También es consecuencia de la desigualdad social. Todos los estudios indican que, a menor cantidad de dientes, menor cantidad de años de estudios. La odontogeriatra de la Universidad de Talca nos deja boquiabiertas cuando afirma que con un dentífrico especial se pueden curar las caries: “Es una intervención de salud pública de bajo costo y amplia cobertura, que debería implementarse ya”.
Nueve dientes en la boca. Ese es el promedio que tienen los habitantes mayores de 60 años de las zonas rurales en la Región del Maule.
¿Cuántos deberían tener? 32 o 28, en el caso de que no les hayan salido nunca los 4 molares del juicio, piezas dentales que, por una cuestión de evolución y uso, cada vez son menos comunes. Nueve contra 32, lo que es claramente una patología, porque, como refuerza la odontogeriatra y académica de la Universidad de Talca, Soraya León (53): “Es un mito que los viejos no tienen dientes”.
Y profundiza en la idea de que se trata de una patología, que no es algo normal, propio de la edad:
-Tener 9 dientes en la boca es una enfermedad que se traduce en una dentición no funcional, que acarrea un sinnúmero de problemas y afecta la calidad de vida de las personas de muchas maneras. La Encuesta Nacional de Salud tampoco es buena. Indica que los mayores de 65 años en Chile tienen en promedio 20 dientes y eso también representa una dentición no funcional.
Entrevistada en «Piensa en Grandes», programa que hacemos en Radio Cooperativa, la profesional, que se declaró “hija única, maulina criada en el campo, hacia la cordillera, entre muchos adultos mayores, primera generación profesional en mi familia”, contó que su opción vocacional se asentó cuando ya estaba titulada y trabajando, y descubrió cómo marcar una diferencia en el ámbito de la odontología y hacer un aporte dentro de su trabajo: “Fue cuando partieron las convenciones mundiales sobre envejecimiento, por 1986, ahí me di cuenta de que en Chile no había nada sobre salud bucal de los adultos mayores, siendo que el país ya iba en vías de un envejecimiento creciente de su población”.
Así fue que hizo un diplomado, un magíster y, finalmente, un PhD en Brasil para especializarse, y hoy dirige el Magíster en Odontogeriatría de la Universidad de Talca y es miembro activa de la Red de Investigación en Envejecimiento de las Universidades Estatales. Clara y simple, la doctora León hace notar que la pérdida de dientes se relaciona con varios aspectos de la vida de las personas, partiendo por lo social y lo económico. En muchos países, Chile incluido, es un marcador efectivo de la salud bucal de la población y se ha implementado su monitorización epidemiológica.
Veintiún y más dientes, “distribuidos en pares, cinco por lado, y arriba y abajo, proporcionan la capacidad para comer, hablar y socializar sin enfermedad activa, incomodidad o vergüenza, y sin la necesidad de usar prótesis completas o parciales”. Soraya es optimista. Sostiene que cada vez habrá menos personas que llegarán desdentados totales al fin de su vida, porque cada vez existe mayor conciencia y nociones odontológicas que no reducen todo a la obturación o extracción de piezas dentales. “Probablemente los niños de hoy llegarán con todos sus dientes definitivos al final de sus vidas. Hace 20 años, cuando yo empecé en esto, no había nada orientado a la tercera edad. La mirada era muy conservadora, no se consideraba que con los adultos mayores también se puede desarrollar una salud preventiva bucal, tal como con los niños”.
-¿Cuáles son las dimensiones de la vida que más se impactan por la falta de dientes?
-La estética, sobre todo cuando faltan los dientes anteriores: las personas se esconden, no salen, no se relacionan con otros, no se ríen, ven limitadas sus posibilidades laborales. Eso impacta fuertemente la salud mental y la calidad de vida. Por otro lado, cuando la masticación se ve afectada, se altera la nutrición. Los adultos mayores por los muchos fármacos que suelen tomar –porque hoy se vive más, pero no se vive bien–, ven disminuida su producción de saliva, lo que se conoce como xerostomía. Al no tener dientes y carecer de saliva, no muelen, no trituran ni cuentan con las enzimas contenidas en la saliva que permiten disolver bien los alimentos. En suma, el bolo alimenticio no está bien triturado, lo que afecta la digestión. Las personas con pocos dientes o sin dientes dejan de comer alimentos nutritivos y prefieren los carbohidratos simples, que tienen muy poco valor nutricional.
-La escasez de dientes se asocia directamente con la pobreza, ¿cómo se logra abordar esta otra desigualdad de nuestro país?
