Fuentes de Gobierno confirmaron que la vinculación pública del asesor ministerial con uno de los negocios de Fuente-Alba, entre los años 2010 y 2012, activó un fuerte “control de daños” en La Moneda para blindar al hombre de confianza de Chadwick. No se quedaron ahí. En Palacio se elaboró un documento –una suerte de minuta– con “ideas fuerza” y argumentos específicos para defender a Lira frente a una eventual ofensiva mediática contra el funcionario, acostumbrado a aparecer frente a las cámaras por temas más rentables en televisión, como las medidas antidelincuencia o desde su rol como concejal. Dicho dossier circuló por varias oficinas de la sede del Ejecutivo, escritorios de asesores y de algunos ministros.
Su cercanía con Andrés Cahdwick lo ha transformado en uno de los «protegidos» de Palacio. No por nada, cuando se hizo público el vínculo del coordinador de políticas públicas intersectoriales del Ministerio del Interior, Cristóbal Lira, con los negocios irregulares del ex comandante en Jefe del Ejército, Juan Miguel Fuente-Alba, se activaron todas las alarmas en La Moneda. Es que Ditec –empresa en la que Lira tiene activa vinculación– es una concesionaria de autos de lujo, representante en Chile de Land Rover, Volvo, Jaguar y Porsche, la cual vendió más de cien vehículos a los militares, adquisiciones que hoy investiga el Ministerio Público.
Fuentes de Gobierno confirmaron que la vinculación pública de Lira con uno de los negocios de Fuente-Alba, entre los años 2010 y 2012, fechas en las que el hoy asesor cumplía funciones de subsecretario de Prevención del Delito en la primera administración piñerista, activó un fuerte “control de daños” en La Moneda para blindar al hombre de confianza de Chadwick.
En ese momento, Lira tenía un representante en el directorio de Ditec, pero seguía siendo parte de la propiedad cuando se concretó el negocio. No por nada su vinculación preocupó en Palacio y, especialmente, en el Ministerio del Interior, donde en un par de reuniones se evaluó el impacto que podía tener.
No se quedaron ahí. Diversas fuentes gubernamentales corroboraron que en La Moneda se elaboró un documento –una suerte de minuta– con “ideas fuerza” y argumentos específicos para defender a Lira frente a una eventual ofensiva mediática contra el funcionario, acostumbrado a aparecer frente a las cámaras por temas más rentables televisivamente, como las medidas antidelincuencia o desde su rol como concejal de Lo Barnechea. Dicho dossier circuló por varias oficinas de Palacio, escritorios de asesores y de algunos ministros.
En La Moneda se ocuparon de que la situación de Lira con una de las aristas del caso Fuente-Alba no llenara mucho espacio en la agenda. Por eso, el control de daño –de acuerdo a lo que recalcaron varias fuentes de Gobierno– incluyó gestiones directas de la administración piñerista con representantes de algunos medios de comunicación para blindarlo y «venderlo» como una figura relevante de Palacio que, en cualquier momento, puede asumir como subsecretario o ministro en el próximo ajuste ministerial.
[cita tipo=»destaque»]Tal como lo hace el abogado Luis Hermosilla, la interacción de Lira es casi exclusiva con el ministro Chadwick y casi nula con el subsecretario de dicha cartera, Rodrigo Ubilla. Fuentes de Gobierno incluso precisaron que, a raíz del problema con la compra de terrenos en la Región de La Araucanía, se ha deslizado el nombre de Lira como un posible sucesor de Ubilla, pues sería mucho más funcional a la estrategia definida por el ministro del Interior para este año.[/cita]
En los pasillos de la sede gubernamental se entiende que Cristóbal Lira, más que un asesor del Gobierno de Sebastián Piñera, es un nombre de extrema confianza y sobre todo funcional al ministro Chadwick. Es asesor remunerado de Interior, bastante influyente en las decisiones que en dicho ministerio se toman, pero no necesariamente es una figura que circula con regularidad por Palacio. “No tiene oficina en el Patio de Los Canelos”, explicaron en el Ejecutivo, mientras otros en La Moneda recalcaron que “va de vez en cuando” y no es de los asesores que “prepara informes ni minutas”.
Tal como lo hace el abogado Luis Hermosilla, la interacción de Lira es casi exclusiva con el ministro Chadwick y casi nula con el subsecretario de dicha cartera, Rodrigo Ubilla. Fuentes de Gobierno incluso precisaron que, a raíz del problema con la compra de terrenos en la Región de La Araucanía, se ha deslizado el nombre de Lira como un posible sucesor de Ubilla, pues sería mucho más funcional a la estrategia definida por el ministro del Interior para este año.
En el portal de Transparencia no existe información disponible sobre las funciones que desempeña Lira ni la remuneración que recibe. Por eso, hace unas semanas, el diputado DC Gabriel Silber envió un oficio a La Moneda para que se aclare una serie de puntos sobre el rol oficial del asesor de confianza de Chadwick, del cual hasta hoy no ha tenido respuesta.
Para entender las redes políticas de Cristóbal Lira, hay que retroceder hasta el primer Gobierno de Piñera y revisitar a personajes que ya no están en la política activa. Lira fue el que recibió todos los créditos por la reconstrucción después del terremoto en febrero de 2010. El entonces ministro del Interior, Rodrigo Hinzpeter, y su jefe de gabinete –luego ministro del Trabajo– Juan Carlos Jobet, trabajaron para posicionar a Lira en la Subsecretaría de Prevención del Delito, luego que consiguieran sacar a su antecesor, Jorge Nasser, por un supuesto exceso de protagonismo.
