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Sentencia de Corpesca: Una lección que anima a la recuperación de los recursos naturales en la Convención Constituyente Opinión

Sentencia de Corpesca: Una lección que anima a la recuperación de los recursos naturales en la Convención Constituyente

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Adolfo Millabur
Por : Adolfo Millabur Dirigente Mapuche-Lafkenche, exalcalde de Tirúa, Convencional Constituyente del Pueblo Mapuche
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En buena hora queda comprobado que la Ley de Pesca se fraguó en un ambiente corrupto. Esta sentencia le da fuerza y autoridad a la lucha por la recuperación de los recursos naturales que se va a dar en la Convención Constituyente. Los mapuche no estamos por extraer de la naturaleza hasta que no dé más, si no por respetar y dar sostenibilidad a la manera en que nos relacionamos con los recursos. Estas sentencias comprueban que estamos en el camino correcto.


Recuerdo perfecto esa jornada de diciembre de 2012, cuando se votó por última vez la Ley de Pesca en el Senado. Un grupo de pescadores artesanales y de mapuche lafkenche (de las zonas costeras) tiramos monedas desde lo alto de la galería pública hacia abajo al hemiciclo donde estaban los senadores, como símbolo de que estaban comprados.

Aprobaron la ley a eso de las dos de la mañana y nosotros salimos derrotados. Yo estaba desolado por no haber logrado la fuerza suficiente, ni el apoyo de los medios, sabiendo que se dejaba fuera a los pescadores de verdad artesanales y a los pueblos originarios del mar, y sabiendo que se estaba cocinando algo.

Así me lo dejó claro el ex presidente Lagos en una de las entrevistas que tuvimos en su despacho en la Moneda, en su primer año de gobierno, cuando analizamos la posibilidad de incluir el tema de los derechos de los pueblos originarios: “Modificar la Ley de Pesca actual va a ser muy difícil porque se van a tocar muchos intereses”, dijo, recomendando mejor gestionar la creación de una nueva ley, que es lo que hicimos re-dirigiendo nuestras energías a la creación de la que sería la Ley de Espacios Costeros de Pueblos Originarios 20.249, más conocida como Ley Lafkenche.

Recuerdo cuando el subsecretario Galilea, antes de sentarnos en su oficina al pedirle audiencia, muy elocuentemente nos dijo que los pueblos originarios no teníamos posibilidad en esta ley porque “habría que cortarle la cola a alguien”.

También me lo advirtió Hugo Arancibia, dirigente de la pesca artesanal de Talcahuano, al explicarme con pesar que: “…la Ley de Pesca no se discute con ideales, se discute con calculadora en mano”.

Estas fueron las tristes lecciones de mi primera experiencia liderando una lucha social.

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Esa noche, los que salimos frustrados fuimos los mapuche lafkenche y un grupo de dirigentes de pesca artesanal. Digo un grupo, porque la pesca artesanal se dividió.

Estuvimos codo a codo con un sector de San Juan de la Costa, de Valparaíso y del norte, que era el que insistía con que Longueira privilegiaba a las siete familias. Pero un porcentaje importante, más vinculado a la pesca semi industrial, apoyó la ley. La dirigenta Zoila Bustamante dio su respaldo a Longueira esa noche, y los que estaban con nosotros la increparon a la salida del hemiciclo. Ella apoyó la Ley de Pesca que hoy se demuestra que es corrupta. Las razones de eso hay que ponerlas en duda.

Si ex senadores como Jaime Orpis aceptan coimas de empresas, imaginen lo que ocurre con personas que están en verdadera situación de necesidad. Esto pasó con los perjudicados de la pesca artesanal y pasa hoy con los perjudicados por las forestales. Estas grandes corporaciones tienen todas las mismas conductas. Ciertos industriales forestales lo que hacen es coptar al movimiento mapuche, involucrándolos con trabajos que son de sobrevivencia para un porcentaje de familias, y así dividirlo y debilitarlo.

Personalmente siento tranquilidad espiritual por saber que no estábamos en el camino equivocado. Teníamos sospechas fundadas y nuestra lucha siempre ha sido digna y justa. Estos hechos de justicia me demuestran que he estado bien al creer en caminos que quizá sean más lentos y a veces infructuosas, pero que eran coherentes con los principios de nuestra causa.

En buena hora queda comprobado que la Ley de Pesca se fraguó en un ambiente corrupto. Esta sentencia le da fuerza y autoridad a la lucha por la recuperación de los recursos naturales que se va a dar en la Convención Constituyente.

Los mapuche no estamos por extraer de la naturaleza hasta que no dé más, si no por respetar y dar sostenibilidad a la manera en que nos relacionamos con los recursos. Estas sentencias comprueban que estamos en el camino correcto.

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