En medio de la pandemia, ¿es realista pedir una acción global más fuerte para combatir el cambio climático? Pues creemos que ahora es más pertinente que nunca. Al observar las sequías y los devastadores enjambres de langostas en África, los incendios masivos en Australia, las inundaciones en Pakistán, el colapso de la infraestructura en Siberia a medida que se derrite el permafrost, los huracanes intensos en América, los tifones en Asia y, sin ir más lejos, la megasequía que desde hace una década afecta a la zona central de Chile, una pregunta más pertinente podría ser: ¿podemos permitir que las cosas empeoren?
El 12 de diciembre 2020, día que marcó el quinto aniversario del Acuerdo de París, varios líderes mundiales se reunieron para celebrar y reconocer la determinación de tantos de trabajar por una vida más segura, un mundo más resiliente, con emisiones netas cero.
Durante los últimos cinco años, el compromiso de la comunidad internacional ciertamente ha sido desafiado y nuestra comunidad global ha sido golpeada por un virus que ha tenido impactos sísmicos duraderos en nuestras sociedades y economías.
En medio de la pandemia, ¿es realista pedir una acción global más fuerte para combatir el cambio climático? Pues creemos que ahora es más pertinente que nunca. Al observar las sequías y los devastadores enjambres de langostas en África, los incendios masivos en Australia, las inundaciones en Pakistán, el colapso de la infraestructura en Siberia a medida que se derrite el permafrost, los huracanes intensos en América, los tifones en Asia y, sin ir más lejos, la megasequía que desde hace una década afecta a la zona central de Chile, una pregunta más pertinente podría ser: ¿podemos permitir que las cosas empeoren?
Ya antes de la pandemia, la Unión Europea se comprometió a liderar una transición verde. En diciembre de 2019, la Comisión Europea lanzó el Pacto Verde Europeo, un nuevo modelo de crecimiento y hoja de ruta para lograr la neutralidad climática en la UE al 2050. Ahora, un año después, estamos alineando nuestras políticas en áreas que van desde la energía hasta la industria, la agricultura, alimentos o biodiversidad con nuestros objetivos de sostenibilidad.
Este es ahora el plan de acción de la Unión Europea para la recuperación de la pandemia. Nuestro paquete de recuperación de “próxima generación UE” y nuestro próximo presupuesto a largo plazo que destina más de medio billón de euros para abordar el cambio climático. También necesitaremos fomentar pequeñas acciones individuales para lograr un gran impacto colectivo. Este es el efecto de bola de nieve que necesitamos a partir del Acuerdo de París.
Porque la ciencia es irrefutable: para la prosperidad futura, debemos ir más allá de la dañina economía del carbono e invertir en ecologizar la economía mundial. No podemos permitirnos no hacerlo. Para alcanzar la neutralidad climática para 2050, el 11 de diciembre los líderes de la UE acordaron por unanimidad reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en al menos un 55% al 2030 en comparación con los niveles de 1990. Proporcionará previsibilidad a nuestras empresas, industria y ciudadanos y acelerará aún más la disminución de los costos de tecnologías neutrales. A modo de ejemplo, el coste de la energía solar fotovoltaica se redujo en un 82% entre 2010 y 2019. Alcanzar el objetivo del 55% nos ayudará incluso a ahorrar 100.000 millones de euros en la próxima década y hasta 3 billones de euros en 2050.
Sabemos que nuestros propósitos para una recuperación ecológica no serán suficientes si no logramos convencer a otros de que se unan. En Europa, no solo debemos seguir adelante con nuestros ambiciosos planes para una transición verde, sino también incorporar a socios internacionales.
Ningún gobierno puede abordar el cambio climático solo. Es por eso que buscaremos todas las vías de cooperación, tejeremos alianzas y desarrollaremos nuestra diplomacia a través de diferentes instrumentos. Confiamos, además, que pronto tendremos un Acuerdo de Asociación modernizado entre la Unión Europea y Chile.
La Unión Europea y Chile, ya hemos trabajado mano a mano en la construcción de un futuro más sustentable. A través del programa Euroclima+, hemos apoyado la construcción y fortalecimiento de la gobernanza climática en Chile. También, en el marco de la presidencia de Chile de la COP25 apoyamos distintas iniciativas con diversos actores, incluyendo sector privado, ciudadanía, pueblos indígenas y gobiernos locales junto con el Ministerio de Medio Ambiente, CEPAL y ONU Ambiente, entre otros. Como socios estratégicos, hemos impulsado proyectos de energías renovables, como Cerro Dominador y el incipiente desarrollo del hidrógeno verde. En enero 2021, lanzaremos con la Fundación Superación de la Pobreza, el proyecto Activa Secano, que consiste en la activación económica sustentable en zonas rurales bajo contexto COVID-19. Hemos desarrollado diversas instancias de intercambio de buenas prácticas y, hacia el futuro, reafirmamos nuestro compromiso de continuar invirtiendo en proyectos que impulsen la carbono neutralidad al 2050.
Finalmente, vemos un impulso a nivel global para mantener la promesa del Acuerdo de París y asegurar nuestro futuro en este planeta. La emisión neta cero para mediados de siglo se está convirtiendo en la nueva perspectiva estándar para países con circunstancias históricas y geográficas muy diferentes.
Se lo debemos a la próxima generación: las principales víctimas de las consecuencias sociales y económicas de la pandemia. Son ellos quienes tendrán que soportar la carga del cambio climático y saldar la deuda de la recuperación.
Con la neutralidad climática como meta, la Unión Europea continuará liderando la lucha contra el cambio climático junto con sus socios. El mundo puede movilizar a sus mejores ingenieros, empresarios, responsables políticos, artistas, académicos, ONG y ciudadanos para proteger juntos algo que todos compartimos más allá de las fronteras y las especies: nuestro planeta.