Desde 2010, el Ministerio de Obras Públicas (MOP) ha decretado en 15 oportunidades a la provincia de Petorca como zona de escasez hídrica. Sin embargo, la situación crítica no ha mermado. El vocero de Modatima, Rodrigo Mundaca, apunta directamente a la falta de institucionalidad en la materia. Por otra parte, según el hidrólogo Roberto Pizarro, hay dos elementos fundamentales que no se están tomando en cuenta: investigación y desarrollo.
Este viernes se celebra el Día Mundial del Agua, declarado así por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en 1992. Según datos del organismo, 2,1 millones de personas en todo el mundo viven sin agua potable en sus casas, mientras que el 80 por ciento de las personas de este planeta que tienen que usar fuentes de agua no seguras o no protegidas vive en las zonas rurales.
En Chile, esta pareciera ser una realidad distante. Sin embargo, es mucho más cercana de lo que parece. En la provincia de Petorca, en la Región de Valparaíso, los habitantes sufren las consecuencias de las escasez de agua, producto de la plantación desmedida y sin control de palto, árbol que demanda enormes cantidades del vital líquido.
La situación no es nueva. Desde hace años, diversas organizaciones y movimientos preocupados del medio ambiente, como el Movimiento de Defensa por el acceso al Agua, la Tierra y la Protección del Medio Ambiente, Modatima, han denunciado el uso indiscriminado de este limitado recurso en detrimento de la calidad de vida de los habitantes de Petorca, quienes se han quedado sin acceso al agua, a pesar de ser un derecho humano.
El vocero de este movimiento, Rodrigo Mundaca, ha sido uno de los más críticos de lo que ocurre en Petorca, provincia donde -asegura- 70 por ciento de la población depende de los camiones aljibe, particularmente en las comunas de Petorca, La Ligua y Cabildo.
«La situación es bastante dramática (…) las comunas de la La Ligua, Cabildo y Petorca son comunas que forman parte de la provincia de Petorca, y la provincia de Petorca, después de la provincia de Quillota, es la provincia más importante del país en producción de palta hass de exportación, un fruto de origen tropical que demanda enormes cantidades de agua, y hoy día debemos tener comunas (…) donde el 70 por ciento de la población depende de los camiones aljibe. Lo mismo ocurre con la comuna de Cabildo, y un porcentaje de la población de La Ligua está en la misma condición», comentó Mundaca a El Mostrador.
Desde 2010, el Ministerio de Obras Públicas ha decretado a la provincia de Petorca como zona de escasez hídrica en 15 ocasiones. El último decreto data del 30 de enero de este año, vigente por seis meses. Sin embargo, la crisis no ha mermado. Al contrario, ha empeorado, según Mundaca, quien apunta directamente a la falta de institucionalidad en la materia.
«En la provincia de Petorca no ha disminuido la plantación en los cerros de palto, sino que muy por el contrario se ha seguido incrementando, hay una ausencia absoluta de institucionalidad, no obstante que el gobierno de (Sebastián) Piñera, en boca de Lucas Palacios, que es el subsecretario de Obras Públicas, a mediados del 2018, confirmó la extracción ilegal de agua, sin embargo no hay ningún tipo de sanción, no se conoce quiénes son los empresarios que hoy día están robando agua, y hay situaciones que han venido ocurriendo de forma bastante consecutiva», dijo.
La grave crisis de escasez hídrica en Petorca ha sido verificada por el Instituto Nacional de Derechos Humanos (INDH). En 2013, el Instituto incluyó en su Informe Anual Situación de los Derechos Humanos en Chile, un capítulo dedicado a la la violación del derecho humano al agua, consignando a la provincia de Petorca como un ejemplo del «complicado panorama regional de escasez del elemento vital».
Un año más tarde, una misión de observación del INDH confirmó que efectivamente «existían problemas graves en torno al acceso al derecho humano al agua, entre ellos, la sequía que afecta la zona y la priorización de uso del agua para actividades agroindustriales, tales como cultivos de nogales y paltas». Ello, a pesar de que el informe de observación -que se llevó a cabo entre julio y octubre de 2014- señaló que la provincia de Petorca vivía en ese momento una sequía que había perdurado por 7 años, mientras que el déficit de precipitaciones bordeaba el 60 por ciento.
