En el marco de su charla magistral, la escritora nigeriana habló de la importancia de la representatividad, de luchar en contra de los estereotipos, pero, sobre todo, la relevancia de conocernos primero, antes de ponernos en contra los unos de los otros. «No creo que debamos estar de acuerdo con todos, lo importante aquí es que debemos escuchar lo que dicen las personas antes de estar en desacuerdo. Primero tengo que entenderte, pero para entenderte tengo que escucharte. Aun cuando yo sea más políticamente izquierdista, también leo diarios y revistas de derecha, porque quiero saber cómo piensan las personas que no están de acuerdo conmigo, entenderlos y por supuesto, desmantelar sus argumentos de la mejor forma”.
Esta mañana comenzó la primera jornada del Congreso Futuro 2020, en donde bajo el lema “Ideas para un nuevo mundo”, expertos nacionales, internacionales y locales plantearán sus visiones relacionadas con temáticas que mueven al mundo actual en los ámbitos de ciencia, tecnología y humanismo.
La charla magistral de apertura estuvo a cargo de la popular escritora, novelista y dramaturga feminista nigeriana, Chimamanda Ngozi Adichie. La escritora se volvió una connotada conferencista tras el éxito de sus Charlas Ted “El peligro de la historia única” y “Todos deberíamos ser feministas”.
En su presentación en nuestro país, nos habló de la importancia de la representatividad, de luchar en contra de los estereotipos, pero, sobre todo, la relevancia de conocernos primero, antes de ponernos en contra los unos de los otros.
“El peligro de tener una sola historia es que hace imposible entender ese lugar o a esa persona”
Con estas palabras, Chimamanda Adichie, comienza a narrar el problema de la creación de estereotipos con base en el desconocimiento. A los 19 años la escritora dejó Nigeria para estudiar en Estados Unidos, allí cuenta que su compañera de cuarto le preguntó dónde había aprendido a hablar inglés tan bien y estaba confundida cuando le dijo que en Nigeria el idioma oficial era el inglés. Además, también estaba curiosa respecto de la música, “me preguntó si podría escuchar mi música tribal y se mostró muy decepcionada cuando le mostré mi cinta de Mariah Carey” expresó la escritora.
“Me impresionó que ella sintiera lástima por mí incluso antes de conocerme. Su posición por omisión ante mí, como africana, se reducía a una lástima condescendiente. Mi compañera conocía una sola historia de África, una única historia de catástrofe; en esta única historia, no era posible que los africanos se parecieran a ella de ninguna forma, no había posibilidad de sentimientos más complejos que lástima, no había posibilidad de una conexión como iguales”.
“Yo no creo que grandes grupos de personas simplemente sean idiotas que sienten cosas por ningún motivo”
Para Adichie la literatura es su religión, a través de ella, comenta que ha aprendido que todos los humanos tenemos fallas y que nuestra generación no es la primera en intentar alcanzar la perfección. Para ella, los seres humanos somos mucho más que un saco de huesos y carne, somos seres con dignidad y orgullo, todo este aspecto psicoemocional que construye al ser humano es tan importante como el agua y el alimento.
Y es en este punto, analiza la escritora, que es donde comienzan los problemas de desigualdad género, de discriminación racial, xenofobia, entre otros. Ya que nos han criado desde la infancia con diferencias que giran en torno al “ser hombre y ser mujer”, estereotiparnos de acuerdo con el lugar de dónde provenimos, nuestro color de piel, nuestra economía, etc. Sin embargo, el problema más grande es que al ir creciendo las personas conservan estos pensamientos y no se dan la oportunidad de abrir su mente y conocer “las otras historias”.
Chimamanda cuenta cómo un amigo compró las memorias de Michelle Obama y se las regaló sólo a sus amigas mujeres, ya que para él “las historias de las mujeres pertenecen a otro universo”. Estadísticamente los hombres leen a otros hombres, mientras que las mujeres leen a hombres y mujeres. Para la autora, “si más hombres leyeran historias de mujeres, la comunicación sería mejor. Eso nos podría llevar a un equilibrio entre hombres y mujeres, cuya falta es hoy casi una epidemia (…) Necesitamos leer historias de otros para recordarnos nuestra humanidad común”.
Adichie considera que a menudo nosotros tratamos de silenciar el derecho de las personas a justificar su ira. “¿Qué pasa si en vez de dejar de lado la ira de las personas, les preguntamos por qué están enojadas?”, se cuestiona la escritora.
“Yo no creo que grandes grupos de personas simplemente sean idiotas que sienten cosas por ningún motivo. Va a ser imposible que entendamos lo que la gente necesita si sólo los vemos desde el punto de vista de lo que le falta, debemos saber lo que ellos aman, lo que lamentan, las heridas que tienen, lo que aspiran a ser”.
Para Chimamanda, la solución a los problemas de discriminación de género y todo tipo de segregación se halla en la comunicación. En la creación de más espacios, extender las fronteras y las ideas.
“No creo que debamos estar de acuerdo con todos, lo importante aquí es que debemos escuchar lo que dicen las personas antes de estar en desacuerdo. Primero tengo que entenderte, pero para entenderte tengo que escucharte. Aun cuando yo sea más políticamente izquierdista, también leo diarios y revistas de derecha, porque quiero saber cómo piensan las personas que no están de acuerdo conmigo, entenderlos y por supuesto, desmantelar sus argumentos de la mejor forma”.
En la conclusión de su charla magistral, Chimamanda Ngozi Adichie, cuenta cómo un conductor al saber que ella era escritora, le comentó de forma confianzuda que, si bien él no es una persona especialmente lectora, estaba seguro de que no le interesaría leer un libro sobre ella. “¿Piensas que yo escribo sobre cosas que no te van a interesar?” le respondió Adichie.
Con este episodio la autora hizo un llamado a no cerrarse, ya que leer y escuchar todo tipo de historias es tratar de vivir e incorporar “esto que no es nuestro, imaginar cómo sería la vida a través de los ojos de otra persona. Algo muy importante, ya que al hacer esto, nos recuerda que no estamos solos, que nosotros pertenecemos a esta masa increíble de humanidad, no a los pocos sino a los muchos”, concluyó.