Nada es lo que parece en las finanzas de LATAM. El hecho de que en el pasado mes de abril, en una reunión con los accionistas, la compañía hablara de repartir US$57 millones en utilidades para, escasas semanas después, someterse al proceso de la «Ley de bancarrota» estadounidense, tras caer en cesación de pagos con sus acreedores, constituye uno más de los episodios controvertidos en los que se ha visto envuelto el “clan Cueto”. Uno de los casos más bullados se remonta a 2016, cuando la Securities and Exchange Commission (SEC) en Estados Unidos cursó una multa por US$22 millones a la aerolínea, al confirmar los pagos irregulares por US$1,5 millones que el 2006 hizo Ignacio Cueto a un consultor argentino, para que solucionara los problemas con los sindicatos en el país trasandino. También está el caso de una investigación vigente en Brasil, donde Henrique Constantino –uno de los dueños de la línea aérea brasileña GOL– admitió que su empresa era parte de un esquema, junto a LATAM y otras pocas aerolíneas, de pago de sobornos a políticos brasileños. Estos hechos seguramente saltarán al tapete durante la tramitación del «Chapter 11» en EE.UU., mientras se debate en Chile el eventual salvataje económico por parte del Estado a esta compañía transnacional, en cuya propiedad participan, además de los Cueto, los dos más poderosos conglomerados de la aviación mundial: Delta Airlines y Qatar Airways. Una de las muchas controversias que podrían afectar el posible rescate del Estado chileno a la firma, es que esta ya le debe mucho dinero al país, a través de una deuda que tiene con BancoEstado por US$518.032 millones.
Colunga es un pueblo pequeño, que no alcanza los 4 mil habitantes, ubicado en el norte de España, en Asturias. Desde ese municipio emigró a Chile, en 1937, Juan Cueto Sierra, español, de familia republicana y fundador de la que hoy controla LATAM, la línea aérea que se acogió a la bancarrota contemplada en la Ley de Quiebras de Estados Unidos. Cuando Colunga era una aldea, en 1860, también emigró a Chile desde esa localidad Bernardino Piñera Aguirre, el primer ascendiente avecindado en el país de la familia del Presidente de la República, Sebastián Piñera Echenique.
Hay muchos años de diferencia entre la llegada de un patriarca y otro. Pero esta coincidencia es una más de las que mantiene unidos a Juan Cueto Sierra y sus hijos Enrique, Ignacio y Juan José Cueto Plaza, con Sebastián Piñera.
Otro punto de encuentro es el Instituto Carlos Casanueva, donde estudió Orientación Familiar la esposa del Primer Mandatario, Cecilia Morel. La institución fue fundada por Enrique Cueto Sierra, tío de los controladores de LATAM. Pero, sobre todo, el lazo más fuerte de unión entre Juan Cueto Sierra y sus hijos, los hermanos Cueto Plaza, con Sebastián Piñera Echenique, se remonta a cuando fueron socios en la empresa Promotora de Negocios.
Juan Cueto Sierra había comenzado sus negocios con una fuente de soda en Vicuña Mackenna y, para cuando Piñera se acercó a él, a comienzos en 1978, para proponerle entrar al negocio de las tarjetas de crédito, Cueto Sierra ya era un empresario conocido en varios rubros.
Ambos, Cueto Sierra y Piñera Echenique crearon la citada Promotora de Negocios, firma que los llevó a tener varios problemas con la justicia cuando quebraron los bancos, durante la crisis del 82. Cueto estaba vinculado con el Banco Concepción desde 1978 y Piñera con el Banco de Talca. De todas formas, siguieron juntos con esta compañía hasta bien entrada la década de los 80.
Una década después, entre 1992 y 1994, fue Enrique Cueto Plaza –el hijo mayor de Juan Cueto Sierra– quien ayudó a Piñera a utilizar el denominado “esquema de las empresas zombies”, cuando un grupo de empresarios –entre ellos el actual Presidente, quien entonces era senador– compró empresas quebradas para utilizar sus pérdidas y así rebajar impuestos. A su vez, fue Piñera quien invitó a Juan Cueto Sierra en 1994 a participar invirtiendo en LAN. En ese entonces, Cueto ya tenía un avión que lo usaba en la línea aérea de carga Fast Air.
Tiempo después, el año 2010, los Cueto Plaza le compraron a Piñera una parte de sus acciones en LAN, ayudándole a zafar por entonces de uno de sus conflictos de interés más bullados, cuando llegó por primera vez a La Moneda.
La mayor cercanía con el Presidente la estrechó Ignacio Cueto Plaza, quien es conocido por su estilo relajado y simpático. Según cercanos, fueron estos atributos los que lo acercaron al actual Mandatario, llegando a convertirse en uno de los amigos del club de empresarios más estrechos de Piñera. Tal es el grado de vinculación, que «Nacho» participó activamente en la última campaña presidencial, acompañándolo incluso en algunas entrevistas de televisión.
