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Chilecompra: el ciclo ya se cumplió Opinión

Chilecompra: el ciclo ya se cumplió

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Alejandro Barros
Por : Alejandro Barros Profesor Adjunto de Ingeniería Industrial, U. de Chile
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Los sistemas de compras públicas representan un porcentaje significativo del producto interno bruto. La misma OCDE estima un 15% en promedio en sus países miembros y en el caso de Chile es un mercado de más de 10 mil millones de dólares. Por lo mismo, son sistemas que requieren de una constante renovación, innovación y análisis de los niveles de madurez que tienen, y que en el caso chileno hace ya rato que está estancado. La modernización es, sin duda, un proceso complejo y de larga duración, que requiere de un cuidadoso diseño e implementación. Es de esperar que nos tomemos en serio este proceso y lo iniciemos cuanto antes.


Desde inicios de los años 2000, la mayoría de los estados de la región han mostrado preocupación por modernizar sus sistemas de contratación pública, desarrollando profundas reformas para cubrir las diferentes dimensiones de una adecuada política de compras públicas, esto es, institucional, normativa, operacional y tecnológica. La mayoría de estos procesos se sustentaron en dos ejes: lucha contra la corrupción y modernización del Estado.

Chile no ha sido la excepción en ese proceso. También a comienzos del 2000 se inició un proceso de modernización de la contratación pública –para esos años innovador y ambicioso basado en una institucionalidad robusta, marco normativo moderno y un portal de contrataciones públicas electrónicas de última generación. Todo ello llevó al país a un lugar de privilegio y liderazgo no solo en la región, sino también a nivel mundial, siendo destacado por diversos organismos multilaterales, como el Banco Interamericano de Desarrollo y el Banco Mundial. Sin embargo, eso pasó hace ya muchos años y hoy más parece que, como reza el dicho, nos dormimos en los laureles.

Recientemente, la Fiscalía Nacional Económica (FNE) emitió un informe que revela que nuestro sistema requiere de mejoras en forma urgente. Y no estamos hablando solo de algunas malas prácticas tales como convenios marco mal utilizados y sobreexplotados, débil gestión de contratos, falta de atribuciones de fiscalización y pocas sanciones por mal uso del sistema o uso excesivo de tratos directos. Esto va mucho más allá, incluyendo algunos elementos sustantivos del marco normativo. Incluso la propia FNE estima un potencial ahorro de cerca de 850 millones de dólares por año, lo que representa aproximadamente un 7% del total de la contratación pública.

En esto llama la atención un dato no menor: según los datos de la Secretaría de Modernización, en los últimos cinco años la Dirección de Compras y Contrataciones recibió aproximadamente 10.8 millones de dólares para la modernización de la plataforma electrónica. Se trata, claro, de cambios y mejoras que poco se han notado.

¿Cuáles son, entonces, los principales desafíos? Estos se centran en la función y rol de Chilecompra, en la gestión y diseños de procesos de compra y, finalmente, en la modernización de la plataforma electrónica, la que debe responder a un diseño de arquitectura moderno, dado que claramente tiene altos niveles de obsolescencia funcional y tecnológica. Este proceso debe considerar una mirada de largo plazo que, al menos, le garantice una actualización a varios años; la identificación del mejor modelo de reemplazo y estrategia de externalización; y un proyecto de implementación diseñado con cuidado, dado que se trata de un sistema de misión crítica para la operación del Estado y que hoy requiere de un alto nivel de continuidad de servicios.

Los sistemas de compras públicas representan un porcentaje significativo del producto interno bruto. La misma OCDE estima un 15% en promedio en sus países miembros y en el caso de Chile es un mercado de más de 10 mil millones de dólares. Por lo mismo, son sistemas que requieren de una constante renovación, innovación y análisis de los niveles de madurez que tienen, y que en el caso chileno hace ya rato que está estancado.

La modernización es, sin duda, un proceso complejo y de larga duración, que requiere de un cuidadoso diseño e implementación. Es de esperar que nos tomemos en serio este proceso y lo iniciemos cuanto antes.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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