En el período se evitaron los enfrentamientos con el empresariado y hubo un favorable clima recíproco. Los sectores productivos que mostraron mayor dinamismo y en los cuales se concentró la inversión fueron: telecomunicaciones; energía eléctrica; exportación de salmón y fruta; cobre, gracias a la inversión extranjera; concesiones en vialidad; y educación superior.
La Concertación de Partidos por la Democracia comenzó a gobernar Chile en 1990, durante el Gobierno del Presidente Patricio Aylwin, a quien le sucedieron Eduardo Frei Ruiz-Tagle, Ricardo Lagos y Michelle Bachelet.
El período refleja una de las trayectorias más exitosas del país. Varios elementos explican la afirmación:
1. Chile venía saliendo de la dictadura, por lo cual la transición política era prioritaria y se realizó en paz social, pese a que Pinochet siguió como comandante en Jefe del Ejército y después senador y realizó algunos intentos por recuperar su poderío. El otro inconveniente que tuvo el Gobierno de Aylwin es que no tenía mayoría en el Parlamento, a causa de los senadores designados en el período autoritario.
2. Progreso económico y social. En el período se logró un rápido y generalizado crecimiento del PIB, de manera tal que Chile se puso a la cabeza de Latinoamérica en ingreso per cápita y junto con Uruguay en logros sociales. Varios componentes explican los avances:
Se realizaron profundas reformas bajo el objetivo de crecimiento con equidad, aunque este último se centró en erradicar la extrema pobreza, la cual tuvo una disminución significativa. Las más importantes se concentraron en la tributaria, en especial el aumento del impuesto a la renta, y las mayores garantías laborales.
Se logró la estabilidad macroeconómica, erradicando los históricos altos niveles de inflación y el equilibrio de las Finanzas Públicas. En ello tuvo mucha importancia la labor del Banco Central y la normalización de las reservas internacionales.
Se amplió la apertura al exterior, rebajando los aranceles a las importaciones y el fomento a las exportaciones, no solo el cobre, permitiendo el desarrollo de nuevas actividades productivas, las cuales se transformaron en nuevo motor de crecimiento. Se agregaron el incremento de la inversión extranjera y los nuevos tratados de libre comercio.
El Estado concentró su actividad en su función reguladora más que en crear nuevas empresas públicas. Por lo tanto, hubo neutralidad en el fomento productivo, a pesar del apoyo prioritario a las pequeñas empresas.
En el período se evitaron los enfrentamientos con el empresariado y hubo un favorable clima recíproco.
Los sectores productivos que mostraron mayor dinamismo y en los cuales se concentró la inversión fueron: telecomunicaciones; energía eléctrica; exportación de salmón y fruta; cobre, gracias a la inversión extranjera; concesiones en vialidad; y educación superior.
Se puso un énfasis especial en la promoción de los sectores sociales, como Educación, Salud, Vivienda y Pensiones, lo cual contribuyó no solo al aumento del bienestar colectivo, sino también a la democratización y la paz ciudadana. Se debe destacar la formación de una amplia clase media entre los principales avances.
El factor clave que marcó esta fase fue la cohesión interna de quienes apoyaron a los Gobiernos, de manera que la Concertación pasó a ser una suerte de partido transversal.
Ante ese notable progreso que ocurre en el período, surge la pregunta: ¿cómo se explica el estallido social ocurrido en octubre de 2019, que fue precedido por otras muestras de insatisfacción social en 1998, 2003 y 2007?
Varios factores se pueden señalar entre los principales:
Entre los elementos esperanzadores puede considerarse que, después de las crisis, siempre viene la recuperación y el nivel de bienestar sería mayor al de antes de la caída, ya que a los nuevos sectores productivos que se crean se agregan diferentes empleos y tecnologías.