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Se ha encendido la mecha en un polvorín llamado Cachemira Opinión

Se ha encendido la mecha en un polvorín llamado Cachemira

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Mladen Yopo
Por : Mladen Yopo Investigador de Política Global en Universidad SEK
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Cachemira ha sido zona de conflicto entre India y Pakistán con armas nucleares desde 1947, cuando fue la partición de la antigua colonia británica de la India. En ese momento la separación súbita del área en Pakistán e India llevó a millones de personas a migrar entre los dos países, lo cual desató violencia religiosa en la que murieron decenas de miles e instaló el germen del conflicto religioso. Cachemira de mayoría musulmana en los Himalayas era dirigida por un príncipe y se transformó en una región disputada según la ONU, por la que India y Pakistán han librado dos guerras importantes y otra menor. Más de la mitad del antiguo principado (incluido el valle de Cachemira, el Ladakh himalayo y la llanura de Jammu) está bajo dominio indio, mientras que el resto está ocupado por Pakistán y, en una pequeña parte, por China. El temor a una nueva escalada violenta se puede palpar en esa parte del mundo, la que ha dejado más de 70 mil muertos en esta larga disputa y que puede trasladarse al resto de la India. Como dice el politólogo Pratap Bhanu Mehta: “El BJP cree que va a indianizar Cachemira, pero podríamos ver la cachemirización de la India” también


El primer ministro de India, Narendra Modi, acaba de retirarle el estatus de estado a Cachemira y promovió la bifurcación de su territorio. Su mano derecha y ministro del Interior, Amit Shah, presentó en la Cámara Alta la revocación del artículo 370 de la Constitución India, el que garantizaba las prerrogativas de Cachemira sin discutirlo en ninguna de las cámaras (aunque después la Cámara Baja lo ratifica). Paralelamente, Amit Shah presentó un proyecto de ley de bifurcación del estado himalayo: el inmenso territorio de Ladakh, de leve mayoría budista y emparentado con el Tíbet, será escindido del resto de Jammu y Cachemira perdiendo sus privilegios como la prohibición de que los no residentes adquieran tierras. Es decir, básicamente, será un ente supeditado a Nueva Delhi (lavanguardia.com 05/08/2019).

La operación se palpaba desde hacía tiempo (se insinuó claramente durante la campaña electoral) y se anclan a tres causas principales. La primera fue el ataque suicida del 14 de febrero perpetrado por un miliciano islamista quien hizo estallar un convoy de camiones en los que iban fuerzas paramilitares en Pulwama. India respondió con un sobrevuelo sobre Pakistán donde sus aviones realizaron ataques cerca de Balakot. El gobierno indio dijo que el ataque se centró en un campo de entrenamiento del grupo terrorista Jaish-e-Mohammed, organización que reivindicó el bombardeo en Pulwama. Al día siguiente, aviones caza pakistaníes e indios se enfrentaron en territorio controlado por India y los pakistaníes lograron derribar un avión indio y capturar al piloto y que fue devuelto posteriormente (asiatimes.com. 10/03/ 2019). Los militantes musulmanes (apoyados por Pakistán) suelen usar tácticas violentas para tratar de expulsar a las tropas indias del territorio de Cachemira.

Segundo, el rotundo triunfo del partido nacionalista hindú (Bharatiya Janata – BJP) del primer ministro indio Narendra Modi en las largas elecciones de la India este año, ganado 303 escaños de un total de 542, un triunfo que deja al opositor Partido del Congreso, de la dinastía Nehru-Gandhi, con solo 52 puestos. La victoria del gobernante BJP, con cerca del 60 % del control de la Lok Sabha (cámara baja del Parlamento), representa una de las mayores victorias en una reelección en el país desde 1984, lo que supone además un profundo respaldo al partido de Modi para que siga el proceso de reformas que comenzó cuando llegó al poder en 2014 sin necesidad de pactar (EFE 24/05/2019).

Y tercero, junto a lo anterior, se ha ido perpetuando el nacionalismo “extremo” hindú (80% de la población es hinduista). Así en la India contemporánea, por ejemplo, la figura de Gandhi ya no es tan relevante. Incluso más, a medida que pasa el tiempo su figura parece distanciarse de las tendencias prevalecientes aunque los políticos siguen explotando con regularidad la nostalgia por él. Pratap B. Mehta, un politólogo que trabaja como vicecanciller de la Universidad de Ashoka y ex presidente del Centro de Investigación Política de Nueva Delhi, comentó a The New York Times (05/02/2019) que “me temo que Gandhi se ha vuelto marginal…”. Entre los nacionalistas hindúes (parte sustancial del partido gobernante), se percibe a Gandhi como débil, mencionó Mehta. Los supremacistas hindúes siguen enfurecidos con él por haber mostrado una gran compasión por la minoría musulmana del país y por haber permitido que Pakistán se separara de India.

Cuando Nueva Delhi empezó a mandar tropas suplementarias al valle de Cachemira (25.000 hombres), cuando se dio la orden a cerca de treinta mil turistas y peregrinos de que abandonaran el valle, cuando tres ex jefes de gobierno musulmanes de Jammu y Cachemira fueron sometidos a arresto domiciliario y/o algunos en lugares secretos, y cuando la telefonía móvil e internet fueron suspendidos, se dispararon las alarma en este valle montañoso en la frontera de Pakistán e India.