«Durante las últimas décadas se produjo un desarrollo masivo de la actividad agrícola, generando un aumento del cultivo de laderas, lo que incrementó el consumo de agua, tanto por el aumento del suelo regado, como por las nuevas especies cultivadas, especialmente paltos, que requieren gran cantidad de agua para su desarrollo», dice el documento.
Cinco años más tarde, todo sigue igual. Así lo constató el INDH en una nueva misión de observación para actualizar los datos recopilados en 2014. Entre sus conclusiones, el organismo constató que «la escasez hídrica no solo se debía a la falta de precipitaciones y sequía en la zona, sino que además a los siguientes factores: El cambio de uso de suelos que generó la agricultura (paltos y cítricos), otorgamiento de derechos de aprovechamiento de aguas en cuencas extinguidas y priorización de la función productiva del agua por sobre el consumo humano».
El organismo también concluyó que «las empresas agrícolas y mineras no evalúan el impacto que sus faenas generan en las comunidades, afectando los derechos de sus habitantes». El informe sostiene -además- que el derecho humano de acceso al agua se encontraba bajo amenaza, considerando que poblaciones enteras estaban siendo abastecidas por camiones aljibe. «Los pequeños agricultores no podían acceder al agua para el riego de sus cultivos, comprometiendo sus economías locales y sus formas de vida, afectando con ello su derecho a la alimentación adecuada».
Ante este complejo panorama, Rodrigo Mundaca apunta sus balas directamente al Presidente Sebastián Piñera. «Hoy día la situación es bastante dramática y observamos como el Gobierno de Piñera continúa majaderamente señalando la certeza jurídica sobre la propiedad privada de las aguas, y señalando también que los derechos de agua se van a continuar entregando de forma perpetua, y no hay ninguna ofensiva fiscalizadora, que logre ordenar los territorios y que logre finalizar el robo de agua que es bastante evidente en la provincia de Petorca».
Muchos expertos en el tema hídrico coinciden en que Petorca es el «símbolo del robo de agua» en Chile. Para el hidrólogo Roberto Pizarro, esta provincia es «el ejemplo emblemático de cómo no se deben hacer las cosas en zonas áridas y semiáridas».
«Cuando yo tengo pocos recursos hídricos, esos recursos hídricos están limitados en función de las características de ese territorio, y obviamente que cultivos como el palto, que demandan alrededor de 12 mil metros cúbicos por hectárea y por año, nos plantean una demanda que está muy por sobre las capacidades de un ecosistema, porque el número de las mismas supera la oferta posible en escenarios de variabilidad y cambio climático», dijo Pizarro a El Mostrador.
Para el hidrólogo, hay dos elementos fundamentales que no se están tomando en cuenta: investigación y desarrollo. Pizarro cuestiona: «¿Cuántas son las disponibilidades de agua superficiales, cuáles son las subterráneas? Las aguas subterráneas que estamos consumiendo hoy ¿De qué período vienen? ¿Son renovables? ¿Se están recargando? ¿Es esto sustentable? Y nos ha faltado esa primera parte, porque cualquier política pública que se haga ahora necesita conocimiento especialmente en escenarios restrictivos, y ese conocimiento es el que carecemos actualmente. ¿Se ha empeorado la situación? No tengo ninguna duda».
A ello, agrega otro factor: un Código de Aguas restrictivo que no tiene un ordenamiento jerárquico en sus usos. Es decir, «nosotros debiéramos tener un Código de Aguas que primero priorice el consumo humano. A partir de la priorización del consumo humano, podemos pensar en los otros usos. Por tanto las políticas públicas no saben para dónde apuntar, porque no hay un conocimiento de qué es lo que está ocurriendo, en segundo lugar estamos restringidos por el marco de un Código de Aguas».
Desde las esferas políticas también han sido críticos en la crisis hídrica que afecta a Petorca y a otras comunidades. En ese sentido, el senador Guido Girardi (PPD) apunta directamente al Gobierno por querer entregar derechos de agua a perpetuidad, lo que califica como una «propuesta indecente».
