La irrupción de las listas independientes, especialmente de la Lista del Pueblo, es el más expresivo e inesperado de los resultados. Su presencia en la Convención Constitucional retrata los cambios político-culturales que se vienen larvando con los ciclos de movilización anteriores en el país. Sin duda, oxigenarán la discusión constitucional y probablemente asegurarán que la deliberación sea sin restricciones ni el control de un solo sector. No está tan claro si esta emergencia se traducirá en otros efectos electorales, como para la parlamentaria y la presidencial de este año, pero indudablemente es un factor que puede ayudar a disminuir las brechas entre la ciudadanía y el sistema político, además de hacer las elecciones menos predecibles.
Cuando se inició el estallido social parecía claro que este tendría un impacto enorme en la reconfiguración del paisaje social y político chileno. No obstante, no era tan seguro que esa fuerza impugnadora lograra manifestarse con la misma intensidad y rapidez en consecuencias electorales y en cambios institucionales en el corto plazo. Pero si el resultado del plebiscito del 2020, que aseguró la redacción de una nueva Constitución, fue un anticipo de ese efecto, entonces los resultados de la multielección realizada durante los días 15 y 16 de mayo confirman que el cambio ya se produjo. Hoy, estamos ante un “estallido electoral”. Siendo sus principales manifestaciones: una derrota histórica de la derecha, un declive de la antigua Concertación, la consolidación de un exitoso polo de izquierda (Frente Amplio-Partido Comunista) y la irrupción de candidaturas independientes.
En el caso de la derecha, hubo una correspondencia entre la abismal insatisfacción con el Gobierno de Sebastián Piñera y la performance electoral de su base de apoyo. A pesar de presentar una lista unitaria, que incluyó a la extrema derecha, no alcanzaron el tercio de convencionales para condicionar los acuerdos de la Nueva Constitución, quedaron fuera del balotaje para la Gobernación de la Región Metropolitana y perdieron municipios emblemáticos: Santiago, Viña del Mar, Ñuñoa y Maipú, todos a manos del polo de izquierda.
Para la ex Concertación, los resultados son una debacle también. En la elección más relevante, la Convención Constitucional, su lista (25 electos), que se amplió con la incorporación de algunos descolgados del Frente Amplio y el PRO de ME-O, quedó por debajo del polo de izquierda (28 electos) y la Lista del Pueblo (independientes antineoliberales, con 27 electos). Salvo en el caso del PS, que obtuvo un buen resultado (15 electos), sus socios históricos vivieron una pesadilla. El otrora poderoso Partido Demócrata Cristiano apenas eligió 2 convencionales (siendo solo uno militante de sus filas) y el Partido por la Democracia, de Ricardo Lagos, únicamente 3. Los resultados afectan la línea de flotación de una eventual candidatura presidencial de este bloque, haciendo peligrar incluso la realización de la primaria legal para su designación.
El polo de izquierda demostró la sinergia electoral del acercamiento entre el PC y el Frente Amplio a nivel de convencionales constituyentes y exhibieron notables triunfos y avances en la elección municipal, a pesar de no haber llegado a acuerdo en todas las comunas. El FA, al cual muchos analistas achacaron una muerte precoz, mostró ser extremamente competitivo en municipios emblemáticos y confirmó que sigue teniendo un promisorio futuro político; mientras que el PC se consolidó a nivel de concejales, duplicando su votación (a poco más de un 9%) y elegibilidad (cerca de 156 concejales), exhibiendo capilaridad nacional. Este bloque se puede considerar como el gran ganador de la jornada y su éxito además consolida la opción presidencial de este polo.
No solo el precandidato del FA, Gabriel Boric, recibió el último empujón para reunir las firmas para una eventual primaria, algo que parecía imposible semanas atrás, sino que además el comunista Daniel Jadue sigue mostrándose como el candidato más fuerte para la presidencial por su expresiva votación en la alcaldía de Recoleta. Además, si una comunista puede ganar la comuna de Santiago –la madre de todas las batallas, según la derecha–, cuesta menos imaginar a un comunista llegando a La Moneda. El espíritu colaborativo y de entendimiento entre el FA y Chile Digno (donde está el PC) y sus presidenciables, influyó positivamente en los resultados obtenidos. La que semanas atrás parecía una primaria improbable, hoy se presenta como la más competitiva y atractiva para la oposición.
La irrupción de las listas independientes, especialmente de la Lista del Pueblo, es el más expresivo e inesperado de los resultados. Su presencia en la Convención Constitucional retrata los cambios político-culturales que se vienen larvando con los ciclos de movilización anteriores en el país. Sin duda, oxigenarán la discusión constitucional y probablemente asegurarán que la deliberación sea sin restricciones ni el control de un solo sector. No está tan claro si esta emergencia se traducirá en otros efectos electorales, como para la parlamentaria y la presidencial de este año, pero indudablemente es un factor que puede ayudar a disminuir las brechas entre la ciudadanía y el sistema político, además de hacer las elecciones menos predecibles.
Esta elección refrenda el hecho de que estamos ante una ciudadanía que exige transformaciones y que no teme tomar riesgos para hacerlas posibles. La paridad para la Convención estimuló la reunión de candidatas muy competitivas y es posible que llegue para quedarse. Los parámetros para hacer definiciones políticas hoy son otros. Si ayer, por ejemplo, la discusión hubiera sido quién es el candidato(a) con más posibilidades de derrotar a la derecha en una presidencial, hoy eso no parece ser un asunto central. Todo indica que el próximo Presidente(a) será quien logre transmitir mayor compromiso y sintonía con el cambio social que ya se expresa en las urnas.