Proponemos una Ley de Rentas Regionales Contra el Cambio Climático, que debiera considerar que el 30% de la recaudación nacional vaya a las regiones y municipios en base a la coparticipación de impuestos generales y a royalties que graben de 10% a las ventas de recursos naturales “brutos” -mineras, pesqueras, forestales, acuícola, eléctricas- lo que tiene triple efecto positivo: desincentiva el extractivismo sin valor agregado;da recursos a los territoriales para la equidad social, recuperación ambiental y la promoción de fondos y parques científicos tecnológicos, junto con genera recursos nuevos al Estado.
¿Volverán los rescates económicos a favorecer la banca, las medianas y grandes empresas sin cambiar la matriz económica y la inequidad?¿Se podrá terminar privilegios, congelar gasto militar y aumentar tributación a los millonarios para un salvar el empleo y sanarnos con una economía verde?
América Latina y Chile, por su biodiversidad sobreviviente, puede saltar hacia adelante ante la triple crisis que hace catarsis el 2020: a.- la crisis de la dependencia al extractivismo con la baja de los precios de las materias primas que alimentó con diversos grados una economía sin industrialización, degradación ambiental, corrupción, clientelismo y concentración económica en los agro negocios y minería; b.- La pandemia que afecta trabajos tradicionales, acelera la automatización y el teletrabajo, desnuda los privilegios de los grandes y muestra la precariedad de la promoción de otras redes de trabajo y c.- la violencia criminalidad y la degradación ambiental que afectan su opción “natural” de vivir del turismo, productos de calidad asociados a su cadenas alimentarias e industrias creativas.
A nivel internacional, destaca el “otro milagro alemán” con la coalición de los socialdemócratas de Schroeder y los Verdes de Joschka Fischer hacia el 2000, que fortalecieron las leyes ambientales y generaron las bases de la transición global a un New Green Deal (Nuevo Trato Verde) que en el 2020 la socialcristiana Merkel propone para toda Europa y el mundo. Desde la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo Sostenible de Río de Janeiro (2012) se acogió la idea de economía verde, midiéndose con los tres criterios: grado de transformación económica en relación con la inversión y el crecimiento en los sectores verdes, impacto del desarrollo en función de la extracción y carbonización, bienestar social.
[cita tipo=»destaque»]La climatización es clave para superar la gravísima contaminación ambiental del centro sur y austral, que ha vivido un regreso al consumo de leña y los pequeños programas de mejoramiento de viviendas, se sitúan en tres mil por cada medio millón de viviendas, con lo que Chile necesitará 60 años para completar dicha transición. Un estudio del 2019 del Gobierno demostró que desde las leyes energéticas del 2008 y el 2018, había bajado un 4% el consumo energético y que el gasto en los hogares de concentraba en un 73% en calefacción y agua caliente, por lo cual el rango es enorme para generar un programa robusto en esta dirección.[/cita]
En el caso de Chile, proponemos una Ley de Rentas Regionales Contra el Cambio Climático, que debiera considerar que el 30% de la recaudación nacional vaya a las regiones y municipios en base a la coparticipación de impuestos generales y a royalties que graben de 10% a las ventas de recursos naturales “brutos” -mineras, pesqueras, forestales, acuícola, eléctricas- lo que tiene triple efecto positivo: a.- desincentiva el extractivismo sin valor agregado; b.- da recursos a los territoriales para la equidad social, recuperación ambiental y la promoción de fondos y parques científicos tecnológicos que deben ser obligatorios en cada región en colaboración público-privada y universitaria y c.- genera recursos nuevos al Estado, que necesita crecer con austeridad y foco en inversión, dinamizar la economía para la triple dimensión de una economía verde que transite rápido a la energía circular que extendemos más allá de los residuos, lo que por cierto es esencial en un país de miserables porcentajes de reciclaje en torno al 2% versus sobre el 50% de miles de comunas en Europa.
La climatización es clave para superar la gravísima contaminación ambiental del centro sur y austral, que ha vivido un regreso al consumo de leña y los pequeños programas de mejoramiento de viviendas, se sitúan en tres mil por cada medio millón de viviendas, con lo que Chile necesitará 60 años para completar dicha transición. Un estudio del 2019 del Gobierno demostró que desde las leyes energéticas del 2008 y el 2018, había bajado un 4% el consumo energético y que el gasto en los hogares de concentraba en un 73% en calefacción y agua caliente, por lo cual el rango es enorme para generar un programa robusto en esta dirección.
