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Rodrigo Polanco, el influyente sacerdote UC denunciado por acoso sexual que aproblema a Ignacio Sánchez PAÍS

Rodrigo Polanco, el influyente sacerdote UC denunciado por acoso sexual que aproblema a Ignacio Sánchez

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Felipe Saleh
Por : Felipe Saleh Periodista El Mostrador
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El sacerdote y poderoso profesor de la Facultad de Teología de la UC fue acusado de acoso sexual por una estudiante, pero más tarde sobreseído en la investigación interna, que desestimó las acusaciones y cuestionó la moralidad de la denunciante, dejando al descubierto sus excelentes redes al interior de la casa de estudios, que incluso lo han hecho inmune al escándalo de Karadima, de quien era uno de sus más cercanos. La denunciante, sin embargo, a través de una abogada feminista, y fuera de todo pronóstico, logró que la Corte ordenara la apertura del sumario y de paso, propinara una dura derrota a Jorge Correa Sutil, abogado que representó la UC. [ACTUALIZADA. Ver N de la R al final de la nota]


«La formación integral de los estudiantes es un deber de las universidades”, escribió Ignacio Sánchez en una columna publicada ayer por El Mercurio. En el contexto del año académico que parte la próxima semana, el rector de la Pontificia Universidad Católica (PUC) incluyó un mensaje a los estudiantes. “Dentro de los atributos del perfil del egresado resulta relevante que los estudiantes sean capaces de discernir sobre las implicancias éticas de sus decisiones y actuar con integridad en todas las instancias del proceso formativo. En nuestra institución, hemos implementado el Código de Honor, documento que se firma al ingresar a la universidad que implica actuar con rectitud y honestidad, respetando los principios y valores que rigen a la UC”.

Uno de los problemas con los que Ignacio Sánchez va a partir en marzo tiene relación directa con el testimonio de una alumna de la UC, la estudiante K.H.M. Y con uno de sus profesores, Rodrigo Polanco Fermandois, el sacerdote -poderoso miembro de la Facultad de Teología de la UC- que es acusado de acoso sexual, precisamente por la citada alumna. Ignacio Sánchez ha mantenido una fuerte defensa corporativa en favor de Polanco, situación que lo mantiene en una incómoda posición al interior de la casa de estudios, dado que se suma a la defensa, también corporativa, que ha hecho de los médicos condenados en el magnicidio de Eduardo Frei Montalva.

Este caso, fuera de todo pronóstico, también tiene por las cuerdas al distinguido equipo legal de la Pontificia Universidad Católica que, por un lado, defiende a Polanco y, por otro, a la universidad. La estudiante, que es representada por una abogada de 29 años de la ONG feminista ABOFEM,  logró llevar a la universidad hasta la Corte Suprema, tribunal en que la institución que dirige Sánchez deberá probar que no vulneró un derecho constitucional de la alumna, tal como lo consignó la sentencia de la Corte de Apelaciones de Santiago del 16 de febrero de este año. Sentencia en la que la estudiante -a través de su representante legal- le propinó una sonada derrota al abogado Jorge Correa Sutil, exsubsecretario del Interior de Ricardo Lagos y exmiembro del Tribunal Constitucional.

El roomate de Karadima

El fin del “caso Polanco” fue una de las buenas noticias con las que la PUC cerró el 2018. El 31 de octubre, la denunciante fue notificada de que la universidad decidía sobreseerlo definitivamente a su exprofesor, a partir de que la investigación interna concluyó que los hechos en su contra no tenían fundamento. Un problema menos para Sánchez, que además terminó 2018 exhibiendo un acuerdo con las fuerzas que lideraron la toma feminista de la universidad a fines de ese año.

