Nuestro país ha sido reconocido internacionalmente como un ejemplo en el impulso y desarrollo de las energías renovables, el desarrollo de la energía solar la posiciona en la tercera fuente de energía nacional. Hay que aplaudir ese hecho y seguir en ese camino, más a fondo, profundo, bajo tierra. Ya que además del Sol, tenemos la fortuna de contar con otra energía renovable inagotable bajo nuestros pies, la geotermia, que nos permitiría liberar a nuestra matriz de los combustibles fósiles.
Existe una gran diferencia entre detener un cambio y frenar un desastre. La primera puede permitirse tiempos largos de solución, la segunda requiere acciones decididas. Durante la última sesión de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP), la declaración más potente y mediática nos advertía de la urgencia: “Ustedes solo hablan de seguir adelante con las mismas malas ideas que nos metieron en este lío, incluso cuando lo único sensato que pueden hacer es poner el freno de emergencia”, el discurso vino por parte de una activista adolescente, la sueca Greta Thumberg, y sus fotos y palabras son las memorias que más perduran hoy, no solo por lo novedoso de la interlocutora, sino porque sus declaraciones relucen una verdad incómoda: que las autoridades aún no logran tomar acuerdos concretos para reducir el aumento de la temperatura del planeta. ¿Qué puede aportar Chile a este escenario lleno de declaraciones voluntariosas y poca acción ahora que seremos sede de la próxima COP en diciembre?
Durante la próxima COP 25 seremos el foco de atención mundial sobre cambio climático. ¿Qué le vamos a contar a Greta? Se postula que un aumento de 2ºC en la temperatura del planeta podría traer consecuencias graves (¿irreversibles?) para la humanidad. El cambio climático es una realidad científicamente demostrada, la temperatura de la Tierra ha ido aumentando progresivamente, y una gran parte de la comunidad científica acepta que hemos entrado en el Antropoceno, un nuevo tiempo geológico en donde se pone de manifiesto el efecto del hombre en el clima de la Tierra. Son los tiempos en los que crecerá Greta, quien nos recuerda que “ustedes dicen que aman a sus hijos, pero les están robando su futuro”.
Ante este escenario pesimista, Chile tiene buenas nuevas que aportar. Nuestro país ha sido reconocido internacionalmente como un ejemplo en el impulso y desarrollo de las energías renovables, el desarrollo de la energía solar la posiciona en la tercera fuente de energía nacional. Hay que aplaudir ese hecho y seguir en ese camino, más a fondo, profundo, bajo tierra. Ya que además del Sol, tenemos la fortuna de contar con otra energía renovable inagotable bajo nuestros pies, la geotermia, que nos permitiría liberar a nuestra matriz de los combustibles fósiles. Ya hemos demostrado como país que se puede generar electricidad con geotermia.
Tenemos la primera planta geotérmica de Sudamérica en Cerro Pabellón con una potencia instalada de 48 MWe (en proceso de expansión a 33 MWe adicionales) que ayudará a dejar de emitir 160,000 toneladas anuales de CO2. Pero como país debemos aspirar a más. Debemos mirar a este recurso inagotable también como una forma de combatir la contaminación de nuestras ciudades del centro y del sur. El invierno está a la vuelta de la esquina y volveremos a ver, como en la película “El día de la marmota”, esas imágenes de Temuco, Osorno, Coyhaique, Chillan, Santiago con una cubierta de smog que nos asfixia y envenena. La calefacción distrital con geotermia es una solución a la quema de leña. Es una tecnología probada y contamos con el recurso. ¿Por qué no miramos entonces esas experiencias exitosas y nos decidimos, de una vez por todas, a combatir esa contaminación que nos mata y, además, contribuye al calentamiento global?
Chile tiene esta oportunidad de ser el próximo escaparate mundial del cambio climático. Aprovechemos esta instancia en la que seremos locales para, como sociedad, exigir un mundo más vivible. Y que nuestros políticos aprovechen esta instancia del COP25 para mostrar que, desde este pequeño y remoto país, David quiere mostrar un camino para vencer al temible Goliat del calentamiento global, porque como dice Greta “nunca eres demasiado pequeño para marcar la diferencia”.