Todos los expertos coinciden en que la trazabilidad es la estrategia crucial para contener la pandemia y no se está llevando a cabo bien. Datos imprecisos, falta de recursos, burocracia administrativa, mantienen en un nivel muy bajo los porcentajes necesarios para controlar la epidemia en el mediano plazo y prevenir un rebrote. En el Minsal aseguran que gran parte del desorden –y derechamente la inacción frente a este tema– es culpa del mal manejo político que ha tenido el ministro, incapaz de controlar la “guerra civil” al interior de su repartición.
Cuando en un arranque de sinceridad el ministro de Salud, Enrique Paris, dijo a comienzos de agosto que su repartición era “un portaviones con un solo motor”, se refería a que un factor crucial para contener la crisis sanitaria del coronavirus efectivamente no está operando: la trazabilidad, el trabajo que debe hacerse monitoreando y detectando a las personas contagiadas y sus contactos estrechos para luego aislarlos. Toda la experiencia internacional indica que esta es la única manera, hasta ahora, de controlar la pandemia y sus brotes.
Actualmente –según el Cuarto Reporte de Monitorización de Testeo, Trazabilidad y Aislamiento (TTA) elaborado por la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Chile y publicado el 14 de agosto– por cada caso en Chile, se están trazando solo 1,5 contactos. El lunes, en la comisión investigadora de la Cámara de Diputados, a propósito de los actos del Gobierno en torno al COVID-19, el doctor Juan Carlos Said aclaró a los parlamentarios que esa cifra es demasiado baja: “Cualquier trazabilidad que esté ubicando a menos de un promedio cinco contactos, probablemente no está siendo útil. Lo que tenemos es 1,5 por persona. Claramente es insuficiente y lo más probable es que no logre contener un brote”.
En dicha instancia parlamentaria, Said agregó que un rebrote podría tener un impacto negativo en la economía cercano al 2% del PIB y, en ese contexto, su recomendación fue auditar las cifras de trazabilidad: «El secreto de Nueva Zelandia ha sido la trazabilidad, las universidades lo auditaron y, en un principio, no fue bueno. No me interesa que rueden cabezas. Un proceso para que mejore tiene que ser auditado, que se cree una comisión que audite este proceso y genere recomendaciones”.
Pero en el Minsal las cosas no están para eso, apenas se ha notado la coordinación necesaria para traspasar los recursos pertinentes al sistema de Atención Primaria de Salud (APS). Según el mismo informe de la Universidad de Chile, un 14% de los consultorios reconoce no haber recibido recursos, un 49% no tiene personal para entregar licencias y un 30% registra los datos de trazabilidad en planillas Excel o en papel, en las mismas fichas clínicas de los pacientes.
La información no está completa en la plataforma de Epivigila, que tiene datos en tiempo real. Además, según los datos del informe de la Universidad de Chile, existe un déficit de personal del 37% para llevar a efecto la trazabilidad. Con esta serie de problemas, se general subreportes que no permiten tomar buenas decisiones.
[cita tipo=»destaque»]Junto a las intrigas políticas, existe la convicción extendida de que la gestión del ministerio no ha sido efectiva. “Desde la comisión, la principal preocupación que me quedó a mí es que los especialistas dijeron que la curva que tenemos es una que se habría producido como si no hubiéramos tenido ninguna cuarentena. Las cuarentenas entre comunas no sirvieron para nada. Había que hacerlas por región. Se ha desincronizado la pandemia a nivel nacional. Esto de hacer cuarentenas diferenciadas ha hecho que tengamos desincronización entre varias epidemias, donde cada una está evolucionando a su arbitrio”, sentencia la diputada Hernando.[/cita]
Detrás de toda esta falta de coordinación, está lo que al interior del Minsal describen como la “falta de muñeca política” del ministro Paris para manejar la pugna que mantienen, hace meses, los subsecretarios de Redes Asistenciales, Arturo Zúñiga, y de Salud Pública, Paula Daza. Los roces entre ambos –según afirman en la repartición– los mantienen prácticamente incomunicados entre sí. Algo no menor, si las decisiones administrativas se toman en Salud Pública a cargo de Daza, pero la firma para la ejecución de los recursos la pone Zúñiga y entre ambos la coordinación es prácticamente nula.
Algo que en la formalidad desde el Minsal descartan, al tiempo que insisten en que el ministro Paris no solo apoya absolutamente a ambos subsecretarios, sino que los dos trabajan muy bien y descartan que existan problemas entre Daza y Zúñiga.
Pero en La Moneda son consientes de los problemas y el domingo el propio Presidente Sebastián Piñera habría expresado su molestia a ambos subsecretarios. En el seno del Gobierno aseguran que la sugerencia cada vez más explícita al ministro Paris es que los cambie a los dos. De acuerdo a una fuente del Minsal, tanto Daza como Zúñiga «operan como bandos aparte, en sentido contrario al ministro. Los exministros siguen operando. Daza responde al lote de Emilio Santelices y Zúñiga a Jaime Mañalich. El Presidente habla directamente con Mañalich, que le transmite instrucciones a Paris. Hasta que los bandos no se acaben, el problema de la trazabilidad no va a funcionar».
