La riqueza de nuestras comunidades –profesores, investigadores, estudiantes, profesionales administrativos y exalumnos– tiene mucho que aportar al desarrollo de nuestro país, con el objeto de fomentar un espacio de reflexión y análisis de los desafíos que se presentan en la sociedad. El futuro del país requiere voluntades y voces que valoren la diversidad, que se orienten a la construcción de un futuro que tenga resonancia y sea representativo de la mayoría de los habitantes de nuestra patria. Este espacio de construcción conjunta y colaborativa es de la mayor importancia, en un país que espera superar sus conflictos expresados en las recientes crisis que estamos viviendo.
En la situación compleja que vivimos producto de la pandemia, el confinamiento nos pone de relieve importantes desafíos, como son las alteraciones en la salud mental, la incertidumbre de la evolución de la enfermedad, el impacto de nuestras relaciones a nivel familiar y laboral, el desempleo y la precariedad económica, entre otros sentimientos relevantes que afectan a nuestra población. Lo anterior se suma a la presencia de una crisis social en evolución, que se presentó con fuerza en octubre del año pasado y que está latente, con demandas e interrogantes importantes de analizar al interior de la comunidad nacional. Estas dos crisis han azotado de manera muy significativa a nuestra sociedad, poniendo de relieve nuestra vulnerabilidad personal y familiar, junto a la precariedad social del país.
Nuestro sistema de Educación Superior, a lo largo de todo el país, se ha comprometido en esta crisis a contribuir al bien común de la sociedad desde su quehacer de docencia e investigación, aportando innovaciones y bienes públicos para que se implementen avances científicos, tecnológicos y también, en algunos casos, se transformen en políticas públicas que vayan en beneficio de la población, en particular de los más necesitados de nuestra sociedad. Es necesario recalcar que la colaboración entre las universidades –a través de la interacción de sus distintas áreas disciplinares– es crucial, con el fin de colaborar en la resolución de problemas complejos. Así, uno de los conceptos más importantes a implementar en momentos de pandemia, el que debe quedar como un legado positivo después de esta grave crisis, es la activa colaboración en nuestro trabajo universitario.
[cita tipo=»destaque»]El objetivo de este trabajo ha sido poder organizar una escucha activa a través de realizar encuentros y conversaciones por medios virtuales, en la búsqueda de convocar a miles de ciudadanos a una gran reflexión que nos permita conocer la situación actual de nuestro país, respecto a cómo ven nuestro futuro, cuáles son sus anhelos y esperanzas, así como los sueños que desean realizar en el futuro. Este diálogo será amplio, diverso, con gran respeto y sentido de bien común. La conversación y escucha activa está en el centro del proyecto, entregando confianza, respeto y acogida a todos los participantes. Debemos ir a todos los rincones del país, para encontrarnos con los más postergados y vulnerables, con quienes muchas veces no logran expresar su opinión.[/cita]
La riqueza de nuestras comunidades –profesores, investigadores, estudiantes, profesionales administrativos y exalumnos– tiene mucho que aportar al desarrollo de nuestro país, con el objeto de fomentar un espacio de reflexión y análisis de los desafíos que se presentan en la sociedad. El futuro del país requiere voluntades y voces que valoren la diversidad, que se orienten a la construcción de un futuro que tenga resonancia y sea representativo de la mayoría de los habitantes de nuestra patria. Este espacio de construcción conjunta y colaborativa es de la mayor importancia, en un país que espera superar sus conflictos expresados en las recientes crisis que estamos viviendo.
Desde las universidades Católica y de Chile, con la activa colaboración de una parte importante del sistema universitario, diversas fundaciones, el sector productivo y las comunidades de base, hemos organizado un proyecto de gran relevancia para el futuro del país. Se trata de una iniciativa de escucha activa y planificada, realizada con rigor universitario y un análisis de resultados acorde a metodologías científicas. Es una verdadera plataforma de colaboración ciudadana que se orienta a convocar a la población, que hemos denominado “Tenemos Que Hablar de Chile”.
El objetivo de este trabajo ha sido poder organizar una escucha activa a través de la realización de encuentros y conversaciones por medios virtuales, en la búsqueda de convocar a miles de ciudadanos a una gran reflexión que nos permita conocer la situación actual de nuestro país, respecto a cómo ven nuestro futuro, cuáles son sus anhelos y esperanzas, así como los sueños que desean realizar en el futuro. Este diálogo será amplio, diverso, con gran respeto y sentido de bien común. La conversación y escucha activa está en el centro del proyecto, entregando confianza, respeto y acogida a todos los participantes. Debemos ir a todos los rincones del país, para encontrarnos con los más postergados y vulnerables, con quienes muchas veces no logran expresar su opinión. El Consejo Asesor –que convoca a variados líderes de opinión– vela por el adecuado desarrollo del proyecto.
Es así como se han planificado consultas y conversaciones virtuales, las que se han realizado de manera muy activa en estos meses. En la actualidad se diseña la implementación de miles de conversatorios entre grupos reducidos de personas, con facilitadores o coordinadores que permitirán darle una estructura al programa. Se trata que cerca de una por cada mil personas mayores de edad estén representadas en estas reuniones. A través de sus opiniones, conoceremos el sentir de nuestros ciudadanos. También se analiza la forma de incluir a los jóvenes menores de edad.
Desde las universidades aportaremos la metodología necesaria para una adecuada sistematización y análisis de las conversaciones que se produzcan, con la necesaria confidencialidad de los contenidos que se reporten. Todos estos resultados serán puestos a disposición del Gobierno, del Parlamento, de los líderes de opinión y de toda la sociedad. Creemos que será un aporte valioso al debate que el país requiere para alcanzar una mayor justicia y cohesión social.
La posibilidad de invitar desde las universidades, desde fundaciones de la sociedad civil, de parte del sector productivo, desde comunidades de base, a todos y todas quienes se sientan convocados a participar a lo largo y ancho del país, hace de esta iniciativa una gran oportunidad de proyecto conjunto. Queremos hablar de esperanzas, sueños, anhelos y búsqueda de un futuro en común. Tenemos que hablar de Chile para construir un futuro entre todos, para hacer nuestro el desarrollo del país.
Porque debemos construir Chile entre todos, la invitación es hablar de Chile en momentos cruciales para el desarrollo de nuestro país.