En el caso del gas que llega al Gran Concepción, este es transportado en camiones desde Quintero a una planta que se ubica en Pemuco, cerca de Chillán. Desde allí se envía a esa ciudad y a la capital de la Región del Biobío por medio de las redes de estas y otras empresas, a valores bastante bajos, pues mientras en Quintero vale entre 8 y 10 dólares por millón de BTU, los clientes de Concepción pagan cinco veces más, de 42 a 51 dólares por millón de BTU. En otras palabras, los cerca de 600 kilómetros que recorren los camiones que llevan el gas desde Quintero hasta Pemuco implican que este suba su valor en un 400%.
Quizá una de las pocas cosas en la cual estamos de acuerdo casi todos los chilenos es que el origen del estallido social que sigue sacudiendo al país es la sensación de abuso generalizado, en distintos ámbitos. Es cosa de ver las noticias o mirar la calle para descubrir que hay demandas transversales: pensiones, salud, educación, etc.
Sin embargo, no deja de ser curioso que el que quizá sea uno de los peores ejemplos de abuso e injusticia a nivel país, pero que no se ha relevado suficientemente, sea el violento nivel de desigualdad entre Santiago y las regiones.
Es muy lamentable que las siete líneas de metro que existen en Santiago hayan sido vandalizadas y muchas de sus estaciones incendiadas, sin duda, pero al ver los lamentos de los ciudadanos que ahora no cuentan con ese valioso medio de transporte, es imposible no recordar que en Concepción (cuya área metropolitana concentra a más de un millón de personas) las autoridades centrales nos dijeron derechamente que no se haría un metro, pues no se necesitaba.
No había “rentabilidad social”, nos explicaron personas que residen en Vitacura y Las Condes, que ni sospechan el volumen de los tacos que se producen todas las mañanas y tardes en la Ruta 160, por ejemplo, y que no saben que en determinados horarios atravesar desde Concepción a San Pedro de la Paz puede tomar una hora, para un viaje que no debería durar más de 10 minutos.
Desde hace muchos años, quienes vivimos en regiones sabemos de ese tipo de decisiones y de otras injusticias, y dos de ellas están directamente relacionadas con la energía.
La primera es la del precio de los combustibles. Pese a que la refinería Enap (antigua Petrox) se ubica en Talcahuano, el combustible, de cualquier tipo, es más caro en el Gran Concepción que en Santiago, una paradoja que nadie ha sido capaz de explicar ni remotamente.
Lo mismo pasa con lo relativo al precio del gas, prohibitivo para muchos, el cual es manejado en la zona por una empresa de capitales españoles: CGE Gas Natural, que agrupa a Metrogás SA, Gassur, GNL Chile, Gasoducto del Pacífico, Innergy Holdings, Innergy Soluciones Energéticas, Innergy Transportes y Aprovisionadora Global de Energía.
En el caso del gas que llega al Gran Concepción, este es transportado en camiones desde Quintero a una planta que se ubica en Pemuco, cerca de Chillán. Desde allí se envía a esa ciudad y a la capital de la Región del Biobío por medio de las redes de estas y otras empresas, a valores bastante bajos, pues mientras en Quintero vale entre 8 y 10 dólares por millón de BTU, los clientes de Concepción pagan cinco veces más, de 42 a 51 dólares por millón de BTU. En otras palabras, los cerca de 600 kilómetros que recorren los camiones que llevan el gas desde Quintero hasta Pemuco implican que este suba su valor en un 400%.
Algo parecido sucede con el gas que la misma compañía importa desde Argentina por medio de un gasoducto, cuyo valor es de 4.2 dólares por millón de BTU en Neuquén, pero que acá, nuevamente, vale lo mismo que el que llega en camión, siendo que la rentabilidad de las empresas distribuidoras de gas natural debe tener un piso mínimo de 6%, como tasa de retorno de capital máxima, más un 3% adicional.
No cabe duda de que el transporte del gas y su regasificación, cuando corresponde dicho proceso, tiene un valor que debe ser parte del ciclo económico de la empresa, pero dada la posición predominante de mercado que este holding posee, ya es tiempo de que los legisladores, que tan trabajadores han estado por estos días, comiencen a corregir las injusticias que afectan a los millones de chilenos que no residimos en Santiago.
Con el gas y los combustibles, que día a día atentan contra nuestros bolsillos, tienen por donde partir.