Más de un centenar de comunas, incluyendo algunas capitales regionales que fomentan el turismo en el norte, ni siquiera cuentan con rellenos sanitarios, siendo casi inexistentes los sistemas de reciclaje serios, masivos, permanentes, que incluyan además lo vegetal para compostaje, como un servicio municipal garantizado que apoye programas de huertos familiares y mejores la calidad del deteriorado arbolado urbano.
La matriz chilena en movilidad ha tenido dos pecados estructurales. Sigue alentando el vehículo con la tercera pista nueva de su principal carretera en construcción hacia el sur, en vez de recuperar el tren en un país largo y plano en su valle central y además, ha concentrado en Santiago el 90% de su inversión en trenes de cercanía (metro). La Comisión Presidencial para la Descentralización del 2014 -de manera unánime- pidió una ley espejo a la alta inversión en el metro de Santiago que asegure inversión en movilidad eléctrica y tren intersur.
Agricultura Sana
Planificar los territorios para evitar la invasión de especies exóticas como incluso lo piden ingenieros forestales, que apelan a otro modelo que de valor a las especies nativas, evitando además los mega incendios por una visión conservacionista del territorio y, que apuesta a comarcas verdes mixtas con pluralidad de especies y cultivos.
Inversión en productos indígenas y mercados agrícolas: Aymaras con quinoa, lana, charqui y otras especies en el altiplano, y los mapuches con decenas de productos con muchas fuentes proteicas requiere inversión y prioridad, los piñones de Araucarias y el Avellano chileno o ñeufun, que ha dado ingresos significativos de cientos de familias pehuenches en las zonas precordilleranas. La construcción de mercados agrícolas en las ciudades, haciendo alianza de feriantes, productores locales y comunidades indígenas, aportaría a la alimentación saludable, reconocimiento y trabajo digno.
Incentivos a las redes locales de comida sana: Profundizar las leyes contra la comida chatarra incluyendo una dieta escolar con mucho más hortalizas y frutos de los territorios del sistema educacional que incentiven la agricultura sostenible.
Biodiversidad Turística
El tercer factor del triángulo para una economía verde es seguir la apuesta de decenas de países que han hecho de su biodiversidad natural, cultural y plurinacionalidad la viga maestra de lo que llaman turismo de gran escala ambiental como Costa Rica en América Latina.
Preservación de la biodiversidad. Hay regiones sin ninguno como O´Higgins abierto al público y con protección, no se limita las especies y el monocultivo, los incendios han destruido zonas completas y como se logró corroborar por la Contraloría General de la República (2020) ante denuncia de regionalista verdes, la Corporación Nacional Forestal, CONAF, permitió la tala y destrucción con permisos ilegales de miles de hectáreas de colinas y cerros sobre todo del dañado bosque esclerófilo, de clima mediterráneo que conserva especias sagradas de la vida cotidiana como boldos, quillayes y peumos.
Rescate del patrimonio físico y cultural. El daño histórico fue enorme y las falta de planes reguladores comunales y una política activa de identidad, ha banalizado pueblos y ciudades completas en el centro del país, afectadas por terremotos y reconstruidas sin apego a la identidad.
El agroturismo como salto en empleo fue la mega apuesta de Europa, como herramienta de generar empleo en las zonas rurales rezagadas y con alta pobreza. Se ligan a las fiestas, las comidas y bebidas con denominaciones de origen, el folklore identitario, la religiosidad, la vestimenta, los mitos y leyendas que se pueden comunicar, las redes de museos comunitarios, que son furor en regiones como Oaxaca en México.
Parques botánicos regionales para conservan diversidad y ser polos turístico a escala internacional como el Parque del Prado de Madrid o el Botánico de Montreal. Un plan nacional de botánicos, convertir en parques los cerros desertificados en decenas de urbes grandes y pequeñas, además de recuperar los bordes de ríos como bosques simples para las comunidades, generaría alto empleo en recuperación ambiental
Artesanía con identidad a escala regional. Chimbarongo es ejemplo con su muebles de mimbres, pero hay cientos de otros lugares en Chile que esperan expandir su producción y ser “vistos” como potencial por los mercados chilenos ligados al turismo. Hay que visibilizarlos en la nueva economía territorial verde…