«Hasta el año 80, como en todos los lugares del planeta, el agua era un bien nacional de uso público, y por lo tanto, susceptible de ser regulada, poder establecer prioridades de uso, poder caducar derechos cuando se usan mal, poder destinar agua preferentemente para consumo humano o para producción de alimentos, y eso en Chile no se puede hacer. Lo que quiere hacer el Gobierno es premiar a los especuladores, premiar a los que se apropiaron de derechos que no eran para su uso sino para especular. Es un premio a la especulación, al abuso. Nosotros evidentemente no lo vamos a aprobar jamás», dijo Girardi.
El senador adelantó que este viernes, en el marco del Día Mundial del Agua, lanzarán una campaña llamada «Agua de Todos», cuyo objetivo es reformar la Constitución y declarar el agua como un derecho humano. «Agua para Todos» contará con el apoyo de diversos parlamentarios, entre ellos, Guido Girardi, Adriana Muñoz, Juan Luis Castro, Víctor Torres, Catalina Pérez y Cristina Girardi. También estarán presentes el rector de la Universidad de Chile, Ennio Vivaldi, la presidenta de la Academia Chilena de Ciencias, Cecilia Hidalgo, el obispo evangélico, Jorge Méndez y la ecologista Sara Larraín.
A largo plazo, pareciera que la crisis hídrica en Petorca no tiene solución. Las medidas poco eficientes y la falta de una institucionalidad fuerte para combatir el problema no están dando resultado. Para Rodrigo Mundaca el problema es estructural, y apunta -como una solución- a hacer del agua un bien común y un derecho humano. también sostiene que es fundamental reconstruir una nueva institucionalidad hídrica que no se encuentre coaptada por el modelo de negocios que hay en torno a este bien común.
Además, asegura que «es fundamental, y estamos trabajando en eso, una formulación de una ley popular de agua que coloque en el centro de la discusión hacer del agua un bien común y un derecho humano, que restituya la propiedad del agua al dominio de la tierra, y que restructure toda la organización en torno a las 101 cuencas. Hoy día no es posible que las comunidades no tengan voz ni voto respecto a la administración de las aguas, con respecto al uso de las aguas, respecto al ejercicio de las aguas».
«Hoy día claramente las soluciones que propone el Gobierno dicen relación con más mercado, más mercantilización, más privatización, y la verdad que hoy día toda la jurisprudencia internacional, todo el mundo coincide que las próximas guerras son por el agua, todo el mundo coincide, a propósito del día mundial del agua, de que hay que dar un uso sustentable, racional, democrático a las aguas y eso hoy día en Chile no sucede», finalizó.
Por otra parte, Roberto Pizarro apunta directamente a una modificación al Código de Aguas. También habla de una «prelación al uso», es decir, limitar los derechos de agua.
«Nosotros damos derechos de agua que es un bien nacional de uso público, y las entregamos ad eternum. Yo creo que todos los derechos de agua nuevos que faltan por entregar que son muy pocos, serían con efecto limitado en el tiempo. Se hablaba de 30 años, y eso no significa que se lo van a quitar a los 30 años, significa que si a los 30 años, la persona que se lo dieron para agricultura lo sigue haciendo en agricultura, continúa en agricultura. Pero si lo usa para especular o en algún momento para hacer carecer a una población del recurso hídrico, obviamente eso no es lo mismo. Primero el uso doméstico, segundo la limitación en la extensión de los derechos», comentó.
El académico de la Universidad de Talca también plantea caducar los derechos de agua ya otorgados, dado caso que fuese necesario. «Hay que pensar que este código se hizo en los 80 cuando tuvimos la década más lluviosa del siglo pasado, y donde había una gran oferta de agua. Nosotros hemos incrementado nuestro consumo de agua tres veces desde el año 90 a la fecha».
Pizarro igualmente sostiene que el modelo de crecimiento económico de Chile está acoplado al consumo de agua. Actividades como la minería, la actividad forestal, la agricultura, piscicultura y turismo, dependen del agua. Ante esto, el hidrólogo lanza la siguiente pregunta: «¿Tendremos el agua suficiente para seguir creciendo en este modelo?». Con el escenario actual, todo apunta a que no.