Pasados algunos años, ahora es Piñera quien está ayudando a los Cueto, al pedirle a su ministro de Hacienda, Ignacio Briones, incluir a LATAM en el eventual plan de rescate a grandes empresas. La compañía multinacional es controlada por la familia Cueto a través de algunas sociedades, especialmente Costa Verde Aeronáutica S.A.
El viernes antepasado el ministro Briones presentó en la Comisión de Hacienda del Senado el «Marco para el Financiamiento de Emergencia a Empresas Estratégicas de Mayor Tamaño». Briones no confirmó que LATAM fuera una de las compañías seleccionadas para el rescate estatal, pero la mencionó tantas veces que causó sorpresa entre los parlamentarios. Briones la citó directamente como un ejemplo de empresa elegible, tras afirmar que «las actividades de LATAM tienen impacto directo, indirecto o inducido por más de US$ 6.000 millones en el PIB de Chile y US$1.750 millones en ingresos laborales».
Pero la eventual operación de salvataje, para ser exitosa económica y políticamente, debe tener el respaldo del Congreso y en el Parlamento el apoyo no está asegurado. Están los incondicionales, que sostienen que es una empresa estratégica para Chile, pero también los hay que ponen en duda la pertinencia de pasar –directa o indirectamente– muchos millones de dólares a un compañía internacional, en cuya propiedad figuran, con una altísima participación, dos monstruos del mercado de la aviación mundial: Delta Airlines y Qatar Airways.
La primera de las firmas, dueña del 20% de LATAM, es líder de la Asociación Sky Team y maneja una buena parte del mercado aéreo mundial a través de su participación en las aerolíneas Air France-KLM, Aeroméxico y Korean Airlines, entre otras. La segunda, Qatar Airways, es la compañía de capitales árabes que controla al otro gigante de la aviación global, American International Group (AIG), por medio del cual Qatar controla a su vez las aerolíneas British Airways e Iberia.
En un escenario donde el Estado de Chile podría figurar entregando cientos de millones de dólares a una firma de capitales transnacionales, el diputado Mario Desbordes adelantó de entrada no tener problemas en ayudar a LATAM, pero bajo ciertas condiciones. «Primero, que los montos sean inferiores a los que se les van a pasar a las pymes, porque si a las pymes les estamos regateando las lucas, no puede ser que a una gran empresa le entreguemos plata sin ninguna restricción», dijo el presidente de RN.
Además, un eventual rescate financiero de parte del Estado a la aerolínea puede verse enfrentado a varias controversias adicionales que compliquen la operación, entre las que figura el hecho de que LATAM ya le debe al Estado de Chile mucho dinero, a través de una deuda que tiene pendiente con BancoEstado por US$562 millones 985 mil, a junio del año pasado. En el balance al 31 de marzo de este año, la deuda registrada con el banco estatal era de US$518.032 millones. *
En la prensa económica, el clan de los Cueto ha tenido siempre un lugar para perfiles que destacan su habilidad como “zorros” para detectar oportunidades de negocio y expansión.
Uno de estos ejemplos fue cuando trajeron desde un viaje a Europa la idea de fabricar las carteras Gucci, negocio que expandieron en Perú y México.
El éxito comercial en el país azteca hizo que Juan Cueto Sierra explorara en otro rubro completamente distinto al del lujo, pero en el cual también se manejan abultadas sumas de dinero: el boxeo. En este campo, Cueto Sierra creyó que podía ser un buen promotor de boxeadores y terminó apadrinando al mismísimo Martín Vargas, pero aquí el éxito se cayó en el primer round.
Inquietos, el “imperio” de los Cueto buscó nuevos horizontes y en variados rubros. En la actualidad, tienen participación en 17 Cementerios Parque a lo largo de Chile; y un porcentaje de la minera Michilla con el grupo Luksic, sociedad que refleja la amistad entre el patriarca Cueto y Andrónico Luksic Abaroa. Aparte de ello, los Cueto tienen también propiedad en el exclusivo complejo inmobiliario y club de golf Valle Escondido, en La Dehesa.
En sus perfiles publicados en la prensa destaca un gran talento para sortear crisis, razón por las cual se les otorga el calificado de «zorros». Uno de estos casos vino después de los atentados a las Torres Gemelas el año 2001 y el alza del petróleo que golpeó a la industria aeronáutica en 2011. Meses después de este último evento, cuando la industria aeronáutica estaba en picada, los Cueto sorprendieron de nuevo encabezando la fusión con la brasileña TAM, que fue anunciada como un acto triunfal. Todo bien para el clan. Incluso cuando las cosas van mal.
