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Se busca Presidente(a) Opinión

Se busca Presidente(a)

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Axel Callis
Por : Axel Callis Sociólogo. Analista político
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Hoy cada sector puede establecer los consensos más grandes de la historia y concebir los proyectos políticos más significativos de las últimas décadas y no hay nadie que los pueda ejecutar. Definitivamente nadie, es decir, a poco más de un año de la próxima presidencial estamos en pampas y eso no son buenas noticias para las expectativas que se amontonan, pues el deseo de cambiar o defender lo que hay no tendrá una figura indiscutida. Saldrá del descarte.


Se percibe –como no ocurría hace muchos años y tal vez desde 1988– que el país quiere apropiarse directamente de su destino político. También se advierte el deseo de tener una nueva Constitución y de participar en procesos que antes eran lejanos y esquivos. Estamos más politizados y críticos, se está opinando más y se percibe desde variados estudios esa energía. No obstante, con la pandemia y la crisis económica que comienza a golpear al país, aún no se logra distinguir a líderes o lideresas que orienten, en medio de este déficit de representación y desconfianza, hacia alguna alternativa de futuro. Algo fresco y nuevo, acorde con los tiempos.

En nuestra precoz carrera presidencial, nadie crece ni despega como LA figura política, esa que sea capaz de concentrar las energías dispersas y doblegar a las segundonas y los segundones.

[cita tipo=»destaque»]Serán presidenciales sin mucho amor, más bien frías y de descarte, lo cual augura una luna de miel tan corta como la que vivió Sebastián Piñera en este segundo mandato. Lo anterior, en medio de un proceso constituyente detrás, que no estará exento de interés y expectación de lo que ahí se esté jugando. Algo, tal vez, más importante de la gestión del que esté gobernando en esos momentos.[/cita]

Peor aún. Hoy cada sector puede establecer los consensos más grandes de la historia y concebir los proyectos políticos más significativos de las últimas décadas y no hay nadie que los pueda ejecutar. Definitivamente nadie, es decir, a poco más de un año de la próxima presidencial estamos en pampas y eso no son buenas noticias para las expectativas que se amontonan, pues el deseo de cambiar o defender lo que hay no tendrá una figura indiscutida. Saldrá del descarte.

A un año y medio de la elección presidencial de 2009 (junio de 2008), el CEP les preguntaba a los ciudadanos «¿Quién le gustaría que fuera la o el próximo Presidente(a) de Chile?». Y Sebastián Piñera marcaba un 33%, seguido por Ricardo Lagos que marcaba 13 puntos, Joaquín Lavín –sí, el mismo de hoy– un 7% y Eduardo Frei no llegaba al 3%.

En julio de 2012 –también a 16 meses de la presidencial– el CEP preguntaba otra vez «¿Quién le gustaría que fuera la o el próximo Presidente(a) de Chile?». Y la respuesta era muy clara: Michelle Bachelet 50% y Laurence Golborne 9% (extrañamente Joaquín Lavín no aparecía). Es decir, otra tendencia muy nítida a igual temporalidad.

Hoy, a la misma distancia temporal de la elección presidencial del 2021 (16 meses), ningún candidato pasa del 12% en todas las encuestas serias. Para la misma pregunta: «¿Quién le gustaría que fuera la o el próximo Presidente(a) de Chile?»: La encuesta TuInfluyes.Com tiene a Lavín con 12% y al alcalde de Recoleta, Daniel Jadue (PC), con 9%, y luego la presidenta del Colegio Médico, Izkia Siches, con 8%. En la encuesta Criteria, Lavín y Jadue están empatados en 12% y luego aparece José Antonio Kast con un 8%. Y, por último, Pulso Ciudadano de Activa, en un estudio publicado a fines de junio, dejó al alcalde Lavín con 12,6%, Jadue con 9,2% y, más atrás, Franco Parisi con un 5,6%. En resumen, las tres encuestas coinciden en que Lavín está al tope con más/menos 12% y, al lado, Jadue con un porcentaje igual o muy cercano.

En julio de 2016, a similar momento con respecto a la presidencial, el CEP registraba 14% para Sebastián Piñera y un 5% para Ricardo Lagos. Esta situación no es muy distinta a la que estamos viviendo hoy, lo cual es parte del mal pronóstico de lo que viene. Pocos meses más adelante, en noviembre del 2016, ya estaba instalado (había irrumpido) Alejandro Guillier con un 14% y el actual Mandatario con un 20%. Pero nadie vio venir a Beatriz Sánchez, solo hasta el resultado.

La única gran diferencia con respecto al proceso anterior, es que hay un plebiscito en octubre y una potente ruta constitucional, más primarias y otras elecciones de posible alta convocatoria, lo cual, puesto en una pospandemia y el “momento constituyente”, no entrega mucho espacio a la aparición de nuevas figuras, esas que podrían irrumpir cambiando el destino del país.

En resumen, de continuar hacia este apretado ciclo electoral, los liderazgos presidenciales saldrán de lo ya conocido, los cuales deberían acumular fuerzas en procesos de primarias y así comenzar a ordenar el escenario. No habrá otra.

Serán presidenciales sin mucho amor, más bien frías y de descarte, lo cual augura una luna de miel tan corta como la que vivió Sebastián Piñera en este segundo mandato. Lo anterior, en medio de un proceso constituyente detrás, que no estará exento de interés y expectación de lo que ahí se esté jugando. Algo, tal vez, más importante de la gestión del que esté gobernando en esos momentos.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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