Lira encajaba mucho mejor con el perfil de subalterno eficiente que buscaba Hinzpeter. Algo muy similar a lo que ocurre ahora entre Lira y Chadwick.
A través de Jobet, construyó lazos con los militantes de Horizontal, el antecedente de Evópoli, la “derecha moderna” del oficialismo. Paralelamente, Lira mantuvo los vínculos que lo unen familiarmente con RN a través de su entonces jefe de gabinete, Carlos Charme, actual director de Senda, que depende de Interior.
Cristóbal Lira Ibáñez (61), casado, ocho hijos, partió trabajando como supervisor en la fiambrería de los supermercados que levantó su tío y padrino, Manuel Ibáñez Ojeda, fundador de Distribución y Servicio (D&S). Llegó a ser el gerente general de la compañía controladora de supermercados Lider entre 2002 y 2004. Pero en septiembre de ese año, la empresa registró una baja del 75% en las utilidades y su primo hermano, Nicolás Ibáñez Scott, tuvo que despedirlo.
De todas formas, Lira tenía participación en la firma a partir de las acciones que le regaló su padrino en los tiempos en que la compañía operaba los supermercados Almac y que con el tiempo hizo crecer, demostrando su habilidad con los negocios. Su porcentaje de acciones le permitió participar de la venta a la estadounidense Walmart, a fines de 2008.
Estudió Ingeniería Comercial en la Universidad que fundó su abuelo Adolfo Ibáñez Boggiano. Y ya fuera de la administración de D&S, se metió en un par de negocios que le han asegurado su buen pasar. El 5% de Cruzados SDAP que controla al club de fútbol Universidad Católica; Glasstech, una fábrica de derivados de vidrio de la que salió el 2009; y Ditec, una de las sociedades en la que tiene mayor participación e injerencia, y que lo mantiene con un pie en el mundo privado hasta hoy. La distribuidora de autos de lujo es la que tiene a Lira ligado a los manejos irregulares de recursos del ex comandante en Jefe del Ejército.
Su tío, Pedro Ibáñez, es uno de los fundadores de Renovación Nacional, ligado al sector más conservador del ex ministro de la dictadura, Sergio Onofre Jarpa.
Lira nunca estuvo en política activa sino hasta el terremoto del 27 de febrero de 2010. En aquel momento pasaba sus vacaciones en una carpa cerca de la casa que tiene en el Lago Riñihue. Con las rutas principales cortadas después del sismo, cruzó hasta Santiago por caminos interiores en una “odisea” que lo dejó impactado. Tanto, que al día siguiente llamó al entonces senador RN Alberto Espina, para ofrecerse a ayudar con lo que sabía: logística y distribución, en primera instancia de alimentos, pero luego de las viviendas de emergencia.
Conocía a Espina –hoy ministro de Defensa– por los grupos de trabajo que se armaron para legislar sobre el robo hormiga en supermercados cuando él era gerente de D&S. Inmediatamente comenzó a participar del comité de emergencia. Piñera y Hinzpeter quedaron extasiados con su estilo de gestión y al poco tiempo lo nombraron a cargo del comité que se conformó para impulsar la reconstrucción, grupo que tuvo más poder que la Onemi.
En los registros del Gobierno, se consigna que bajo la supervisión de Lira se construyeron 80 mil mediaguas en cuatro meses, gestión que ayudó al Presidente Piñera a mostrar una reconstrucción eficiente. En todo caso, la Contraloría General –entonces encabezada por Ramiro Mendoza– determinó que en la última etapa de ese período se compraron viviendas con un sobreprecio cercano a los $825 millones.
Durante su trabajo en la emergencia del terremoto, Lira se relacionaba todos los días con los generales de Ejército en las zonas con problemas. Además de las policías y los oficiales de la Armada.
El propio Lira es reservista de la Armada con grado de teniente 1°. Es fanático de la navegación. Socio del Club de Yates de Papudo y propietario de tres embarcaciones. Es asimismo socio del Club de Golf Los Leones, uno de los más exclusivos de Chile.
Su pasada en la estratégica subsecretaría a cargo de la seguridad ciudadana en el Ministerio del Interior, lo perfiló como “el hombre fuerte de Piñera”, manera en que se presentó con éxito a las elecciones municipales de 2016, donde resultó electo concejal por Lo Barnechea.
Apenas dejó el Gobierno se convirtió en un crítico regular del mandato de Michelle Bachelet en temas de seguridad ciudadana. Aunque mientras duró su gestión fueron cerca de 20 los proyectos de ley vinculados a su repartición que fueron rechazados en el Congreso, uno de los más emblemáticos fue el control de identidad dentro de la denominada “Ley Hinzpeter” en 2013.
La administración Bachelet vio sangre cuando la Contraloría nuevamente detectó un gasto irregular en el programa Alerta Hogar, un sistema para avisar emergencias vía mensajes de texto, que costó unos 1.400 millones de pesos y fue un fracaso, porque dejó de operar al poco tiempo de ser implementado. A pesar de eso, el círculo de Piñera y en especial el de Chadwick, se han preocupado expresamente de proteger la reputación de Lira, para mantenerlo como posible carta para entrar a un puesto de primera línea en el gabinete.