Guillermo Tagle, Bernardo Larraín, Patricio Donoso, Francisco Silva, Ricardo Mewes, Juan Sutil, Gonzalo Said y hasta Carlo Solari han estado entre los nombres sondeados y que se han caído, con miras a una elección que se ha convertido en una disputa de influencia, visiones políticas y ego. Una trama que suma varios capítulos y en la que aún no se ha podido cerrar una lista corta que termine por convencer a todo el empresariado.
Es un momento complejo para el mundo privado. La falta de confianza en las instituciones y los comportamientos cercanos a la corrupción, la colusión y la falta de ética, también han golpeado al mundo empresarial. Los casos más emblemáticos, Penta y SQM, los abusos ligados a la colusión de los remedios, el pollo y el confort, son parte del complicado y cuestionado historial.
El hastío hacia la clase empresarial se ha completado con varias actitudes imprudentes de los privados. El magnate de Quiñenco, Andrónico Luksic, se vio involucrado en el cuestionado informe de Big Data del Gobierno y con el financiamiento de becas para militares en Estados Unidos.
Es en medio de ese ambiente –en el que se sindica a los empresarios como responsables también del criticado statu quo desde el estallido del 18 de octubre– que se llevará a cabo, el 12 de marzo, la elección del nuevo presidente de la Confederación de la Producción y del Comercio (CPC), quien sucederá al empresario Alfonso Swett, que estuvo a la cabeza del gremio por dos años.
Swett complica las apuestas por su sucesor. Esto, pues ha sido un hombre del gusto de La Moneda, que se entendió bastante bien con la administración de Sebastián Piñera. A diferencia de su par en la Sofofa, Bernardo Larraín Matte, quien, con un carácter más confrontacional, ha tenido más desacuerdos con el Gobierno.
Lo primero, una aclaración semántica. Hablar de “el” candidato no es una casualidad. Pese a la intención del gremio de levantar nombres femeninos, en el círculo de poder de las diferentes ramas aseguraron que la llegada de una presidenta a la CPC no será algo que suceda en esta elección, porque no cuentan con nombres que convenzan a todos los sectores y, además, porque algunos que han circulado –como Rosario Navarro, hija del accionista de Sonda, Andrés Navarro– no tienen el bagaje necesario para terminar de convencer. “Este mandato estará en medio de un cambio constitucional. Debe ser alguien que conozca un poco de todos los mundos”, puntualizó un dirigente.
[cita tipo=»destaque»]La Sofofa, a la par, sigue buscando opciones de un candidato propio. Aunque se ha rumoreado la opción de una mujer, eso estaría descartado. El nombre que da vueltas, pero del que no se conoce su disponibilidad, es el de Gonzalo Said. Cercano a Larraín y quien, de alguna forma, tendría que contar con el visto bueno del actual mandamás de la gremial. El tema –explicaron– es si quiere, si eso no lo hace quebrar con Larraín y bajo qué influencia gobernaría en la CPC.[/cita]
El panorama actual del país complica a varios representantes del empresariado. Hasta mediados de enero, se calculaba que en el consejo de ese mes quedaría saldado que sería Guillermo Tagle, socio de Credicorp, el candidato de consenso. Pero algo pasó.
Las versiones que circulan sobre su bajada de las elecciones son varias. Una, es que el propio Larraín le habría manifestado que, de ir a la papeleta, no lo apoyaría. Pero también que Tagle sopesó los pros y contras de exponerse en el cargo. Un punto que se había analizado dentro de sus bemoles es que el empresario fue cercano a Fernando Karadima, ya que junto a otras personas asesoraba en aspectos financieros al otrora influyente sacerdote de la Iglesia El Bosque, acusado de abuso sexual. “Tarde o temprano le iban a sacar eso en cara”, apuntó una fuente.
Otro de los nombres que sonó fuerte, fue el del actual presidente de la Cámara Chilena de la Construcción (CChC), Patricio Donoso. Su buen carácter, su juventud, el ser de región y haber tenido una buena evaluación en la CChC le jugaban a favor, pero el elemento en contra que tenía no era menor.