Además, Rodrigo Polanco no es cualquier profesor. Su nombre se hizo conocido por la opinión pública a partir de 2011, cuando estalló el caso de abuso sexual contra Fernando Karadima. Polanco tenía 25 años cuando empezó a frecuentar al sacerdote en 1985, y con el tiempo se transformó en su “espía”, encargado de controlar a los seminaristas y jóvenes que rodeaban al expárroco de El Bosque. Su cercanía al influyente círculo de Karadima fue rentable. Polanco, de carrera ascendente, llegó a ser director del Seminario Pontificio Mayor en 2003. Doctorado en Teología en Roma, tiene una contundente carrera académica y docente desde fines de los noventa. A principios de esa década y hasta 1994 vivió con Karadima en la parroquia de Avenida El Bosque 822.

Pero los problemas empezaron en 2011 cuando Juan Carlos Cruz, uno de los denunciantes de Karadima, lo apuntó como parte del círculo más estrecho en torno al sacerdote y sus actividades criminales. Cruz lo acusaba de vigilar opresivamente su conducta y de acusarlo a Karadima cuando se mezclaba con personas ajenas al grupo. Polanco le pidió perdón públicamente a Cruz por no “percibir su dolor” y luego, cuando declaró en el marco del proceso civil contra el Arzobispado, dijo que él también había sido víctima. “Durante muchos años sufrimos abusos de conciencia [por parte de Karadima]; yo en lo personal también. En la Iglesia de Santiago era conocido su estilo de dirección espiritual abusivo”, declaró en 2015 al ministro Juan Manuel Muñoz, a cargo de ese proceso.

A partir del reconocimiento de los abusos, Rodrigo Polanco ha sido prácticamente el único cercano a Karadima que no ha perdido peso al interior de la Iglesia católica. A diferencia de otros sacerdotes, como Andrés Arteaga, Diego Ossa o Juan Barros -también del círculo cercano a Karadima-, el puesto de Polanco -que ostentó en su momento- como director de Licenciatura en la Facultad de Teología lo convirtió en un “jerarca administrativo y político” con influencia sobre aspectos claves, como la asignación de horas a los profesores, pero también con acceso privilegiado al rector y a otras autoridades de la universidad, en el contexto de que Teología es una facultad cuyo desempeño importa especialmente al Vaticano, por ser un espacio donde se forman sacerdotes de todo el continente.

Profesor símbolo de la PUC

Por eso no fue sorpresa que Polanco fuese sobreseído en el sumario interno que hizo la universidad. Ninguno de los profesores que declaró en el proceso dijo nada en su contra, incluso una de las profesoras que en la denuncia de la estudiante es apuntada como otra presunta víctima de Polanco, lo defiende y señala que el motor de la acusación puede ser la animadversión que un exprofesor y pareja de la alumna tiene hacia Polanco.

En el mismo sentido declara Marcela Aranda. Esta profesora es la que denunció al jesuita Renato Poblete por abusos sexuales en su contra. De hecho, Aranda menciona a Rodrigo Polanco como una de las personas que la contuvo y a quien le contó los hechos. Sobre este caso, en que Polanco es el acusado, dice que “se explica esta denuncia por cuanto entre el profesor Polanco y [Mike] Van Treek existía odiosidad. Los hechos de connotación sexual son tres episodios ocurridos entre 2015 y 2017. Aranda dice que es “muy poco creíble” que Van Treek “por su personalidad haya conocido los hechos y no los haya denunciado”.

Precisamente este aspecto de la vida personal de la denunciante es el que más pesa en el expediente del sumario. La universidad consignó en el sumario que la alumna es pareja de Mike Van Treek, exprofesor de la Facultad que fue despedido en medio de diferencias académicas con Polanco.

Soledad Molina, abogada de ABOFEM, apeló a la decisión de la universidad y llevó el caso hasta la Corte de Apelaciones, que tuvo a la vista la causa y se dio cuenta de que en la carpeta se incluyeron “no una, sino diez fotos” de la estudiante, su pareja y el hijo de ambos menor de edad. Este aspecto fue decisivo para que el tribunal en su sentencia obligara a la universidad a repetir la investigación contra Polanco. Los jueces consideraron que se vulneró el derecho a la honra, garantía constitucional, de la víctima. La Corte es explícita al afirmar que al incluir este aspecto de la vida privada de la denunciante tiene por objeto “el desacreditar la denuncia de acoso sexual, sembrando no solo un haz de dudas respecto a la veracidad de los hechos, sino también respecto a las cualidades morales de K”.

