Si bien el acuerdo suscrito a principios de mes pareciera un decálogo de compromiso y de buenas intenciones, observamos un primer problema que ha enfrentado. Existe una ausencia total respecto de incorporar temas que apunten a la igualdad de género y al avance en Derechos Humanos de las mujeres, cuestión que llama considerablemente la atención, en especial si es de público conocimiento que algunos de los partidos políticos que suscriben el acuerdo se han declarado feministas.
El 2 de abril se firmó en el Congreso Nacional un acuerdo entre las bancadas de oposición, de quienes fueron electos y electas como diputados y diputadas, donde, reconociendo las diferencias entre los proyectos políticos que representan, se comprometen a generar espacios de debate y coordinación en la mayor cantidad de temas posibles y aludiendo a su responsabilidad con la ciudadanía que los escogió.
De esta manera buscaron marcar una carta de navegación conjunta en temas como la reforma al sistema de pensiones, impedir que en materia tributaria se lleven adelante modificaciones que reduzcan los recursos indispensables del Estado, no aceptar ningún retroceso a la Ley de Inclusión, construir acuerdos mínimos frente a la agenda laboral, ejercer la mayoría parlamentaria para que el Congreso abra espacios institucionales de diálogo con los Pueblos Indígenas, especialmente con el Pueblo Mapuche, y promover un debate político riguroso como forma de responder al populismo y demagogia legislativa del Gobierno. Además, legislar a favor del combate a la delincuencia con medidas integrales y efectivas y apoyar aquellas iniciativas que busquen una verdadera descentralización.
Si bien pareciera un decálogo de compromiso y de buenas intenciones, observamos un primer problema que ha enfrentado este acuerdo. Existe una ausencia total respecto de incorporar temas que apunten a la igualdad de género y al avance en Derechos Humanos de las mujeres, cuestión que llama considerablemente la atención, en especial si es de público conocimiento que algunos de los partidos políticos que suscriben el acuerdo se han declarado feministas.
[cita tipo=»destaque»]Otro aspecto es que tampoco contextualizan sobre el avance de los discursos fundamentalistas, cuyo objetivo es mantener la subordinación de las mujeres a sus roles tradicionales y el control sobre su cuerpo. Si esto no lo entienden los partidos de centroizquierda, entonces en el Chile de hoy su discurso queda vacío, despolitizado, sin sujeto de interpelación. En consecuencia, lo que vemos es una insistencia en parlamentizar la política y dejar fuera la mirada de las áreas de género de cada partido, donde priman los acuerdos de bancadas.[/cita]
Un segundo punto, y no menor, es respecto del distanciamiento entre una política que se hace preferentemente desde el Congreso en desconexión con las demandas ciudadanas, que se expresaron masivamente en la movilización del día 8 de marzo, donde las mujeres gritaban en favor de una vida libre de violencias y por una sociedad más igualitaria, que termine con la precarización de sus vidas.
Otro aspecto es que tampoco contextualizan sobre el avance de los discursos fundamentalistas, cuyo objetivo es mantener la subordinación de las mujeres a sus roles tradicionales y el control sobre su cuerpo. Si esto no lo entienden los partidos de centroizquierda, entonces en el Chile de hoy su discurso queda vacío, despolitizado, sin sujeto de interpelación. En consecuencia, lo que vemos es una insistencia en parlamentizar la política y dejar fuera la mirada de las áreas de género de cada partido, donde priman los acuerdos de bancadas.
Tanto para los partidos y movimientos políticos que se declaran feministas o para aquellos que declaran que están por la igualdad de género, no es posible suscribir un acuerdo que nuevamente invisibiliza las desigualdades de un número importante de la población de este país: las mujeres.
Por años han y hemos levantado la consigna #NoSinMujeres, aun así son varios los legisladores que mantienen sus resistencias y sus voluntades alejadas de sostener un impulso que afiance las demandas y Derechos Humanos de las mujeres