El cambio climático no es ajeno a la crisis sanitaria actual. No nos salvamos solo lavando las manos, si no actuemos con la misma determinación frente al calentamiento global. Nuestra capacidad de enfrentar futuras pandemias, nuestra posibilidad de contar con agua, comida, aire respirable, depende en gran medida de lo que hacemos ahora, internacionalmente, en la lucha contra el cambio climático que va y ya está impactando a todos.
27 de febrero se detectó el primer caso de Coronavirus en Dinamarca. El 11 de marzo –con 514 tests positivos y 10 personas hospitalizados- la Primer Ministra de Dinamarca anunció el cierre de gran parte del país. El objetivo principal: ¡salvar vidas!
Rápidamente el parlamento danés, con inusual unanimidad, votó a favor de leyes temporales que permitió cerrar centros comerciales, peluquerías, tatuadores, cafés, restaurantes, cines, etc. Eso, junto de un importante paquete de apoyo económico a los independientes y a las PYMES, que con el correr del tiempo ha ido aumentando y prolongándose hasta el 8 de julio, brindando apoyo económico, garantías estatales y liquidez.
Como ejemplo, se otorgó compensación a organizadores de eventos de más de 1.000 personas o eventos con menos de 1.000 personas destinados a grupos de riesgo (tercera edad o enfermos). En lo inmediato, el Estado ofrece postergación del pago de impuestos e imposiciones para asegurar liquidez en las empresas. Además, entrega hasta 11 mil millones de pesos chilenos en compensación a empresas privadas, que puedan documentar una reducción en producción y venta debido a la COVID-19. Todas las medidas dirigidas a las empresas pequeñas y medianas, ya que se supone que las grandes empresas tienen suficiente liquidez como para arreglarse unos meses.
[cita tipo=»destaque»]Ninguna duda que esta crisis sanitaria gatilla enormes desafíos económicos en muchísimos países, también Dinamarca. Y, aunque la situación es trágica y difícil, también nos brinda una oportunidad para pensar más profundamente en las sociedades que queremos formar pos Coronavirus. Hemos sentido la mejora de la calidad del aire, la agradable baja en el nivel de ruido en las calles. ¿Estamos dispuestos a volver a lo mismo después? Los Estados van a tener que invertir para recuperar la economía. Invito a ver esto como una oportunidad para invertir en un futuro más sustentable, invertir conscientemente en energía renovable, ciclovías etc.[/cita]
Pero como lo que se entrega es dinero de todos los contribuyentes, el apoyo viene con exigencias: Si una empresa privada recibe 6 mil millones o más, se le prohíbe pagar dividendo a dueños y accionistas o, gastar dinero en recuperar acciones durante 2020 y 2021. Solo devolviendo el dinero recibido del Estado, pueden liberarse de esta restricción.
Y si Dinamarca siempre se coloca entre los países menos corruptos, también en parte es por la fiscalización que se ejerce cuando se trata de fondos públicos: la ayuda estatal a una empresa privada viene con la obligación de rendir cuenta cada 14 días. Y para evitar fraude, el parlamento destinó 2.5 mil millones de pesos chilenos para controlar a las empresas beneficiarias en 2020 y el mismo monto, para control en 2021. Asimismo, empresas con sede en paraísos fiscales, no podrán beneficiarse de este apoyo.
¿Qué ha pasado en el mercado laboral? Fiel al llamado “modelo danés” basándose en la importancia del movimiento sindical y gremial, el gobierno se sentó con la organización nacional sindical y el gremio de los empresarios para elaborar, en conjunto, un plan tripartito COVID-19 cuyo contenido principal significa:
A. El/la empleador/a se compromete a no despedir al personal y pagar a todos su sueldo completo.
B. El Estado entrega a la empresa un apoyo económico de 75% del sueldo del personal, por el período 9 de marzo a 9 de junio.
C. El/la empleado/a renuncia a 5 días de vacaciones (de los 25 días hábiles de vacaciones pagadas al año)
Ninguna duda que esta crisis sanitaria gatilla enormes desafíos económicos en muchísimos países, también Dinamarca. Y, aunque la situación es trágica y difícil, también nos brinda una oportunidad para pensar más profundamente en las sociedades que queremos formar pos Coronavirus. Hemos sentido la mejora de la calidad del aire, la agradable baja en el nivel de ruido en las calles. ¿Estamos dispuestos a volver a lo mismo después? Los Estados van a tener que invertir para recuperar la economía. Invito a ver esto como una oportunidad para invertir en un futuro más sustentable, invertir conscientemente en energía renovable, ciclovías etc.
En Dinamarca, el gobierno y el parlamento han destinado 35.5 mil millones de pesos chilenos a un Fondo de Innovación, para apoyar a empresas que desarrollan nuevos productos o servicios que aumente la competitividad internacional, especialmente la exportación de tecnologías “verdes”, rubro que crece año a año.
También, en el marco de la Unión Europea, Dinamarca aboga para que los fondos de rescate tengan un fuerte elemento de sustentabilidad, para que no se repitan las ayudas pos-crisis financiera de 2009, donde las inversiones en las industrias fósiles aumentaron. Muchos informes científicos muestran que Chile tiene un gran potencial para desarrollar nuevas fuentes de energías limpias y, continuaremos la colaboración en este tema.
El virus ha mostrado que somos seres sociales y sufrimos estar aislados uno del otro. Y eso también cuenta a nivel global: ningún país puede escapar de los efectos sanitarios y económicos de la pandemia. Necesitamos como nunca, cooperación internacional, dentro de OMS y OMC, por ejemplo.
Y el cambio climático no es ajeno a la crisis sanitaria actual. No nos salvamos solo lavando las manos, si no actuemos con la misma determinación frente al calentamiento global. Nuestra capacidad de enfrentar futuras pandemias, nuestra posibilidad de contar con agua, comida, aire respirable, depende en gran medida de lo que hacemos ahora, internacionalmente, en la lucha contra el cambio climático que va y ya está impactando a todos.