La Cámara es controladora de una serie de empresas en sectores regulados, que precisamente atraviesan por reformas legales. AFP, clínicas e isapres, además de medios de comunicación –por mencionar algunas áreas– son los segmentos donde detenta su poder. Un gremio rico, que ganaría una influencia peligrosa al mando de otra cúpula empresarial.
En medio de ese debate, Bernardo Larraín Matte no dejó de insistir en mover el centro de poder. Antes de conocerse el fallo de la Corte Suprema que condenó a CMPC y a SCA a pagar millonarias multas por haberse coludido, Larraín pensaba en una candidatura, aunque siempre lo negó. Dicen que hasta lo sondeó en un almuerzo con dos influyentes empresarios, el expresidente gremial, Juan Claro, y Fernán Gazmuri. El consejo de ambos habría sido que era difícil su postulación.
Entonces propuso la idea de hacer una presidencia rotativa en la CPC, para que así, de alguna manera, le tocara el trono. En la interna el respaldo provino del presidente de la Cámara Nacional de Comercio (CNC), Manuel Melero, pero dicha idea de reforma tuvo corto aliento, ya que varios sectores empresariales criticaron el tono en que se presentó, la personalización de la propuesta y que era demasiado precipitada. En todo caso, aseguraron que Larraín no ha tirado la esponja para tratar de ganar más poder.
Con los antiguos postulantes ya descartados, el mapa se comenzó a configurar de otra manera. En su más reciente consejo, la Sociedad Nacional de Agricultura (SNA) definió dos cosas: una, se postularía a Juan Sutil como candidato, y dos, no se apoyaría la idea de Larraín.
Con eso sobre la mesa, el empresario autor de la polémica propuesta de la carretera hídrica, y quien ha dicho que rechazará cualquier cambio constitucional, quedó ungido como el candidato del ala más conservadora del empresariado.
Sin muchas opciones, el representante del comercio, Ricardo Mewes, surgió como una alternativa. Eso sí, en algunos círculos se sigue conversando la posibilidad de una candidatura de Larraín y los más avezados afirmaron que, con el apoyo del grupo Matte, un sector de la banca sí podría secundarlo.
Qué es más cuestionable si, por ejemplo, finalmente se da una disputa entre Larraín y Sutil, ¿el fundamentalismo político del primero o que el segundo sea parte de una empresa que se coludió por más de una década? “Por lo menos Larraín pidió disculpas?”, comentó un dirigente entre risas, que, en todo caso, añadió que el espíritu de este último es progresista frente a las propuestas de Sutil.
La Sofofa, a la par, sigue buscando opciones de un candidato propio. Aunque se ha rumoreado la opción de una mujer, eso estaría descartado. El nombre que da vueltas, pero del que no se conoce su disponibilidad, es el de Gonzalo Said. Cercano a Larraín y quien, de alguna forma, tendría que contar con el visto bueno del actual mandamás de la gremial. El tema –explicaron– es si quiere, si eso no lo hace quebrar con Larraín y bajo qué influencia gobernaría en la CPC.
La búsqueda hasta última hora de nombres incluyó al presidente del grupo Security, Francisco Silva, ofreciéndose para el puesto. Ya manifestó su disponibilidad, pero le falta apoyo. Uno que salió a hacerle campaña, fue el expresidente de la Asociación de Bancos, Jorge Awad. Un apoyo que no es casual, pues Awad no solo guarda una buena impresión de Silva, sino que tiene además una tensa relación con los Matte, con quienes tuvo diferencias políticas cuando presidió la banca.
Entre los nombres hasta se sondeó al presidente de Falabella, Carlo Solari. Un grupo trató de tentarlo para asumir el desafío y, aunque aseguraron que hubo conversaciones, la opción habría sido declinada por el bajo perfil que ese grupo siempre ha cultivado.
El problema recae en que, con los nombres actuales, ni Sutil ni Mewes terminan de convencer. El primero, por sus posturas ideológicas, y el segundo, porque carecería de fogueo para asumir el cargo. Con pocas semanas a la vista, todavía hay competencia. Y mucha.