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Antonella Pellegrini, experta en sostenibilidad: “Soy de una generación que ha tenido que conquistar cada paso de su posición actual” BRAGA

Antonella Pellegrini, experta en sostenibilidad: “Soy de una generación que ha tenido que conquistar cada paso de su posición actual”

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María José Quesada Arancibia
Por : María José Quesada Arancibia Licenciada en Filosofía. Coordinadora general en El Mostrador
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La alta ejecutiva italiana, que lidera el área de sostenibilidad y relacionamiento comunitario en Enel – en conversación con El Mostrador Braga– sostuvo que, frente a los desafíos que imponen la pandemia y el cambio climático, “es necesaria una movilización colectiva de todos los actores. Seguramente unas ciudades sin hacinamiento y más descontaminadas favorecen una vida de mejor calidad y, por supuesto, cuentan con más resiliencia respecto a las contingencias sanitarias». En cuanto a la desigualdad de género que se ha hecho más patente con la pandemia, Pellegrini opina que “es urgente trabajar desde varios lados: disminuir la brecha salarial, empujar a las mujeres desde la educación básica a crear sus aspiraciones y afirmarse en el mundo de forma independiente de los estereotipos que las convenciones nos proponen, insertar más mujeres en las empresas, en los organismos donde se toman decisiones. Y al mismo tiempo educar a los hombres desde niños al respecto”.


Para Antonella Pellegrini, encargada del equipo de economía circular y proyectos sostenibles de Enel Chile, uno de los principales desafíos que pone de manifiesto la crisis sanitaria actual en torno al cambio climático y calentamiento global, es “eliminar el hacinamiento, electrificar los consumos energéticos y también disminuir las brechas en la pobreza multidimensional”.

La ejecutiva sostiene, en esta entrevista con El Mostrador Braga, que “es necesaria una movilización colectiva de todos los actores, porque la situación que estamos viviendo no requiere de un esfuerzo solo del Gobierno o del sector sanitario. En Chile, así como en el mundo, todos los rubros se han activado para colaborar en el periodo de máxima urgencia. Sin embargo, hay brechas que han definido ámbitos de más vulnerabilidad. Seguramente unas ciudades sin hacinamiento y más descontaminadas favorecen una vida de mejor calidad y, por supuesto, cuentan con más resiliencia respecto a las contingencias sanitarias».

«El desafío que tenemos como humanidad –prosigue– es rediseñar nuestras ciudades de acuerdo a los criterios de sostenibilidad urbanística, social y ambiental para aumentar su resiliencia frente a situaciones análogas a esta que vivimos. El transporte público está avanzando mucho hacia la electrificación, descontaminando el aire, no es lo mismo para los vehículos privados. También la calefacción con combustibles fósiles determina impactos en la salud pública. La emergencia reside en la ciudades, en convertir nuestras ciudades en lugares de desarrollo humano, social y económico, ambientalmente sostenibles”, señala.

Por otra parte, en relación con la desigualdad de género y los efectos diferenciados que ha tenido la pandemia en la población, donde unos de los sectores más perjudicados han sido las mujeres, Pellegrini comenta que “es urgente trabajar desde varios lados: disminuir la brecha salarial, empujar a las mujeres desde la educación básica a crear sus aspiraciones y afirmarse en el mundo de forma independiente de los estereotipos que las convenciones nos proponen, insertar más mujeres en las empresas, en los organismos donde se toman decisiones. Y, al mismo tiempo, educar a los hombres desde niños al respecto”.

Sobre lo laboral y la importancia de la incorporación de una perspectiva de género como estándar en el mundo empresarial, la encargada del equipo de economía circular de Enel dice que en la empresa tienen objetivos claros y públicos en temas de inclusión laboral: “Nuestro trabajo con las comunidades locales tiene un importante enfoque de género: en el desarrollo y fomento de pymes locales, son más del 50% las que son lideradas por mujeres en todo el país. Los estándares de género para las empresas los está definiendo el mismo mercado: todos los analistas de sostenibilidad que evalúan el desempeño de las empresas en materia ambiental, social y de gobernanza tienen un capítulo sobre esto y miden las empresas en base a sus resultados en términos de inclusión y diversidad a diferentes niveles”.

-“Las empresas serán sostenibles o no serán”, parece ser la máxima hoy. ¿Cuáles son las estrategias de sostenibilidad que deberían seguir las organizaciones y cómo estas convergen en la sociedad?
-Las organizaciones deben integrar en sus objetivos de negocio los desafíos ambientales, sociales y de gobernanza. Lo que se denomina como ESG (ASG en español: Ambiental, Social y Gobernanza). El desempeño ASG de las empresas también las beneficia financieramente, siendo más atractivas para los inversionistas. Enel, en su plan estratégico, orienta todos sus objetivos de negocio en los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas, que recogen las recomendaciones internacionales en materia ambiental, social y de gobernanza.

-¿Y cómo se entiende en este plan estratégico que sigan operando centrales a carbón?
-En Chile nuestra matriz de generación tiene como objetivo el cierre de las centrales termoeléctricas a carbón y conjuntamente aumentar en 2,4 GW (2.400 MW) la capacidad renovable que, como consecuencia, nos lleva a disminuir las emisiones directas, al 2023, en 64% respecto al 2017. Nuestra inversión en infraestructura y redes se concentra principalmente en la digitalización para ofrecer un mejor servicio a la demanda presente y futura de los consumidores, siempre más atentos a la fuente de la energía que consuman y también a la eficiencia energética. Consumidores que serán también actores de una gestión de producción propia, descentralizada. Más del 90% de esa capacidad de inversión está enfocada completamente en metas de negocio que solucionan problemas ambientales y sociales.

