Para ir a votar el próximo 25 de octubre, la recomendación es que se cuiden muy especialmente durante las dos semanas previas a la votación. «Que salgan a la calle para asuntos estrictamente indispensables, que mantengan siempre un distanciamiento social apropiado, que interroguen previamente acerca de sus contactos a los familiares que pretenden visitar o recibir en casa, que los saluden con el codo aunque sean sus nietos. Y en una de esas, miren ustedes, si somos muchos haciendo eso, que espero que sí lo seamos, hasta le hacemos un tremendo favor ciudadano al control de la pandemia portándonos muy bien en esos quince días. ¡Y también un gran favor al buen éxito del plebiscito!
Hablaré antes que nada de las tres medidas sanitarias básicas que se despliegan universalmente para el control de la pandemia, medidas de las cuales es difícil que alguien no haya escuchado hablar: medir, trazar y aislar. Medir, porque es necesario capturar a las personas contagiadas/contagiosas sintomáticas o asintomáticas, trazar, porque debemos re-encontrarnos rápidamente con ellos y con sus contactos estrechos cuando el resultado de la prueba diagnóstica ha resultado ser positivo, lo que muchas veces no es tarea fácil en plazos breves y, por último, aislar, porque debemos poner a la población susceptible de contagiarse fuera del alcance de quienes son contagiosos o muy probablemente contagiosos. Si hacemos estas cosas bien, nuestra expectativa de controlar la pandemia mejora.
De lo anterior se desprende fácilmente que al final se trata de poner a estas personas contagiadas y a sus contactos estrechos en aislamiento, para evitar la propagación del mal. Hasta ahí parece que vamos bien con la comprensión del asunto.
Luego leemos en el periódico sobre una materia de la que ya se venía hablando desde hace algunos días en los medios. Responden especialistas sanitarios, ex Ministros de Salud entre otros, a la pregunta de lo que se debería hacer para que las personas que hemos puesto en aislamiento puedan concurrir a votar en octubre próximo y de este modo ejercer este derecho superior e inalienable, en particular tratándose de la materia acerca de la cual los chilenos hemos de pronunciarnos. ¿Qué medidas habría que tomar?. Y las respuestas son variadas. Todos menos uno ofrecen ocurrentes diseños para lograr tal concurrencia, dado que también se teme que con los contagiosos votando, la población reduzca su interés por concurrir a las urnas, pues al hacerlo correrían el riesgo de contagiarse si se topan a imprudente distancia con uno de éstos votantes o si se encuentran con uno de ellos sin mascarilla, por ejemplo.
Entonces me pregunto, sin descartar por cierto que en el devenir de los acontecimientos me haya perdido algo importante, ¿no es que las personas que tienen un resultado positivo del examen, dejando a un lado por ahora sus contactos estrechos para no entrar en honduras, deben permanecer aislados? Yo entiendo que si estoy enfermo de una infección urinaria o de un reflujo gastroesofágico o de una lumbociática, una licencia médica me facultaría para abstenerme de votar en un escenario de voto obligatorio, que no es el actual. Y también entiendo que habida cuenta de mi enfermedad, podría concurrir igual a votar y luego continuar haciendo mi reposo. Nadie me lo podría prohibir ni castigar por hacerlo, salvo la Isapre o la Compín, si me descubren en el caso de tener una licencia médica cursada. Pero ¿qué es esto de que personas enfermas, portadoras del coronavirus y remitidas por razones de salud pública o de bien colectivo a guardar estricto aislamiento, ahora puedan ir a votar?
Recomiendo, entonces, lo siguiente, para volver a la cordura: primero, decirle a quienes se encuentran actualmente en aislamiento y a quiénes se encontrarán en esa situación justo hasta el día antes de ir a votar, que no se preocupen. Podrán ir a votar sin problemas. En segundo lugar, decirle a quienes quieren asegurarse de que podrán concurrir a votar pero temen no poder hacerlo porque aún no han tenido la enfermedad, que se cuiden muy especialmente durante las dos semanas previas a la votación. Es decir, que salgan a la calle para asuntos estrictamente indispensables, que mantengan siempre un distanciamiento social apropiado, que interroguen previamente acerca de sus contactos a los familiares que pretenden visitar o recibir en casa, que los saluden con el codo aunque sean sus nietos, que no los abracen, que usen medios de protección adecuados, que se laven las manos frecuentemente y cada vez que reciben un paquete, que eviten llevarse las manos a la cara, en fin, todo lo que ya sabemos sobre la materia. ¡Cómo va a ser tanta la mala suerte que les toque contagiarse igual!. Y en una de esas, miren ustedes, si somos muchos haciendo eso, que espero que sí lo seamos, hasta le hacemos un tremendo favor ciudadano al control de la pandemia portándonos muy bien en esos quince días. ¡Y también un gran favor al buen éxito del plebiscito!