La Corte consigna la situación de especial dificultad que experimentan las denunciantes de delitos sexuales. En ese sentido, el tribunal estableció que “existe un derecho básico, sustancial y elemental de toda persona que hace una denuncia sobre acoso sexual, cual es la protección a su dignidad e integridad, sin que pueda indagarse sobre la vida sexual o afectiva ajena a los hechos denunciados, menos aún en términos tales que ello pueda incidir en el resultado de la investigación”.

Por último, el tribunal también establece que la investigación no fue imparcial. La defensa de Polanco demuestra que el sacerdote está bien conectado. El abogado que lo representa es Arturo Fermandois, su primo, gremialista duro, cercano a Jaime Guzmán y exembajador de Chile en Estados Unidos durante el primer gobierno de Piñera. En su apelación, Fermandois dice que el propósito de la denuncia es enlodar la “brillante carrera académica de mi representado, tanto en Chile como en el extranjero».

“La recurrente y denunciante, a través de hechos falsos que jamás ocurrieron o que jamás tuvieron la connotación agraviante que le pretende, viene dañando en forma irreparable, irresponsable y profundamente injusta la carrera, fama y dignidad de Rodrigo Polanco hace casi un año”.

En efecto, la denunciante no dijo nada porque Polanco es un personaje vital en su objetivo de titularse. Él es quien designa la comisión de su examen y, al momento de ocurridos los hechos, ella era estudiante de tercer año y le quedaban ramos pendientes impartidos por él. Pero el apoyo de otros estudiantes que reclamaban un protocolo claro al respecto y la visibilización de otros casos, la motivó a denunciar a mediados de 2018.

Ignacio Sánchez distinguió a Polanco con el premio Excelencia Docente en 2013, y por esta razón puso en este caso para representar a la universidad al abogado Jorge Correa Sutil, exministro y experto constitucionalista. Correa presentó una apelación de 18 páginas en la que asegura que la investigación estuvo bien hecha, que no se vulneró a la víctima y que no se encontró fundamento a los “rumores” que daban cuenta solo de la tensión al interior de la facultad.

Para la abogada de ABOFEM, el caso de Polanco refleja “una protección institucional que sobrepasa cualquier dimensión local. Respecto del recurso de protección, este se enfocó en el actuar arbitrario de las autoridades, que queda demostrado en la política interna de la universidad, que solo defiende a los académicos denunciados y no a las denunciantes sobre quienes cuestiona su calidad moral”.

Corte Suprema

En la Corte Suprema está el espacio decisivo para resolver este caso, pero el máximo tribunal también es el lugar donde Polanco, a través de la universidad, se ve mejor aspectado que la alumna que lo denuncia, debido a las relaciones laborales que vinculan a algunos miembros del máximo tribunal con esa casa de estudios.

En la Tercera Sala, a cargo de decidir sobre el recurso, participa la abogada Ángela Vivanco, cercana a RN, y profesora de la Facultad de Derecho en la PUC. Además, Vivanco estuvo casada -hasta que se separó canónicamente- con el abogado Raúl Madrid, exsecretario general de la Universidad Católica. Vivanco puede inhabilitarse, pero no está obligada a hacerlo [* Ver N de la R al final de la nota]

Por otro lado, en la misma sala está el ministro Arturo Prado, de perfil conservador, cercano al oficialismo y al abogado Arturo Fermandois, representante de Polanco.

* N de la R:  El Poder Judicial aclaró que la ministra de la Corte Suprema, Ángela Vivanco, presentó su declaración de inhabilidades en agosto del año pasado, cuando asumió el cargo, por lo que se encuentra inhabilitada para pronunciarse en este caso por ser profesora de la Pontificia Universidad Católica. Así mismo, se aclara que la denuncia contra el sacerdote es por acoso y no por abuso sexual.

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