-La mala salud bucal está asociada directamente a menos años de educación, eso indican todas las encuestas, y, claro, la poca educación es siempre consecuencia de la pobreza. Hoy cuando alguien tiene falta de dientes las soluciones son hacer prótesis o rehabilitaciones completas, que son muy caras, que involucran muchos recursos, y excluyen a las poblaciones más vulnerables. Pero eso está lentamente cambiando, porque existen soluciones innovadoras que no implican muchos recursos. Cada vez las personas mayores van a conservar un mayor número de dientes gracias a tratamientos alternativos, como el uso de ciertas pastas dentales que se usan como tratamiento para caries, que evitan ir a la consulta dental y que, bien usadas, permiten el autocuidado a un costo razonable. Esta es una intervención de salud pública barata, de bajo costo y amplia cobertura, que ya está disponible y debería implementarse ya.
-Suena increíble que con un dentífrico especial puedas combatir una carie. ¿Es eso posible?
-Sí, el problema es que no hay disponibilidad del producto, pero su efectividad la hemos comprobado con innumerables estudios en nuestra universidad. Hoy, hay una sola pasta en Chile con esa fórmula, lo que es inconcebible. Cuando partimos con nuestros estudios había un par, y valía menos de 5 mil pesos el tubo; ahora hay solo una marca en el mercado y el tubo está sobre los 8 mil pesos. Me indigna el abuso de la industria, me rebelo frente a la falta de conciencia social. Ojalá algún alcalde leyera esta entrevista para que se empezara a incluir este producto en las farmacias populares.
-Mejor aún sería que se entregara a los adultos mayores en los Centros de Salud Familiar.
-El GES 60 del Ministerio de Salud, es el único programa odontológico gratuito para la tercera edad, que te entrega un kit para la salud bucal.
-¿Mensualmente o una vez al año?
-No, solo cuando las personas cumplen 60 años, es por una vez en la vida. Cumples 61 años y ya no tienes derecho, claramente es absurdo, más cuando hoy la gente vive 20 años más después de los 60. Pero la esperanza es que todo va cambiando, los odontólogos están informándose sobre las nuevas terapias y enfoques, hay inquietud en el Ministerio de Salud por estos temas. Lo preventivo debe empezar a estar presente en las personas mayores, ese cambio es crucial y de a poco se está produciendo.
-¿Tienen sentido los implantes, que son tan caros, para los adultos mayores?
-Son la última opción siempre: la odontología en general y la odontogeriatría en particular privilegian conservar lo natural lo más que se pueda. Un implante consiste en poner una raíz artificial, un perno, por eso es una solución extrema. Hoy existen poblaciones muy envejecidas con una pesada carga de enfermedades que los convierten en desdentados totales, para ellos los implantes pueden ser útiles usados en dos puntos de la mandíbula inferior, como base para fijar una prótesis.
-¿Son útiles los adhesivos para prótesis que se promocionan tanto en televisión?
-El adhesivo para prótesis no es el ideal. Es una solución momentánea, a la que si se le da un uso prolongado, puede llegar a convertirse en un nicho de infección. Además, si necesitas usarlo es porque la prótesis no está bien, porque no debería soltarse. Es importante que las personas sepan que una prótesis debe adaptarse o reemplazarse cada 5 años máximo, porque las personas adelgazan, cambian y el aparato se mueve cuando se desajusta, lo que hace que el hueso se reabsorba al estarse golpeando con ese vaivén de la prótesis, que también puede terminar dañando la encía.
-¿Qué importancia tuvo la campaña Sonrisa de Mujer de hace ya varios años?
-Fue importante porque instaló un tema relevante. Las mujeres en Chile vivimos más que los hombres, pero también somos más pobres y más enfermas en general y en la salud bucal también tenemos peores condiciones. Antiguamente se decía que, porque teníamos hijos, perdíamos los dientes. Ese es otro mito. Esa campaña fue un gran aporte, porque, sin dientes, se te cierran muchas puertas, partiendo por las laborales, más aún en el caso de las mujeres. Fue un acierto, sin duda.
-¿Es efectivo que peor que la mala higiene para la salud de los dientes es el consumo de azúcar?
-Es absolutamente así, la causa principal de la mala salud bucal de la población son los azúcares, el consumo excesivo de azúcares refinadas, que generan en la boca unos ácidos que van carcomiendo los dientes. Por eso, lo fundamental para una buena salud bucal es la dieta. El azúcar refinada es responsable de las tres enfermedades más comunes hoy en el mundo: la diabetes, la obesidad y las caries dentales. La primera recomendación para todas las edades, de niños a ancianos, es limitar al máximo el azúcar refinada, no hablo de las azúcares que están en las frutas, sino de las de las bebidas gaseosas, por ejemplo. Uno debería consumir el equivalente a 5 cucharaditas de azúcar refinada al día y una Coca-Cola tiene como 20. Claramente hay muchos hábitos que cambiar, y este debería ser el punto de partida.
Más aún si tienes solo nueve dientes en la boca.