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¿“Construimos desarrollo para usted”? Opinión

¿“Construimos desarrollo para usted”?

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Marta Lagos
Por : Marta Lagos Encuestadora, directora de Latinobarómetro y de MORI Chile.
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El desarrollo es calidad de vida, no cemento. El progreso es tiempo libre, no congestión y tacos. El progreso es la creación de “bien común”, no bienes particulares para una inmobiliaria. Si el alcalde Torrealba y “su” municipalidad no pueden conjugar esos conceptos para hacerlos armónicos, pero sí puede aceptar un proyecto que se llama “Conjunto Armónico Portezuelos”, el desarrollo que nos espera es como el cruce de Gran Vía con Santa María. Ese desarrollo es tan falso como el letrero que dice que se venden “departamentos de lujo”, porque el lujo es tranquilidad, espacio, circulación, y esos departamentos, por el contrario, serán materia de estrés y atochamientos. Lo único de lujo que tienen es el precio.


En la década del 90, el empresario brasileño Eike Batista compró los terrenos de Portezuelo –ubicados al final de la calle Santa María a orillas del río Mapocho– para construir una zona de altas torres. Los vecinos nos opusimos y, finalmente, el empresario abandonó el proyecto y vendió la tierra. Desde entonces que los vecinos han estado involucrados en el desarrollo de la zona.

Entre 1990 y 2015 se construyeron 7 proyectos en la zona de Lo Curro bajo-Portezuelo, con un total de 3.077 estacionamientos, los que, sumados a las casas existentes, alcanzan a 3.542 estacionamientos en total. A partir de 2015, se produce una explosión de proyectos presentados a la Municipalidad de Vitacura, que podrían más que duplicar lo construido en 20 años.

El primero es el proyecto La Arboleda, de la inmobiliaria Paz, que está terminando su construcción, con 898 estacionamientos, y el segundo, en el hoyo del cerro en Portezuelo llamado “ Conjunto Armónico Portezuelo” –de P y G Larraín– con 26 torres y 2.964 estacionamientos.

En 25 años se construyeron 3.542 estacionamientos, mientras que en los últimos años, desde 2015, se quiere aumentar en 4.152 los estacionamientos nuevos en esta zona, llegando a un total de 7.694 estacionamientos con la eventual aprobación del proyecto “Conjunto Armónico Portezuelo”.

En el mismo período de 1990 y 2015 fueron construidas la autopista Costanera Norte, Costanera Sur, Circunvalación Vespucio de Santiago, Santa Teresita de Los Andes y el puente Tabancura, para el aumento exponencial del parque automotriz de la zona Oriente de Santiago y al crecimiento sostenido de las comunas de Vitacura y Lo Barnechea. Estas comunas hoy se encuentran en su mayor parte saturadas en sus grandes vías.

El conjunto de P y G Larraín no contempla mitigaciones congruentes con su densidad y tamaño. Es más, las mitigaciones del ya existente proyecto de Paz en Vía Aurora 9225 –conocido como “La Arboleda”–, en el cruce de Santa María y Gran Vía, muestran que no contribuyen a la circulación de los vehículos que aportan, sino más bien cumplen con una obligación de manera burócratica, sin pensar en la ética urbanística de la ciudad y, menos, en sus habitantes. Esa mitigación se limita a cambiar el paradero de buses de lugar y mejorar el cruce con mucha pintura, pero con cero aporte al aumento de circulación y consecuentes tacos.

[cita tipo=»destaque»]Los vecinos de la zona nos hemos organizado y hemos hecho una presentación a la autoridad municipal y al Gobierno con más de 300 firmas –pidiendo que se detenga el proyecto de P y G Larraín–, sólidamente fundada en argumentos técnicos y legales, preparada por profesionales destacados. Pedimos algo tan elemental como que se consideren los derechos de los vecinos, que se nos escuche –asunto que hasta ahora ha sido negado–, que se construyan primero las calles y luego los proyectos, y no se considere primeramente el beneficio de las empresas inmobiliarias en desmedro de aquel de los vecinos. Pedimos preservar la calidad de vida. El alcalde Torrealba y las autoridades de Gobierno tienen el poder para hacer esto factible. Es perfectamente posible un desarrollo balanceado y sostenible.[/cita]

Pero eso no es todo. El proyecto “Conjunto Armónico Portezuelo” tiene entre sus 26 torres, tres de 15 pisos para apart hotel con mil 505 estacionamientos. Una argucia jurídica, apoyada en un vacío legal, que permite transformarlo –después de recibido por la municipalidad– en un edificio de departamentos. En otras palabras, es un engaño que no debiera ser tolerado por la autoridad, la municipalidad, el alcalde Raúl Torrealba ni los ministerios involucrados.

A todo lo anterior, se puede agregar el proyecto de Transoceánica “Terrazas del Valle”, en el faldeo del Cerro Alvarado, donde termina Gran Vía, que contempla 60 casas, 120 departamentos y un mall de 26.500 m2 con 755 estacionamientos en total. La Municipalidad de Barnechea ha logrado que el inversionista se comprometa a realizar importantes mitigaciones viales, que incluyen la construcción de una tercera vía a la carretera de Santa Teresita. Esta preocupación no se encuentra en la Municipalidad de Vitacura, la cual no ha hecho exigencias congruentes con el aumento de densidad al proyecto P y G Larraín, como tampoco al de la inmobiliaria Paz.