Siendo muy «zorros», esta fusión hizo que el perfil empresarial de los Cueto se mantuviera en alza. En 2017, la prestigiosa publicación Harvard Business Review incluyó a Enrique Cueto entre los 100 “CEO con mejor desempeño en el mundo”, durante dicho año.
Pero, igual como le ocurre a Piñera, esa «zorrocidad» ha llevado a los Cueto a pecar de incontinencia. En 2012, la Corte Suprema ratificó la multa de $37 millones a Juan José Cueto Plaza, el segundo de los hermanos, por no cumplir con su “deber de abstención” y comprar con información privilegiada más acciones de LAN en 2006, antes que se conocieran oficialmente los resultados de la compañía.
Otro ejemplo de esta habilidad, pero mucho más reciente –según confiesan varios accionistas minoritarios– ocurrió el 30 de abril de este año, cuando la empresa informó que tenía “una caja de US$1.500 millones y una capacidad de endeudamiento de US$600 millones más y que iban a repartir dividendos por US$57 millones. Pero dos semanas después nuevamente sorprendieron a todos cuando aparecieron con un procedimiento de quiebra en Estados Unidos. «¿Qué diría usted como socio?”, se preguntan los minitoritarios con desconfianza. Gran parte de estas dudas podrían resolverse en la junta de accionistas programada para el venidero 18 de junio.
Con una deuda que bordea los US$11 mil millones y cuya acumulación claramente no es una consecuencia exclusiva de la pandemia, esta coyuntura lleva a pensar a estos accionistas si el «bicicleteo» no forma acaso parte de un patrón, de un estilo particular de hacer negocios al límite, cuyas características y prácticas van mucho más allá de la de ser simplemente «zorros».
En 2016, por ejemplo, la Securities and Exchange Commission (SEC) en Estados Unidos cursó una multa de US$22 millones a LATAM, al confirmar la investigación sobre los pagos irregulares por US$1,5 millones que, 10 años antes (2006), había hecho el gran amigo del Presidente Piñera, Ignacio Cueto, a un consultor argentino, para que “solucionara” diversos problemas que estaban teniendo con los sindicatos en el país trasandino.
Ignacio Cueto admitió estos pagos ilegales con el argumento de que fueron obligados a pagar. La compañía se acogió, entonces, a un procedimiento administrativo de la ley estadounidense para evitar mayores sanciones. Como resultado, dicho procedimiento implicó un compromiso con el Departamento de Justicia de Estados Unidos de no recaer en la misma conducta ilegal en el futuro, para lo cual se vio obligado a permitir por años la revisión de su contabilidad por un veedor designado.
Poco antes de la crisis actual, el 30 de diciembre de 2019, Jorge Said –quizá el accionista más incómodo de la compañía– presentó una denuncia a la SEC por otro problema, también de corrupción, pero esta vez en Brasil.
El escándalo partió cuando Henrique Constantino, uno de los dueños de la línea aérea brasileña GOL, admitió que su empresa era parte de un intrincado esquema –junto a otras aerolíneas– para pagar sobornos a políticos durante el 2014. Entre esas empresas coludidas figura LATAM.
Aunque esta investigación no se halla terminada, esta denuncia no fue informada a las autoridades que en Estados Unidos están a cargo de la “reorganización” solicitada por la firma, y que podría complicar su situación en el contexto del acuerdo suscrito con el Departamento de Justicia de estadounidense.
Otro de los problemas que podrían enfrentar adicionalmente los Cueto, ahora que la justicia de EE.UU. revisa el «Chapter 11», tiene que ver con la implementación de la nueva Alianza Estratégica que implica la salida de LATAM del grupo One World, al que pertenece su socio Qatar Airways, y la entrada a Sky Team, liderada por el otro gran socio, Delta Airlines. Esta situación, que podría contravenir lo dispuesto por el Tribunal de Defensa de la Libre Competencia (TDLC), que en una de sus disposiciones –cuando autorizó la fusión con TAM– le prohibió “celebrar ni mantener, sin autorización previa de ese Tribunal, acuerdos de código compartido con los miembros o asociados de una alianza distinta de aquella a la que perteneciera LATAM”.
Es más –advierten observadores del mercado aéreo–, el hecho que los Cueto se hayan asociado a dos líneas aéreas que representan a su vez a distintas asociaciones globales del mercado aéreo, podría llevar en la práctica a la conformación de una megaestructura olipológica de la aviación comercial.
La investigación por los sobornos a políticos en Brasil no ha sido el único caso que ha tenido como protagonistas a los hermanos Cueto, a LATAM y la política.
En 2014, en pleno escándalo de las platas políticas en Chile, se conoció un informe del Servicio de Impuestos Internos (SII) que enumeró las 242 empresas que postularon a beneficios tributarios por aportes ilegales a las actividad política el 2013. LATAM fue una de ellas.
