Así lo aseguró la ingeniera especialista en temas de energía y exsecretaria ejecutiva de la Comisión Nacional de Energía. La experta justificó su mirada en la gran capacidad que tiene nuestra matriz energética, muy diversificada y en aumento, donde la hidroelectricidad ya pesa poco y existe un gran dinamismo en las inversiones en energías renovables no convencionales. Menciona también que, aunque todavía nos quedan muchos años dependiendo de la generación de energía no renovable, de fósiles –lo planificado es que el año 2040 ya no haya más centrales a carbón–, si las nuevas tecnologías limpias bajaran de precio, cosa que probablemente ocurra, se aceleraría el proceso de sustitución por energías limpias, porque pasarían a ser más competitivas que el carbón.
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