El megaproyecto de P y G Larraín marca un antes y un después en la historia de nuestro barrio. De ser una zona residencial tranquila, pasaremos a ser el cuello de botella de los tacos anunciados. El mencionado proyecto no tiene nuevas calles, puentes, túneles o algo que mitigue su impacto, solo una conexión a Santa Teresa y mucho más tarros de pintura para letreros, paraderos etc. Los 7 mil autos circularán por la misma calle ya saturada, donde hoy ya circulan 3.500 autos. Nosotros, los vecinos, pagaremos todos los días, con nuestro tiempo de espera en los tacos, el beneficio económico que tendrá la inmobiliaria al construir sus 26 torres.

El alcalde de Vitacura, que lleva décadas en su cargo, tiene dos evaluaciones de expertos que le indican lo que hay que hacer para un adecuado desarrollo vial para el continuo crecimiento de la comuna. Pretender que esta no crezca es irreal, pero más aún es creer que puede crecer con la misma cantidad de calles y eso es lo que esta pasando.

Un informe de la actual ministra de Transporte, Gloria Hutt, antes de llegar a esa cartera, a la Municipalidad de Vitacura, dice textualmente: “Prevenir impactos negativos sobre el tráfico local, que pudiera producir la puesta en marcha de los proyectos en conjunto”. Habla de calcular el “impacto conjunto de los proyectos”.

Es sabido que el alcalde quiere “proteger” el barrio del lado sur del Mapocho y no “quiere” hacer puente ni túnel para que no se inunde la costanera sur. Es cosa de tiempo. Este megaproyecto tiene, en su evaluación ambiental, que su impacto alcanza desde Estoril con Kennedy, con la inundación de vehículos desde Santa Teresita, Tabancura. Su ámbito de alcance llega hasta el puente de Vespucio por ambos lados del río. Pero la Ley de Urbanismo no obliga a la autoridad a sumar los proyectos antes de aprobar su construcción, no en vano lo menciona el informe de la actual ministra.

Es más, el actual Seremi de Transporte ha consignado, en una comunicación a la inmobiliaria P y G Larraín, que debe llamar a una mesa con todos los “stakeholders” para solucionar el tema del impacto medioambiental, mientras al mismo tiempo la municipalidad aprueba la mitigación vial propuesta por el proyecto. El problema es que no es vinculante la petición del Seremi a la inmobiliaria. Así de dispar es la ley de urbanismo y, mientras tanto, la voz de los vecinos ha sido acallada, se nos ha negado la participación.

La ciudad de Santiago ya ha cometido grandes errores, que les cuestan caro a diario a los habitantes en congestión y calidad de vida: La Torre con el Costanera Center que por ello aún no se puede inaugurar, el problema de Pedro Fontova, los guetos verticales de Estación Central, para nombrar solo los más famosos. Portezuelo, si se aprueba como está, va camino a ser cuarto gran error urbanístico de Santiago. Pasaremos de ser la comuna más rica de Chile a la que más ha retrocedido, volviendo al subdesarrollo.

El desarrollo es calidad de vida, no cemento. El progreso es tiempo libre, no congestión y tacos. El progreso es la creación de “bien común”, no bienes particulares para una inmobiliaria. Si el alcalde Torrealba y “su” municipalidad no pueden conjugar esos conceptos para hacerlos armónicos, pero sí puede aceptar un proyecto que se llama “Conjunto Armónico Portezuelos”, el desarrollo que nos espera es como el cruce de Gran Vía con Santa María: “Construimos desarrollo para usted», con un montón de tarros de pintura.

Ese desarrollo es tan falso como el letrero que dice que se venden “departamentos de lujo”, porque el lujo es tranquilidad, espacio, circulación. Esos departamentos, por el contrario, serán materia de estrés y atochamientos. Lo único de lujo que tienen es el precio.

Los vecinos de la zona nos hemos organizado y hemos hecho una presentación a la autoridad municipal y al Gobierno con más de 300 firmas –pidiendo que se detenga el proyecto de P y G Larraín–, sólidamente fundada en argumentos técnicos y legales, preparada por profesionales destacados. Pedimos algo tan elemental como que se consideren los derechos de los vecinos, que se nos escuche –asunto que hasta ahora ha sido negado–, que se construyan primero las calles y luego los proyectos, y no se considere primeramente el beneficio de las empresas inmobiliarias en desmedro de aquel de los vecinos. Pedimos preservar la calidad de vida. El alcalde Torrealba y las autoridades de Gobierno tienen el poder para hacer esto factible. Es perfectamente posible un desarrollo balanceado y sostenible.

Si las autoridades de la Municipalidad de Vitacura y de los ministerios involucrados mantienen su pasividad ante el monstruo del “Conjunto Armónico Portezuelo”, no exigiendo que se hagan los cambios necesarios para no liquidar un barrio y castigar a los eventuales compradores de departamento, quiere decir que nos faltan generaciones para llegar al desarrollo. Si así fuera, los vecinos nos esforzaremos para que este proyecto, en estas condiciones, sea detenido.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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