La pregunta correcta no es binaria, si volver o no volver a la presencialidad. Detrás de la desaprobación transversal y muy mayoritaria de apoderados y estudiantes hacia un retorno presencial a clases, se expresan diferentes razones de seguridad familiar y sanitaria, de sobrecarga adolescente doméstica de género, de carga escolar, de eficacia del aprendizaje a distancia, de proyección del egreso secundario, la selección universitaria y muchas otras problemáticas críticas, que no están reflejadas en las políticas públicas ni en las medidas de urgencia actuales. Esto arriesga transformarse en otra cara más del quiebre entre ciudadanía y Gobierno que ha agravado esta pandemia.
En las últimas semanas y días se han publicado -entre otros- tres sondeos de opinión sobre el retorno escolar que merecen atención. Detrás de las frías cifras, asoman razones de fondo que no parecen estar siendo levantadas por el Gobierno.
La última encuesta Cadem Plaza Pública, publicada el 14 de septiembre, sostiene que el 4% de los padres y madres con hijos en edad escolar o universitaria es partidario de un retorno a clases presenciales. Esta tendencia anti-retorno se ha venido acentuando desde mayo. Algunas semanas antes, Educación 2020 e Ipsos difundieron los resultados de su encuesta nacional “Estamos Conectados”, que muestran que el 85% de los apoderados prefiere la educación remota en lugar de un retorno presencial, por precaución sanitaria. Ambas cifras señalan una gigantesca desconfianza en las condiciones de un retorno a clases, en contraste con los mensajes de seguridad y presencialidad reiterados por el Ministerio de Educación.
Sólo el 8%, señalan Ipsos y Educación 2020, estaría disponible para obedecer lo que determine el Gobierno. De forma similar, según Cadem Plaza Pública, la mitad de los padres y las madres de estudiantes considera que la decisión de retorno presencial es de su propio resorte, mientras que sólo el 6% considera que aquello es materia del Mineduc.
[cita tipo=»destaque»]El 31% de estudiantes de 4to medio de Arica prefiere dar por cerrado el año ahora y pasar de curso, es decir egresar ya de la educación secundaria, mientras que el 29% prefiere volver a cursar 4to medio el próximo año. Ambos datos apuntan a lo mismo: para ese 60%, 2020 ha sido un año prácticamente perdido en lo educativo y egresar ahora o en diciembre, no producirá una diferencia substantiva. Coincidentemente, según la encuesta de Ipsos y Educación 2020, el 56% de los escolares considera que este año ha aprendido entre “nada” y “algo”.[/cita]
Educación 2020 e Ipsos indagan además en las emociones de distintos actores escolares respecto de la idea de retorno a clases presenciales. Más de la mitad de los estudiantes (53%) expresa emociones positivas (motivación, felicidad, tranquilidad), más que otros estamentos de las comunidades escolares. Sin duda que la hipótesis del reencuentro con amistades, salir de casa, tener actividad intelectual, social o física, genera en ellos el mayor entusiasmo. Sin embargo, cuando se indaga en sus opciones, emerge ya no su emocionalidad hacia la escuela, sino que su racionalidad ante sus condiciones actuales. Un tercer sondeo permite indagar en esto último.
Durante la segunda mitad de agosto, en Arica, una alianza de agentes locales, estudiantiles y la ONG catalana Mi Primer Voto, levantaron una consulta de adolescentes con matrícula en educación secundaria en la comuna. Alcanzaron una participación del 13% de un total de casi 10 mil adolescentes matriculados, con alta estimación estadística.
Esta consulta muestra que un 82% de adolescentes prefiere otras soluciones en lugar de un retorno presencial. El 66% de las adolescentes mujeres y el 60% de los hombres prefieren, incluso, soluciones que signifiquen una suspensión inmediata de la carga escolar, como pasar de curso ahora o hacer “2×1” el próximo año.
Esa separación de 6 puntos entre hombres y mujeres es una alerta más de las cargas de trabajo doméstico y familiar de las adolescentes, incrementadas en confinamiento y su difícil conciliación con la educación a distancia. La opción minoritaria, por debajo de un 18% de secundarios de Arica, se inclina por recibir equipamiento tecnológico y continuar en línea.
El 31% de estudiantes de 4to medio de Arica prefiere dar por cerrado el año ahora y pasar de curso, es decir egresar ya de la educación secundaria, mientras que el 29% prefiere volver a cursar 4to medio el próximo año. Ambos datos apuntan a lo mismo: para ese 60%, 2020 ha sido un año prácticamente perdido en lo educativo y egresar ahora o en diciembre, no producirá una diferencia substantiva. Coincidentemente, según la encuesta de Ipsos y Educación 2020, el 56% de los escolares considera que este año ha aprendido entre “nada” y “algo”.
La pregunta correcta no es binaria, si volver o no volver a la presencialidad. Detrás de la desaprobación transversal y muy mayoritaria de apoderados y estudiantes hacia un retorno presencial a clases, se expresan diferentes razones de seguridad familiar y sanitaria, de sobrecarga adolescente doméstica de género, de carga escolar, de eficacia del aprendizaje a distancia, de proyección del egreso secundario, la selección universitaria y muchas otras problemáticas críticas, que no están reflejadas en las políticas públicas ni en las medidas de urgencia actuales. Esto arriesga transformarse en otra cara más del quiebre entre ciudadanía y Gobierno que ha agravado esta pandemia.