De continuar el mismo curso que lleva recorrido, sus posibilidades en una eventual primaria de Chile Vamos son bastante nulas. El senador de Evópoli se encuentra a una distancia compleja del resto de los presidenciables de la derecha. Eclipsado en casi todos sus eventuales y potenciales espacios de crecimiento, está invisibilizado y pocos apostaron por una remontada épica. Su encapsulamiento en La Araucanía, y el ser un fiel defensor del Gobierno, no le dio los réditos que supuso en un principio. Como si esos problemas no fueran suficientes, la homologación de su apellido con su tío, el líder de Acción Republicana, ha sido una gran piedra en su camino.
Los números no le dieron. Antes que Felipe Kast, los nombres de Joaquín Lavín, su tío José Antonio y, desde la otra vereda, Beatriz Sánchez, ya se instalaron en el imaginario público, un orden que difícilmente va a rotar en el mediano plazo. La invisibilización que le provocó su apego a las decisiones del Gobierno, sumado a su encapsulamiento en una región con discusiones particulares y de corto alcance nacional, dejaron a quien constituye la principal carta de Evópoli empantanado y con escasas posibilidades de salir a mostrarse.
Las recomendaciones han apuntado a un reperfilamiento hacia el centro, pero sus pasos por Libertad y Desarrollo dificultarían hacer creíble aquella mutación de Felipe Kast. A considerar: según el estudio de la UDP “Cuán liberales son los congresistas en Chile”, Evópoli resultó la colectividad más libremercadista y menos estatista de todo el espectro político nacional, incluso, por sobre la UDI.
En sus inicios, Felipe José Kast Sommerhoff fue considerado en los círculos de la élite de la derecha como “el heredero” de su padre, Miguel Kast, recordado como quien levantó la Oficina de Planificación (Odeplan) en la dictadura. Sus paso por el Instituto Libertad y Desarrollo y el doctorado en políticas públicas en la Universidad de Harvard, lo llevaron a ser el miembro más joven del gabinete del primer Gobierno de Sebastián Piñera, a cargo de Mideplan.
En aquella ocasión, su salida no fue la más limpia y sería la primera vez en que el actual alcalde de Las Condes se cruzaba en su camino. Esto, porque tras un paso tormentoso por Educación, el Mandatario en aquel entonces decidió rescatar a Joaquín Lavín y lo llevó a Mideplan. El premio de consuelo para Felipe Kast fue el ser asignado como el coordinador nacional de la reconstrucción posterremoto, una situación que tuvo una amarga lectura en la época.
Con bastante agua corrida bajo el puente, hoy la apuesta principal del senador por La Araucanía es ser un candidato competitivo en las primarias de Chile Vamos el 2021. Una compleja tarea que lo tiene buscando la fórmula mágica para romper el eclipsamiento político que lo afecta y que no le ha permitido escalar en las encuestas en niveles de conocimiento y aprobación ciudadana. Si bien nunca apareció último en la tabla, muchos de los consultados coincidieron en que los lugares de la pole position varían muy poco como para alentar el espíritu.
[cita tipo=»destaque»]Mansuy resumió de esta manera su visión de la posición actual del senador: “Es innegable que la figura de Felipe Kast ha perdido fuerza, si acaso su aspiración es volver a ser abanderado presidencial de Evópoli en una eventual primaria del oficialismo. Me parece que eso obedece a que tanto Evópoli como él han tenido algunas dificultades a la hora de encontrar un nicho y un discurso específicos, que les permitan diferenciarse y posicionarse. Además, él mismo tiene una encrucijada muy difícil, pues fue elegido senador por una zona muy singular, donde la narrativa puramente liberal, o más hipster si se quiere, tiene poco sentido, pues los problemas son otros. Y por paradójico que parezca, Lavín logra ocupar un amplio espacio al interior de la centroderecha. Pese a que milita en la UDI, su público es mucho más que eso y penetra tanto en el centro político como en sectores populares”.[/cita]
Los potenciales espacios de Felipe Kast hoy están copados. La derecha social, la que fue su primera gran apuesta, fue tomada por Joaquín Lavín y el senador de RN Manuel José Ossandón, y si bien podría buscar un nicho en el progresismo dentro de la propia derecha, su problema es que esa carta la ha jugado ya con éxito el diputado Jaime Bellolio (UDI). Para colmo, si alguna vez su rostro fue la novedad del sector, su tío, José Antonio Kast, le quitó el título.
Las dos últimas encuestas –Criteria Research y Cadem– retrataron la trazabilidad que tuvo hasta hoy la carrera de Felipe Kast luego de quedar tercero en la primaria de Chile Vamos. En la encuesta Criteria de abril, ante la pregunta acerca de quién le gustaría que fuera Presidente después de Piñera, el senador de Evópoli apareció en cuarto lugar con un 5%, cinco puntos abajo de Lavín –la carta por la que trabaja realmente la UDI– y de su tío José Antonio. Si bien a principios del 2018 el senador Kast logró ubicarse sobre el alcalde gremialista, eso duró poco y, en solo cinco meses, Lavín lo superó.