Cachemira ha sido zona de conflicto entre ambos países con armas nucleares desde 1947, cuando fue la partición de la antigua colonia británica de la India. En ese momento la separación súbita del área en Pakistán e India llevó a millones de personas a migrar entre los dos países, lo cual desató violencia religiosa en la que murieron decenas de miles e instaló el germen del conflicto religioso. Cachemira de mayoría musulmana en los Himalayas era dirigida por un príncipe y se transformó en una región disputada según la ONU, por la que India y Pakistán han librado dos guerras importantes y otra menor. Más de la mitad del antiguo principado (incluido el valle de Cachemira, el Ladakh himalayo y la llanura de Jammu) está bajo dominio indio, mientras que el resto está ocupado por Pakistán y, en una pequeña parte, por China.

El artículo 370 fue incorporado a la Constitución de India poco después de la partición de la India británica con el fin de darle autonomía al entonces principado de Jammu mayoritariamente hindú y Cachemira de mayoría musulmana hasta que hubiera una decisión sobre el gobierno. Eso limitó el poder del gobierno central indio sobre el territorio. Una provisión relacionada le dio a los legisladores del estado el poder para decidir quién podía comprar terrenos o ser residente permanente.

¿Qué podría suceder?

Pakistán condenó el anuncio indio de revocación del artículo 370. Islamabad ha afirmado a través del ministerio de Exteriores que la propuesta de derogación del estatus especial de Cachemira es ilegal por contravenir las resoluciones de la ONU. Pakistán considera que Cachemira está reconocida internacionalmente como un “territorio disputado” y sujeto a las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU, como la celebración de un referéndum, algo a lo que la India se ha negado repetidamente. (lavanguardia.com 05/08/2019). Su ministerio de Relaciones Exteriores expresó que “como parte de esta disputa internacional, Pakistán ejercerá todas las opciones posibles para hacer frente a estos pasos ilegales” (The New York Times 05/08/2019), dejando abierto el escenario (el ejército pakistaní declaró “estar dispuesto a todo” – lavanguardia.com 07/08/2019). Recordemos que el primer ministro pakistaní, Imran Khan, fue elegido en 2018 con el respaldo de las poderosas fuerzas armadas, y quiso demostrar su capacidad de enfrentarse a India en el incidente a principios de 2019, incluso cuando la economía de su país está tan debilitada que tuvo que conseguir préstamos de Arabia Saudita y de China.

A pesar de ello, Imran Khan le pidió al presidente estadounidense, Donald Trump, que cumpla con la oferta que le hizo a mediados de julio de mediar en la disputa sobre Cachemira (similar postura de negociación manifestó Pekín). Sin embargo, la política exterior estadounidense de los últimos tiempos ha dado un giro de respaldar a Pakistán con ayuda internacional a apoyar a la India, considerada esta última un escudo en contra la influencia de China en Asia – Pacífico (ahí está el constructo Indo Pacífico, el rearme indio o su mayor despliegue mundial). China quien declaró la medida de “inaceptable”, en tanto, se ha convertido en aliado muy cercano de Pakistán (no hay que olvidar que todavía China e India tienen serios problemas fronterizos, no exentos de guerras o escaramuzas). El brigadier ® de Instituto de Estudios de Defensa y Análisis (IDSA) Gurmeet Kanwal, por ejemplo, ha dicho que “el creciente nexo China-Pakistán en términos de armas nucleares, misiles y otros equipamiento militares es un asunto de preocupación de la India así como de otros países de la región”, pero la preocupación es más profunda y se relaciona al crecimiento económico y militar de China y su influencia/condicionamiento en el mundo” (sundayguardianlive.com 02/03/2019). El gobierno indio, en todo caso, negó haber solicitado la mediación estadounidense y ha insistido desde hace tiempo en negociaciones directas con Pakistán.

Las medidas de Modi para incorporar Cachemira a la India prometen ser populares entre gran parte de la población de su país y, por lo mismo, parece estar dispuesto a correr el riesgo a fin de recoger los réditos que la reacción chovinista hindú pueda reportarle, tal como ya sucedió en los recientes elecciones. La pregunta es hasta dónde? En Cachemira hay historia de protestas en contra de un mandato indio, las que, sin duda, con la supresión del artículo 370 y el uso del artículo 144 del Código Penal que prohíbe las reuniones de más de cuatro personas, se van a agudizar. Luego está la posible disputa de poderes en el Estado: Modi suprimió el artículo 370 por decreto presidencial, pero el año pasado la Corte Suprema de India había dicho que el artículo 370 no podía ser derogado porque el órgano legislativo que tendría que aprobar tal cambio dejó de existir en 1957. De acuerdo al profesor de Derecho en la Universidad de Portsmouth, Shubhankar Dam, “…la notificación presidencial es ilegal” (The New York Times 05/08/2019). La oposición, aunque disminuida, también se opone: Rahul Gandhi, por ejemplo, considera “anticonstitucional y antidemocrático” que se haya “encarcelado a líderes políticos en localizaciones secretas” y dice que “Modi ha violado la Constitución” (lavanguardia.com del 07/08/2019). Por último, un conflicto entre dos poderes como la India y Pakistán se sabe por dónde comienza pero no a donde termina y aquí entra la comunidad internacional, en particular las potencias para “evitar” escaladas y ampliaciones, las que dadas las tecnologías y las interdependencias pueden ser fatales desde todo punto de vista en el incierto ajedrez mundial.

Igual el temor a una escalada violenta se puede palpar en esa parte del mundo, la que ha dejado más de 70 mil muertos en esta larga disputa y que puede trasladarse al resto de la India. Como dice el politólogo Pratap Bhanu Mehta: “El BJP cree que va a indianizar Cachemira, pero podríamos ver la cachemirización de la India” también (lavanguardia.com 07/08/2109).

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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