La exsubsecretaria de Salud y actual consejera de la OMS elaboró –junto a otros destacados profesionales internacionales–, en septiembre del año pasado, un informe sobre los principales riesgos que amenazarían al mundo global. El estudio, que se hizo por encargo del Banco Mundial y la Organización Mundial de la Salud, bautizado con el nombre «El mundo está en peligro», arrojó que una pandemia de características catastróficas era inevitable. El informe tuvo cero impacto. Nadie los escuchó. Hoy, preparan un segundo documento, esta vez acerca de los aprendizajes extraídos de la pandemia global, en el que reparan sobre los peligros para la paz que entrañaría una distribución no equitativa a nivel mundial de la vacuna, una vez que la ciencia logre dar con ella. En el caso de Chile, la experta advierte que la pandemia seguirá con nosotros hasta fines de 2021, que es cuando se estima pueda estar ya disponible una vacuna y que, en lo inmediato, las familias tienen que tener claro que, al menos en lo que respecta a los estudiantes, estos no van a volver a clases presenciales en todo lo que resta de este año.