El exmandamás de la policía uniformada también se desligó de responsabilidades respecto de la composición de los balines utilizados por los efectivos de la fuerza pública y que dejaron un saldo de 460 mutilaciones oculares. Al respecto, indicó que «no corresponde hacerlo porque se compra a una empresa, que, según entiendo, está incluida en el registro de proveedores».
El exgeneral director de Carabineros, Mario Rozas, declaró ante la Fiscalía por los delitos de lesa humanidad vinculados al estallido social. En la instancia, el exmandamás de la institución uniformada demarcó la responsabilidad estratégica en el actual general director, Ricardo Yañez, asegurando que su labor como encargado de la policía solo consistía en «ver aspectos estratégicos, fijar políticas, establecer la doctrina y velar por la eficacia de loa recursos».
De la labor del actual jefe de la Institución, Rozas señaló a La Tercera que «hay una planificación nacional que lidera la Dioscar, y su director general (Ricardo Yáñez) es el responsable estratégico».
Mario Rozas asumió luego de la tormentosa salida de su antecesor, Hermes Soto, quien tuvo una gestión marcada por el asesinato de Camilo Catrillanca, y al que se le acusó de querer parapetarse en su cargo cuando en La Moneda habían tomado la decisión de removerlo.
Al mando de la policía uniformada, Rozas vio cómo pasaron tres exministros de Interior que, debido al actuar de Carabineros en el marco del estallido social, debieron dejar sus cargos. El primero fue Andres Chadwick, acusado constitucionalmente como responsable de la violación a los derechos humanos; luego fue el turno de Gonzalo Blumel, y posteriormente el de Victor Perez.
En su declaración de 21 páginas ante la fiscal regional de Valparaiso, Claudia Perivancich, Mario Rozas descartó haber recibido ordenes de nivel operacional de parte del ministerio del interior o del propio Presidente. En ese contexto, se defendió señalando que mantuvo reuniones con el Ministerio del Interior donde «la primera instrucción que yo recibí del ministro Chadwick fue actuar conforme a los protocolos del uso de la fuerza y con apego a los derechos humanos (DD.HH.). En esto fuimos subsanando algunos problemas y adecuando los protocolos”. Y añadió que “ni del ministro del Interior, ni del Presidente de la República, con quien me reuní en algunas pocas ocasiones, recibí alguna instrucción en el plano operativo”.
Consultado por la organización de las tareas de orden público a partir del 18 de octubre de 2019. Rozas dijo que «hay una planificación a nivel nacional que lidera la Dioscar y su director general (Ricardo Yáñez) es el responsable estratégico. La planificación supone prever despliegue de personal y logístico, que se hace frente a cada evento que se tome conocimiento (…). Después de estos eventos se hicieron permanentes evaluaciones y prueba de ello son 1.400 sumarios instruidos y 165 sancionados”, comentó el exgeneral.
Respecto a las competencias que tenía en relación al orden público, Rozas señaló que «el general director ve aspectos estratégicos: fija políticas, establece la doctrina, vela por la eficacia de los recursos». Y que en estas tareas se asesora por los generales de tres estrellas, dentro de los cuales está el director general de Orden y Seguridad (Dioscar), que ve la parte estratégica en materia de orden público».
De acuerdo a la declaración del exoficial consignada por el matutino, «todas las acciones del general director en materia de orden público las realiza a través del Dioscar, que a su vez se vincula con el subsecretario del Interior».
Otro aspecto que abordó la exautoridad de Carabineros fue el de la composición de los balines utilizados durante el estallido social. Indicó que hasta noviembre de 2019 nunca habían realizado análisis de la composición de los proyectiles. «No corresponde hacerlo, porque se compra a una empresa que, según entiendo, está incluida en el registro de proveedores», explicó.
Finalmente Rozas respondió por la política de ataque sistemático hacia los manifestantes e indicó que «mientras fui general director no recibí ninguna orden ni di ninguna orden destinada a afectar los derechos humanos de mis compatriotas; al contrario, procuré tomar todas las medidas para reducir cualquier abuso o exceso (…). Siempre mi conducta fue proactiva frente a los cuestionamientos en esta materia».