Con un enfoque a la descarbonización de la matriz de generación para reducir las emisiones directas de CO2 en el país, al fortalecimiento y expansión de la red de transmisión y distribución y además con la oferta de Enel X para la electrificación de nuestros consumos energéticos, Enel está liderando la transición energética en Chile, la cual conlleva la inclusión de las comunidades locales y de los ciudadanos. Todo esto converge en beneficio de la sociedad, en cuanto integra beneficios ambientales directos y sociales en la calidad de vida de las personas por el efecto de descontaminación. El bus eléctrico es un ejemplo concreto de democratización del acceso a un transporte limpio, inclusivo, accesible, cómodo para todas las personas que viven en la ciudad. En un estudio que hemos hecho de impacto de nuestro plan de negocio sostenible, hemos visto que genera en tres años miles de nuevos puestos de trabajo, en toda la cadena de valor, por ende, se determina una utilidad social también en este sentido.

-¿Es Chile un país sostenible?
-La sostenibilidad se mide de acuerdo al desempeño del país en materia ambiental, social y de gobernanza. En materia ambiental, el país ha suscrito el acuerdo de París y declarado su contribución nacional para lograr que el aumento de la temperatura global no supere 1,5 grados respecto a la época preindustrial. En este sentido, ha generado un espacio importante para la aceleración de las energías renovables, contribuyendo a la reducción de emisiones directas. El acuerdo del 2019 entre el Gobierno y empresas generadoras, para el cierre de las centrales a carbón en el país, también es un ejemplo de claridad de la hoja de ruta que tiene el país para la meta de descarbonización de su matriz energética al 2040. La descarbonización se ha convertido hasta en un factor de competición entre las empresas.

En el caso de Enel, anticipamos en 18 años el cierre de la última de las tres centrales a carbón. Los ámbitos de vulnerabilidad ambiental del país, sin embargo, llaman a un esfuerzo mayor para abordar otros desafíos, como áreas costeras a baja altura; zonas áridas y semiáridas, bosques; territorio susceptible a desastres naturales; ecosistemas montañosos, y zonas propensas a la sequía y la desertificación. Además, hay temas sociales que se han evidenciado al final del 2019 con una demanda imponente para mayor equidad. En Chile, el 20,7% de la población carece de una o más de las dimensiones como acceso a salud de calidad, educación de calidad, trabajo y seguridad social, vivienda y entorno dignos, redes y cohesión social, como evidencia el mismo Ministerio de Desarrollo Social. Entonces, a la pregunta si Chile es un país sostenible, en mi opinión el país hizo propio el propósito de ser un país sostenible y está construyendo su ruta hacia este fin. Sin embargo, falta recorrer todavía, también a nivel social y de gobernanza, y en este sentido una gran oportunidad la ofrece la nueva Constitución, ocasión para plasmar la sostenibilidad como un pilar de la nueva visión de país.

-¿Cómo se incentiva a las futuras generaciones para un relacionamiento con el medio ambiente sostenible?
-Las nuevas generaciones son las que nos están educando e incentivando. Son jóvenes que aspiran a un sistema fundado en los derechos humanos, apuntan a los objetivos de desarrollo sostenible y son muy selectivos en elegir su lugar de trabajo en función de la sostenibilidad de largo plazo que ofrecen. Eligen desde dónde invertir sus capitales, cómo comer más sostenible y cómo moverse sin impacto ambiental. Hay mucho que aprender de las nuevas generaciones y deberíamos, como empresas, generar espacios de máxima apertura hacia ellas.

La transición energética ofrece la posibilidad de acercar aún más a los jóvenes a las nuevas habilidades en energía renovable y en el futuro desarrollo de estas tecnologías. En Enel tenemos, para este año, un objetivo de capacitación de aproximativamente 300 personas en tecnología fotovoltaica, gracias al desarrollo de las diferentes plantas que tenemos en el país. La transferencia tecnológica es un ámbito de crecimiento y de creación de nuevas oportunidades que la transición energética ofrece y que las empresas están tomando con las instalaciones de nuevas capacidades, tanto en generación como en distribución y servicios energéticos.

-Año tras año se publican estudios que muestran las diferencias porcentuales de proyección laboral para las mujeres, ¿cómo ha sido tu experiencia de liderazgo femenino?, ¿te has topado con algunas barreras?
-En mi opinión, a medida que van cambiando las generaciones, más se eliminan las barreras. Veo las nuevas generaciones en nuestra empresa con muchos menos problemas en este sentido. Mi experiencia profesional creo que no es representativa, en cuanto soy de una generación que ha tenido que conquistarse cada paso de su posición actual.

-¿Qué es para ti el feminismo?
-Es un movimiento histórico y continuo de las mujeres, necesario mientras la violencia de género esté presente en la sociedad y mientras se infringen los derechos humanos en discriminación de género. Y por violencia no se entiende solo la física. Sin embargo, el feminismo no es el único movimiento necesario, hay otras discriminaciones que eliminar para una sociedad libre y justa en que todas las personas puedan realizarse de acuerdo a sus aspiraciones.

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