En el caso de la medición que hizo Cadem en la segunda semana de abril, en el ítem de conocimiento del personaje, Kast apareció detrás de Pamela Jiles, José Miguel Insulza, Alejandro Guillier, Ricardo Lagos Weber, Cathy Barriga, Evelyn Matthei, Lavín y Michelle Bachelet. Respecto a su aprobación, apareció en el séptimo lugar con 47% a favor y 40% en contra.
Las razones de por qué dicho estancamiento son varias, pero para el vicedecano de la Facultad de Gobierno de la Universidad del Desarrollo (UDD), Rodrigo Arellano, hay una que se sobrepuso a las demás: “Felipe cometió un error de apuesta de colocación (…) el Senado tiene un rol político menos activo que los diputados (…) está encapsulado en una región donde los temas no son donde puede destacar, no son temas país, la Región de La Araucanía tiene un tema de conflicto propio, en que las personas que están llamadas a responder son las del Ejecutivo”.
Consultados varios analistas, a Kast lo situaron en un espacio que en este momento no vende al interior de Chile Vamos, que es el liberalismo-progresista. Y es que, más allá de una que otra batalla “valórica”, ese es un tema relativamente resuelto en el oficialismo, no es el ámbito donde se centra la verdadera discusión de la derecha, por ende, aquello también ha dificultado su proyección pública.
El profesor de la Universidad de los Andes e investigador asociado al IES, Daniel Mansuy, dijo que “para salir de allí, Felipe Kast tiene que tomar decisiones y pagar costos, lo que implica diferenciarse y marcar distancia en cosas más sustantivas que las meras críticas pequeñas al Presidente, yo creo que allí no se gana nada. También pasa por definir mejor su propio proyecto político. Mi impresión es que el nicho que ha cultivado hasta ahora, el progresismo liberal, es muy estrecho como para definir un proyecto político y darle futuro”.
Para buscar pelear en grandes ligas se necesita una plataforma que sustente la aventura y, en estos momentos, Evópoli no cuenta con una capacidad territorial que pueda hacer mella a sus dos aliados, RN y la UDI. En el partido ya tomaron nota de eso y, tras el Consejo General del 27 de abril, se acordaron dos puntos claves que apuntan a un mismo objetivo: generar puentes con nuevas fuerzas políticas y que “las primarias serán la regla general que vamos a establecer para poder enfrentar las próximas elecciones de alcaldes, tenemos la oportunidad de llevar listas concretas y generales”, dijo su timonel Hernán Larraín Matte.
Desde el equipo que trabaja con Kast, desde marzo a la fecha han buscado reperfilarlo y a raíz de aquello es que –según relataron a El Mostrador– se intentó poner sus propios temas sociales sobre la mesa como la propuesta verde en la reforma Tributaria, la Ley “Machuca” liberal y la creación de un Dicom de deudores de pensiones alimenticias, a lo que se suma la idea que presentará el domingo de cambiar la ficha de protección social, debido a que hay mujeres que esconden estar casadas para poder acceder a beneficios.
El director de la Escuela de Periodismo de la USACH y doctor en Ciencias Sociales, René Jara, acusó escasa presencia de Felipe Kast en redes sociales y, como consecuencia de aquello, la imposibilidad de dar visibilidad a su cargo: “Después de las primarias desaparece de la escena”, agregó, punto en que recalcó que la estrategia adoptada recientemente “no ha logrado posicionarse a través de sus proyectos de ley, no aparece en la prensa”.
Para la académica del Instituto de Asuntos Públicos de la Universidad de Chile, Mireya Dávila, por mucho que los partidos estén desprestigiados «siguen definiendo el espacio de poder y, si fuera él, la apuesta es hacer crecer el partido, disputar espacio en las municipales, para así apostar al gabinete, como partido”.
Una batalla que –dijeron cercanos al senador– creyeron haber ganado o al menos avanzado, es la de la diferenciación con José Antonio Kast, a través de una campaña que comenzó hace unos meses y que buscó eliminar el apellido, refiriéndose al parlamentario solo como Felipe en todo tipo de presentaciones públicas y digitales. Su separación de siete puestos en la última Cadem sería la prueba de aquello, ya que mientras el senador se encontró en la novena posición, el ex diputado lo hizo en el lugar 17.
Mansuy resumió de esta manera su visión de la posición actual del senador: “Es innegable que la figura de Felipe Kast ha perdido fuerza, si acaso su aspiración es volver a ser abanderado presidencial de Evópoli en una eventual primaria del oficialismo. Me parece que eso obedece a que tanto Evópoli como él han tenido algunas dificultades a la hora de encontrar un nicho y un discurso específicos, que les permitan diferenciarse y posicionarse. Además, él mismo tiene una encrucijada muy difícil, pues fue elegido senador por una zona muy singular, donde la narrativa puramente liberal, o más hipster si se quiere, tiene poco sentido, pues los problemas son otros. Y por paradójico que parezca, Lavín logra ocupar un amplio espacio al interior de la centroderecha. Pese a que milita en la UDI, su público es mucho más que eso y penetra tanto en el centro político como en sectores populares”.