándo aguantará en la UDI o lo aguantarán en la UDI?– y que lo posiciona como un hombre de derecha moderna, alejándose de un José Antonio Kast, que está quedando cada vez más en el extremo derecho del arco político. También con este giro de contenido ideológico, Lavín descolocó a un Ossandón que parece estar quedando fuera del grupo de avanzada.
Veremos en este 2019 –el próximo año hay elecciones municipales y, por tanto, será un momento de definiciones– si Lavín se anima a dar un paso más y convocar a otros sectores de la centroderecha que no están cómodos con la radicalidad que mostró Jacqueline van Rysselbergue en las elecciones del partido –incluida la visita a Bolsonaro– y, por supuesto, de Acción Republicana de Kast. Si quiere ser candidato presidencial, por ahora va en la ruta correcta.
Ha logrado instalar temas nacionales desde el nicho protegido que es Las Condes, como la eliminación de las bolsas en los supermercados o, incluso, la prohibición de fumar en plazas y parques. Pero el punto de inflexión para este hombre pragmático está en construir una base de apoyo político transversal, con base en la centroderecha liberal –espacio que hoy tiene Felipe Kast–, pero con ramificaciones que pueden llegar incluso a la centroizquierda. La integración social y educacional apunta en esa línea. Total, gracias al “cosismo” ya tiene el piso asegurado para competir en 2021.