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Pablo Flamm
Por : Pablo Flamm Periodista deportivo
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Este análisis del rendimiento va más allá de un marcador. Apunta a los rendimientos y capacidades de algunos jugadores que pueden sumarse al proceso de las clasificatorias y, podrían ser buenas alternativas en algunos momentos. Por ello, es que uno piensa e imagina que Reinaldo Rueda -quien estuvo acompañando al grupo- ya habrá sacado conclusiones positivas anotando en su libreta opciones para el largo camino a Qatar 2022.


La Sub 23 viajó sin expectativas ni esperanzas de hacer un buen torneo y por que no, luchar uno de los cupos a Tokyo 2020. Tras dos buenos triunfos ante Ecuador y Venezuela, perdió ante Argentina, en que lo mínimo era un empate en el partido decisivo para entrar al cuadrangular final. La Roja hizo un juego de dominio, con variantes y complicó todo el partido al local Colombia, le faltó la tranquilidad necesaria para haber cerrado un triunfo, que les hubiese permitido seguir una semana más en tierras del eje cafetero.

Pero este análisis del rendimiento va más allá de un marcador. Apunta a los rendimientos y capacidades de algunos jugadores que pueden sumarse al proceso de las clasificatorias y, podrían ser buenas alternativas en algunos momentos. Por ello, es que uno piensa e imagina que Reinaldo Rueda -quien estuvo acompañando al grupo- ya habrá sacado conclusiones positivas anotando en su libreta opciones para el largo camino a Qatar 2022.

[cita tipo=»destaque»]Viendo esta Sub 23, estoy convencido que materia prima hay. Es cosa de comenzar a fusionarla con ese grupo de los bicampeones y creer que más allá del famoso “recambio”, si hay trabajo cohesionado y se generan las oportunidades, los jugadores más jóvenes puede ir ganándose su espacio, mostrando en cancha que esto puede ser el proceso necesario de inserción y promoción de los valores de nuestro fútbol a la competencia más dura del mundo, las clasificatorias sudamericanas.[/cita]

Comencemos por Omar Carabalí. Si bien hay tres arqueros que serán los estables, como son Claudio Bravo, Gabriel Arias y Bryan Cortés, el meta nacido en Ecuador y nacionalizado tendrá que buscar minutos de competencia en San Luis, ya que en Colo Colo con Cortés, Pinto y Melo no tenía opciones. Sin embargo y pese a no tener ritmo de competencia, el espigado arquero demostró ser prenda de garantía y, además, con una personalidad importante para el juego aéreo, listo para realizar coberturas cuando sus centrales quedaban sobrepasados. Creo que en el corto y mediano plazo será un nombre para sumarle unidades.

Uno de los eternos dolores de cabeza es el tema de los centrales. Con Medel suspendido con Uruguay y Maripán alternando en el Mónaco, los otros nombres permanentes son Paulo Díaz e Igor Lichnovsky, pero el desempeño de Nicolás Ramírez y Nicolás Díaz fue llamativo y también para ser considerados como opciones en el mediano plazo.

Ramírez formado en la U, actualmente jugador de Huachipato y en la órbita de Colo Colo, tiene velocidad y buena lectura del juego, se ve con aplomo y tranquilidad para enfrentar a los rivales. Por su parte, Nicolás Díaz -hermano del Paulo (jugador de River Plate)- también suma minutos de experiencia en Palestino y en junio partirá al Morelia de México. A pesar de no tener gran estatura (1.78), tiene buen timming para el juego aéreo y otra de sus características es saber leer bien el mano a mano, donde destaca por su velocidad. Un aspecto clave a mejorar, es el no confiarse en la salida, ya que puede perder balones determinantes.

Punto aparte para Sebastián Cabrera, el lateral izquierdo de Chile, una mezcla entre Patato Martínez, lateral de San Luis de los ochenta, y Roberto Cereceda. Este muchacho de interesante campaña en Coquimbo el 2019 y ahora con la camiseta de Palestino, es -para mi punto de vista- tal vez el que tiene más opciones rápidas de lograr un cupo en el equipo estelar de Rueda. Tras la renuncia de Beausejour a la Roja, varios nombres han sido probados y creo que con el respeto que merece cada uno, ninguno termina por adueñarse de esa franja o convencer al técnico colombiano.

Cabrera tiene algo de ese jugador de cancha de tierra, pero que es profesional. Tiene esa “choreza” del nacido en el puerto pirata. Es pícaro para jugar, pero dueño de una zurda privilegiada. Tiene mucha vocación ofensiva y un remate de distancia de mucho respeto. Por mí, debería ser el lateral para la selección adulta. Debe trabajar y mejorar la concentración, saber cuándo sacar todo ese “barrio” y cuando bajar las pulsaciones.

Otro de los llamados a estar bajo la mirada de Rueda y, de hecho, ya ha hecho en un par de nóminas, es Tomás Alarcón, volante central de los registros de O’Higgins. Este jugador demuestra una experiencia de años en Primera, sabe manejar bien su puesto y además es complemento de los centrales. Tiene buen despliegue, manejarse con el balón. Claramente, ese puesto de volante central en la Adulta tiene nombre y apellido: Eric Pulgar, pero creo que cuando el volante de la Fiorentina no esté, Alarcón es una válida opción.

Y el último nombre que sumaría y que destacó en el torneo de Colombia es, Pablo Aránguiz, quien de no mediar nada fuera de contexto, puede tener una buena campaña en Universidad de Chile y sumar como alternativa para el alicaído ataque nacional. El ex U.Española tiene algo distinto y que vale mucho en el fútbol: velocidad y freno, especialmente lo último. De acuerdo a lo que vi de Aránguiz en los hispanos, es una carta para jugar de delantero, más que de volante. Arriba necesitamos nuevas ideas y piernas. La zona media está bien cubierta con Pulgar, Charles Aránguiz y Vidal, los tres inamovibles.

Llegaremos al duelo ante Uruguay el 26 en el Centenario con un Sánchez tomando ritmo de competencia, con Vargas también tratando de sumar rodaje en México, aunque estos dos son absolutamente calados y con registros como máximos artilleros de la Roja, la idea de utilizar a Pablo Aránguiz como opción de ataque puede ser una refrescante noticia y ojalá de esas positivas.

Viendo esta Sub 23, estoy convencido que materia prima hay. Es cosa de comenzar a fusionarla con ese grupo de los bicampeones y creer que más allá del famoso “recambio”, si hay trabajo cohesionado y se generan las oportunidades, los jugadores más jóvenes puede ir ganándose su espacio, mostrando en cancha que esto puede ser el proceso necesario de inserción y promoción de los valores de nuestro fútbol a la competencia más dura del mundo, las clasificatorias sudamericanas.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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