Hasta el 11 de abril, cuando se lleven a cabo las elecciones de los constituyentes, alcaldes, concejales y gores, la campaña presidencial promete seguir en segundo plano. Para ello, existen diferentes razones. Quizás la principal sea el eclipse que significa la primera elección de representantes para escribir una nueva Constitución, y las consecuencias que la misma pueda arrastrar con miras a la presidencial. “Existe temor de quedar con el candidato propio en un fuera de juego”. Terminado aquello, la artillería comienza a preparar sus proyectiles. Tal como ha sido un comportamiento histórico en el sector y considerando que desde la fecha de inscripción hasta las primarias legales, hay sólo dos meses para recuperar el terreno perdido y lograr posicionarse frente a su electorado, el ambiente promete subir de temperatura al punto de repetirse el consabido «canibalismo» que suele aflorar en la derecha chilena en momentos de grandes decisiones electorales.
En este momento, irse al ataque sobre los adversarios es considerado transversalmente en el oficialismo como un gasto de energía innecesaria. Al menos en lo público. Y es que el ambiente a menos de un año de elegir al próximo Presidente o Presidenta del país, no ha logrado conectar aun con la temperatura ambiente, instalada principalmente en la elección de constituyentes. Además, asumir posiciones muy determinantes previo a una elección inédita −precedida de un estallido social y un plebiscito− tiene a todos quienes trabajan en las diferentes campañas con “freno de mano”, ante el riesgo de quedar en fuera de juego frente un pronunciamiento ciudadano de difícil pronóstico.
Si bien existen dudas de cuál va a ser el nivel de la virulencia de la campaña −desde donde nacen diferentes teorías− muchos en el oficialismo son conscientes del canibalismo que aflora cada tanto en el sector, principalmente a la hora de las grandes definiciones electorales. En este sentido, en las diferentes campañas, los pro y los contras de los contendores están claramente identificados en cada una de las carpetas de cada candidato. “El fair play se termina el 11 de abril”, se ha escuchado en más de un equipo de trabajo del sector.
La historia lo confirma y los condena. Episodios como el “Kiotazo”, cuando en 1992 el entonces dueño de Megavisión, Ricardo Claro, expuso a través de una radio Kioto, en vivo y en directo, un audio donde el −en ese entonces precandidato presidencial− Sebastián Piñera entregaba recomendaciones a su amigo, Pedro Pablo Díaz, para hacer una encerrona a la que era su contendora, Evelyn Matthei. O la denominada Operación “San Lorenzo”, que terminó con la candidatura de Lawrence Golborne en la UDI en tan sólo cuatro días. El no haber sido militante, y su alto grado de posicionamiento provocaron un movimiento de piezas bajo la mesa entre el gremialismo y el primer gobierno del Presidente Piñera, que terminó por sepultar al candidato de la meritocracia, esto luego que salieran a flote el fallo de la Corte Suprema contra el alza unilateral de las comisiones de las tarjetas Jumbo Más, y luego cuando se dio a conocer que parte de su patrimonio se encontraba en Islas Vírgenes.
En menor medida, pero igualmente citable es el imborrable “No te declararon reo por lindo” del entonces candidato Manuel José Ossandón, en contra del actual Presidente Sebastián Piñera, y una serie más de episodios que aún logran poner colorado a algunos históricos del sector.
Bajo esta lógica, y considerando que existe un plazo de sólo dos meses para recuperar el tiempo perdido, e intentar posicionarse frente a sus adversarios −el 4 de mayo es la fecha de inscripción de las candidaturas presidenciales, y el 4 de julio, día de las primarias legales− es que ya varios tienen lista y dispuesta la artillería a emplear para lograr sus propios objetivos. ¿El calibre? Dependerá de cuán grande sea el peligro. “Se viene la noche de los cuchillos largos”, señalaron desde el interior de algunas de las campañas, medio en tono de broma, pero conscientes de lo que está en juego.
El director de Tresquintos.cl Kenneth Búnker señaló que “lo que pase en la elección de constitucionales va a definir toda la agenda en adelante, no va a ser independiente de lo que pase en la presidencial, va a depender mucho del porcentaje de votos de la derecha, un voto más alto para la derecha va a beneficiar a los candidatos de los partidos políticos. Con una baja, Sichel puede tomar un poco más de fuerza, incluso Lavín, les es más fácil desmarcarse de la coalición y hacer campañas como independientes”.
Por ahora, y luego de unas semanas de descanso de algunos, la misión es acumular el suficiente capital político para llegar mejor posicionados en una elección que, como señalaron, “es la primera vez que no está claro quién va a ganar”, sumado a eso, una realidad que también varios asumen, incluso en la oposición, de que el que salga de ganador de las primarias oficialistas, sería el próximo Presidente o Presidenta del país.
Para el director de la Escuela de Publicidad de la UDP, Cristián Leporati señaló que “el riesgo es el mínimo, esencialmente porque la cultura de poder que tiene la derecha es muy fuerte, y se suma el cambio de Constitución, una oportunidad que ellos no van a dejar pasar en función de poder seguir controlando de alguna forma los grandes temas del país”. A esto agregó que “los poderes formales y de facto que tiene la derecha se van a anteponer comunicacionalmente, van a querer demostrar que el orden que necesita el país de cara al futuro son ellos, y no la oposición, que seguramente a esa altura van a seguir peleando entre ellos sin lograr la unidad”.
De aquí al 11 de abril se espera que sólo marquen posiciones en determinados temas, pensando principalmente en el electorado de derecha, en áreas más relacionadas a la seguridad, el orden y la economía. De todas formas, la excepción a la regla la puso Evelyn Matthei, cuando en entrevista con El Mostrador, acusó a Sebastián Sichel de ser el candidato “de los empresarios, (…) de LyD que no quiere perder influencias y de los políticos que no quieren perder poder”.