Según dicho informe, los Cueto son donantes habituales de las campañas políticas. Por medio de aportes reservados, a través de LATAM y LATAM Cargo, la familia entregó $197 millones entre los años 2010 y 2015.
Con esta información se inició un proceso judicial tras la denuncia por un accionista minoritario de algunas de las empresas cuestionadas, por donar dinero sin la autorización de los accionistas.
Aunque el caso fue sobreseído, tanto Enrique e Ignacio tuvieron que dar explicaciones. Mientras Enrique Cueto señaló en 2015 que «financiar a buenos políticos también es ayudar a un país. Hay buena gente de todos los partidos», su hermano menor reparó en las contradicciones de la Ley de Financiamiento de los Partidos Políticos. Para el amigo de Piñera, la controversia radica en que «uno no puede revelar a quién le donó y, por otro lado, la Ley de Sociedades Anónimas te obliga a explicar en junta a quién donaste. Hay un contrasentido», apuntó.
Dada su estrecha amistad con el Presidente, y sus lazos con políticos de distintos sectores (a varios de ellos LATAM les ha financiado sus campañas), Ignacio Cueto es el que mejor conectado está políticamente. Y actualmente es parte del grupo más cercano al Mandatario, el denominado “tercer piso de Piñera”.
Y se ha mantenido siempre lealmente junto a Piñera, a diferencia de otros integrantes del grupo de empresarios “más liberales”, como Jorge Errázuriz, que se fue con Andrés Velasco, y ahora está más cerca de Sebastián Sichel.
Errázuriz comparte puesto con Enrique Cueto en el directorio de la Fundación Endeavor, dedicada a apoyar a emprendedores “de alto impacto”. Ignacio, por su parte, se mantiene en el directorio de la Fundación Teletón –puesto que dejó Carlos Alberto Délano en medio de los problemas legales de Penta–.
En la Teletón, Ignacio Cueto se conecta con Patricio Jottar, gerente de CCU, una empresa emblema del Grupo Luksic. Y con el empresario Lázaro Calderón, emparentado con su cuñada, controlador de Ripley.
Los problemas económicos de LATAM, sin embargo, no tocan al clan en lo personal. Enrique Cueto, por ejemplo, no ha dejado a un lado su estilo de vida lujoso. Mantiene un jet privado de US$25 millones y un helicóptero que cuesta otros US$4 millones.
Cuando se podía viajar, acostumbraba asistir a la ópera en Milán y dedicar tiempo a leer extensas biografías de personajes protagónicos de la historia militar, para aplicar algunos conceptos a sus negocios. Casado con Vivian Ventura Calderón, ligada a una familia con intereses en la industria textil a través de la tienda Insólito, es sobrina de los hermanos Calderón, controladores de Ripley. Por su parte, Ignacio Cueto está casado con Paula Délano, hija de Eugenio Délano Ortúzar, hermano de Juan Carlos Délano, exministro de Pinochet.
El segundo del clan, Juan José Cueto, es el encargado del Family Office, que agrupa a las inversiones de la familia, donde –además de las ya descritas– destaca la inmobiliaria Sinergia, con la que impulsaron el desarrollo inmobiliario en el sector de Nueva Las Condes. Juan José Cueto está casado con Jimena Sarquis, de la familia dueña de la pesquera Blumar. Con ellos, más la familia de Alberto Kassis, son socios en Sinergia.
El año pasado, el Family Office de los Cueto formó una nueva sociedad, llamada Ribadessella. En este vehículo de inversión se integraron los hijos de todos los hermanos, incluyendo los descendientes de Luis Felipe Cueto, fallecido en 2002.
Por otro carril muy distinto corre el trabajo de la hermana menor del clan, Esperanza Cueto Plaza. Aunque se reúne con sus hermanos una vez al mes, Esperanza –casada con el controvertido empresario Max Marambio– dedica su tiempo y energía a múltiples labores sociales y culturales, como la creación e impulso de Comunidad Mujer, organización que cofundó hace 18 años y que busca promover los derechos de las mujeres y su incorporación a la discusión y el desarrollo de políticas públicas.
Esperanza Cueto es liberal en lo valórico. Se define a favor del aborto en 3 causales y encabeza la gestión de la Fundación Colunga, que apoya proyectos de innovación social para impulsar cambios sistémicos en zonas con alta vulnerabilidad.
Antes de Max Marambio, estuvo casada con el exalcalde de Santiago y animador de televisión Raúl Alcaíno, con quien tiene dos hijas. Una de ellas, Esperanza Alcaíno, fue concejal por Santiago y es una destacada activista en temas de género y cuidado de los animales.
*Nota del Editor: Por un error de fechas, se sostuvo originalmente en esta nota que la deuda US$562 millones de Latam con Banco Estado estaba contenido en el balance de la compañía de junio de este año. Lo correcto es que esa información corresponde al balance a junio de 2019.