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Oración por los humedales Opinión

Oración por los humedales

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Jorge Costadoat
Por : Jorge Costadoat Sacerdote Jesuita, Centro Teológico Manuel Larraín.
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Hace poco el Senado revisó una ley para proteger estas maravillas de la naturaleza. Ahora le toca a la Cámara de Diputados. No hay legislación para proteger humedales y su única defensa son algunos alcaldes buena onda que no aguantan presiones. Dios todopoderoso y eterno, creador del cielo y de la tierra, danos una mano.


Es para preocuparse. Los humedales de Chile están en peligro. Son miles, ¿pero porque son muchos podemos dejar morir algunos? La COP25 es una oportunidad para que el Gobierno haga algo por salvarlos, porque son verdaderos paraísos.

¿Qué es un humedal? “Son un tipo de ecosistemas donde el agua es el principal factor controlador del medio, definiendo su vegetación y fauna asociada. Esto incluye agua dulce y salada. Los humedales están entre los ecosistemas más productivos del mundo, es decir, son máquinas de producción de vida. Sin embargo, existen en pequeñas porciones del planeta, por lo que su valor para plantas, animales y otros organismos, incluyendo al ser humano, es gigantesco” (cf. “Chile, país de humedales: 40 mil reservas de vida”).

¿Cuál es el problema? Las inmobiliarias los están destruyendo. Camiones, retroexcavadoras, métale tierra, métale más. Haga cimientos. Cemento, más cemento. Como si los humedales fueran solo pantanos.

No me refiero simplemente al caso de los adolescentes que con su motos a cuatro ruedas arrasan las docas, los totorales, rompen los huevos de los pilpilenes, desmoronan las dunas y aplastan a anfibios. Tampoco hablo de la basura. Algunos humedales se han convertido en chancheras, con plásticos, gomas y putrefacción. Hablo de los empresarios inconscientes, del rico bárbaro y codicioso, distinto del rico que compra tierras para conservar la naturaleza.

En algunos lugares, nuevamente el pueblo mapuche peligra porque le quitan las aguas y quiebran los ecosistemas en los cuales por siglos han desplegado sus vidas. La misma lógica mercantil, desarrollista y despiadada que extinguió a los changos y los selknam, menoscaba día a día la vida del mapuche.

[cita tipo=»destaque»]No me refiero simplemente al caso de los adolescentes que con su motos a cuatro ruedas arrasan las docas, los totorales, rompen los huevos de los pilpilenes, desmoronan las dunas y aplastan a anfibios. Tampoco hablo de la basura. Algunos humedales se han convertido en chancheras, con plásticos, gomas y putrefacción. Hablo de los empresarios inconscientes, del rico bárbaro y codicioso, distinto del rico que compra tierras para conservar la naturaleza.[/cita]

Dios todopoderoso y eterno, creador del cielo y de la tierra: se alega contra la quema de camiones. ¿Es esta más violenta que invadir las tierras indefensas, secar los humedales y matar la vida que tanto te costó inventar?

Un humedal es un ecosistema acuático de una intensidad vital impresionante. Allí conviven múltiples especies. En el Tricao he registrado más de 60 especies de aves: zarapitos, pidenes, taguas de cresta amarilla, de cresta roja, pimpollos, siete colores, triles, huairavos, huairavillos, cisnes, garzas cuca, tantos pájaros de una belleza incomparable. En un tiempo hubo pejerreyes.

Hay humedales clave para la migraciones de aves que van todos los años de uno a otro hemisferio. Los Ramsar. El Yali, por ejemplo. En los humedales conviven y viven unos con otros, unos de otros, insectos, mamíferos, aves, peces, especies vegetales, algas, y también olores, sonidos y colores. Son una preciosura. ¿Cuánta vida microscópica habrá en estos tesoros acuáticos? De allí vienen los seres vivos. La humanidad.

Los humedales son los riñones de Chile: amortiguan los vendavales, conservan las aguas, absorben el dióxido de carbono y generan oxígeno.

Dios todopoderoso y eterno, creador del cielo y de la tierra: ¿cuántos siglos te tomó pensar en un coipo? ¿Cuánto te demoraste en crear un sapito de Darwin?

Hace poco el Senado revisó una ley para proteger estas maravillas de la naturaleza. Ahora le toca a la Cámara de Diputados. No hay legislación para proteger humedales y su única defensa son algunos alcaldes buena onda que no aguantan presiones.

Dios todopoderoso y eterno, creador del cielo y de la tierra, danos una mano. Si no lo haces, si los parlamentarios tampoco, daremos la pelea solos.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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