En menor grado, e intentando encender las alarmas, el candidato de RN, Mario Desbordes, ha apuntado al segundo piso de La Moneda, por lo que ha pedido al Gobierno prescindencia, dado que se entiende que Sichel es el “regalón de palacio”. Fue este lunes cuando en Radio Pauta, el ex ministro de Defensa señaló que «el Segundo Piso tiene su tapado, y Larroulet su candidato. Lo que tiene que hacer es cuidarse, no meterse. Conseguirle lucas está bien, pero meterse más allá, eso no corresponde».
Los más optimistas del sector dijeron que el gran plus diferenciador entre el oficialismo y las oposiciones es el valor de la unidad y que, a diferencia de elecciones pasadas, en ésta llega cumpliendo los requisitos mínimos, lo que se expresaría en gobernabilidad. “Sacarse los ojos en este contexto puede hacer perder apoyo y valoración”, indicaron.
Si bien ya todos contarían con su “as bajo la manga”, nadie ha querido adelantarse, en el entendido que aún no es tiempo para “abrir las cartas”. De todos modos, desde los diferentes comandos, existen visiones transversales de los flancos y las tareas pendientes en esta carrera para ganarse el voto de la derecha y ser el representante del sector en las próximas presidenciales.
Si bien, está lejos de marcar en las encuestas como lo estaba previamente a ser investido como ministro de Defensa, transversalmente se le reconoce a Mario Desbordes como aquel que maneja la maquinaria partidaria y estructural más potente de Chile Vamos, lo que ha llevado a varios a la conclusión de que no hay que dejarse llevar por “el diario del lunes”. En ese mismo sentido, uno de sus flancos, reconocen sus pares, es mejorar su posicionamiento, ya que más allá del trabajo en la calle, el aparecer siempre por debajo de sus contendores, indefectiblemente provocaría un efecto desmoralizador, por lo que urge a su campaña volver a mostrarse competitivo.
En el caso de Joaquín Lavín, sus oponentes apuestan al desgaste que acusan estaría sufriendo el alcalde de Las Condes, luego de puntear sin competencia por cerca de dos años en todas las encuestas. Sus reiterados intentos por alcanzar la Presidencia, y sus varias derrotas en la recta final, se convierten en un fatal sino que podría el exministro “nunca sacarse de encima”. De todas formas la apuesta sigue siendo intentar capturar a un electorado de centro que permanecería huérfano, y que ve en la figura de Lavín “más un gestor que un político”, algo en que coinciden todos, en esta ocasión, es quizás la mejor carta de presentación.
Cercanos al edil aseguraron que un buen resultado de su heredera en la municipalidad, Daniela Peñaloza, debiese transformarse en un empujón anímico suficiente para devolver fuerza a su apuesta. Por el contrario, una débil votación o un resultado “respetable” de la carta de Partido republicano, Gonzalo de la Carrera, podría transformarse una vez más en su lápida a semanas de las primarias.
Una lógica similar es la que acompaña a Evelyn Matthei. Varios, incluida la propia alcaldesa de Providencia, están a la espera del resultado de las próximas elecciones municipales. Al igual que su par de Las Condes, sus adversarios creen que ese será el punto de inflexión de su capacidad competitiva con miras al electorado independiente de derecha y el más duro del sector, que hoy se ha acercado a Mario Desbordes más de lo que cualquiera pronosticara, han señalado. Un triunfo débil ante la independiente Verónica Pardo, sería un balde de agua fría, “ni hablar si no es reelecta”.
Hoy, el trabajo de la alcaldesa está concentrado en su reelección, que es considerada como una plataforma nacional a la hora de abordar ciertos temas más transversales. Como efecto secundario, el no presidencializar su día a día −señalaron− le daría más margen para una eventual reperfilamiento dependiendo del resultado de la elección de constituyentes. Una de sus debilidades sigue siendo que las bases y la estructura no son su fuerte en el partido, más allá de que hoy cuente con un pacto no declarado con la expresidenta de la tienda, Jacqueline van Rysselberghe, y que le ha servido para neutralizar cualquier intento por bajarla previo a la primera vuelta.
Respecto de Sebastián Sichel, además de representar el “continuismo” del gobierno de Piñera al ser el “regalón de La Moneda”, se ha intentado sacar partid0 a su perfil de independiente para instalarse en la opinión pública. Sin embargo, junto a él −se reconoce en el sector− cuenta con todos los “poderes fácticos” encarnados en el exministro del Interior, Andrés Chadwick y en el jefe del segundo piso, Cristián Larroulet. Junto a éstos, se suma el dinero que acumulan sus sostenedores. Toda una máquina, pero que, pese a sus apoyos, genera más dudas que certezas, debido a que su escollo más difícil de sortear es hacer trabajo en terreno sin una estructura partidaria que lo sustente. Algo que “debería pesarle” pensando que se está ad portas de una primaria, y no de una elección presidencial.
Ignacio Briones sigue en la nebulosa. Cercanos a su trabajo apuntaron a que la idea es posicionarlo como un hombre de Estado, superponiendo la responsabilidad del manejo de las finanzas por sobre el populismo, concepto tan de moda en todas las discusiones, y al que señalaron entender, llegaría hasta los defensores de la denominada “derecha social”.
Sus flancos: ser ministro del gobierno del Presiente Piñera, haber sido encapsulado como uno de los rostros del Rechazo, más allá de que estaba a favor del Apruebo, y el haber sido el primero en buscar frenar los dos retiros del 10 % de los fondos de las AFP, una doble derrota política que quedará inscrita a fuego en el libro de los errores de esta administración.