Efectivamente, el exministro Santelices trabaja como asesor del Servicio de Salud Central y junto a su directora, Patricia Méndez, tienen un amplio rango de acción sobre los asuntos del ministerio en la Región Metropolitana. Paralelamente, la subsecretaria Daza trabaja en conjunto con Patricio Herrera, jefe administrativo del Minsal, a cargo de los contratos y las licitaciones, por ejemplo, de las residencias sanitarias, donde existen denuncias por falta de pagos tanto a los hoteleros como a los funcionarios de la salud que están a cargo de su cuidado, que en algunos casos se arrastra desde mayo.
“Uno observa que no están teniendo de forma expedita los recursos ni que se estén haciendo las tareas. La cantidad de laboratorios, si bien aumentó, es difícil que puedan mantener una trazabilidad adecuada. Eso pasa en todas las comunas yo creo. Todo lo relacionado con contratos y la parte administrativa de las dos subsecretarías, depende de Salud Pública, pero las platas están en Redes Asistenciales. Entonces, las responsabilidades se diluyen”, dice la diputada Marcela Hernando, médica e integrante de la comisión investigadora.
Otro frente de conflicto ha sido el que el subsecretario Zúñiga mantiene con los gremios de la salud. Aunque al comienzo de su gestión la relación fue fluida, el hecho de que el subsecretario haya decidido despedir a 6 directores de servicio, algunos de los cuales aún no se renuevan y están en manos de subrogantes, complicó las cosas y ha significado un golpe a su autoridad. Paralelamente, la Contraloría investiga las contrataciones de residencias sanitarias.
Paula Daza, cercana a la UDI, tampoco ha estado lejos de los problemas. El más reciente ha sido con la Seremi de Salud de la Región Metropolitana, Paula Labra, quien la semana pasada presentó su renuncia en protesta –dicen al interior del Minsal– por la decisión de la subsecretaria de incorporar a la epidemióloga Daniela Zabando, teniendo en cuenta los problemas que había en su repartición para llevar a cabo de manera eficiente la trazabilidad. En La Moneda desactivaron la renuncia, porque la salida de Labra iba a dejar al descubierto los problemas especialmente con las cifras que se entregan de trazabilidad, testeos y contagios.
En efecto, el informe de la Universidad de Chile recomienda “transparentar el cálculo de los indicadores, su fuente y optimizar los indicadores utilizados en el plan de desconfinamiento”.
Labra, quien depende de la subsecretaria Daza, también está cuestionada por una serie de contrataciones en la Seremi de personas sin calificación suficiente y con altos sueldos. Además de errores administrativos en los convenios para el traspaso de fondos a los municipios de la Región Metropolitana. En protesta, durante la semana, trabajadores de la Seremi se tomaron la repartición y desplegaron lienzos en el frontis.
“La musculatura, la fuerza que tiene la trazabilidad, está muy debilitada. Eso ha quedado muy claro. Lo que se está trazando se está trazando mal. El talón de Aquiles en la gestión de la pandemia y en el Paso a Paso del desconfinamiento, ha sido la trazabilidad”, afirma el diputado Ricardo Celis, presidente de la Comisión de Salud. “En la Comisión de Salud se lo hemos hecho saber al ministro. Yo creo que hay autocomplaciencia del ministro y los subsecretarios en materia de trazabilidad”, agregó.
En medio de este complicado panorama, al interior de la cartera de Salud diversas fuentes consultadas aseguran que la indecisión del ministro Paris lo ha llevado a tener un papel casi figurativo en la interna del Gobierno y que, por lo mismo, está al borde del desfonde.
“Hasta ahora, lo que estamos viendo es la inercia de la gestión de Mañalich. Pero se acabó el combustible. Desde ahora se van a empezar a ver las embarradas. Hay una guerra civil total adentro, que Paris ha sido incapaz de controlar”, recalca una alta fuente del ministerio, que identifica como un hecho clave en el actuar errático de Enrique Paris la ausencia por licencia médica –desde hace varias semanas– de su jefe de prensa, Raúl Escárate, su aliado más competente en materia política, según explican en el Minsal. De haber estado él, agregan, no habría ocurrido el episodio en que el ministro trató de “colega” al machi Celestino Córdova para que depusiera la huelga de hambre, porque eso cayó muy mal en La Moneda.
Junto a las intrigas políticas, existe la convicción extendida de que la gestión del ministerio no ha sido efectiva. “Desde la comisión, la principal preocupación que me quedó a mí es que los especialistas dijeron que la curva que tenemos es una que se habría producido como si no hubiéramos tenido ninguna cuarentena. Las cuarentenas entre comunas no sirvieron para nada. Había que hacerlas por región. Se ha desincronizado la pandemia a nivel nacional. Esto de hacer cuarentenas diferenciadas ha hecho que tengamos desincronización entre varias epidemias, donde cada una está evolucionando a su arbitrio”, sentencia la diputada Hernando.
Para la próxima semana está citado a la Comisión Investigadora el ministro Paris, porque la preocupación por la gestión de la pandemia y especialmente por un rebrote, está ampliamente extendida entre todos los sectores políticos. “En el desconfinamiento que se está haciendo, no se están cumpliendo ni los propios estándares y números que se propuso el ministerio. Claramente hay un problema de gestión”, sostuvo el presidente de la comisión, diputado Jaime Mulet.