La propuesta de planificación territorial ecológica, impulsada por el Proyecto GEF Corredores Biológicos de Montaña del Ministerio del Medio Ambiente y ONU Medio Ambiente, elaborada por la Universidad de Chile y que contó con la participación de municipios, representantes de la sociedad civil y de servicios públicos, es un instrumento que la institucionalidad ambiental pone a disposición de todos los actores de la región, para avanzar en un modelo de sustentabilidad fuerte. Es un compromiso de la autoridad ambiental con el fortalecimiento de procesos descentralizados, que potencien la participación integrada de los distintos actores comunales. Con ello buscamos integrar la gestión ambiental de los municipios con la comunidad, el sector público y privado, logrando así un desarrollo sustentable fuerte, en cuya base se encuentre la naturaleza, que posibilita un desarrollo social y económico en armonía con nuestro patrimonio natural.
Estamos presionando a la naturaleza con consecuencias dañinas, y la ausencia de una visión ecológica tiene un amplio impacto en la pérdida y degradación de la biodiversidad y sus distintos ecosistemas, y, finalmente, en la calidad de vida de las personas. En el último tiempo, nuestra naturaleza ha vivido una fuerte presión derivada de un manejo de nuestros recursos que no va en armonía con el medio ambiente, junto con una demanda por mayor superficie territorial tanto para fines habitacionales como para la producción de alimentos, bienes y servicios.
Si bien hace más de dos décadas nos propusimos como país que nuestra actividad económica, social y ambiental debía ser desarrollada bajo el concepto de la sustentabilidad, el modo en que hemos comprendido esta noción no nos ha permitido detener el ritmo de pérdida de nuestra biodiversidad. El enfoque ambiental asumido se ha basado en la así llamada “sustentabilidad débil”, reflexión que proviene de la academia, la cual pretende un desarrollo equilibrado entre sociedad, economía y naturaleza, pero que no logra cumplirlo, ya que el desarrollo económico y social se sobreponen a la naturaleza, sin considerar que esta es la base del funcionamiento de nuestra vida en el planeta.
Ante el escenario de crisis climática y de pérdida de biodiversidad que enfrentamos, el país necesita avanzar hacia un concepto de “sustentabilidad fuerte”, que nos permita contar con territorios resilientes, con una biodiversidad saludable, cuyos servicios ecosistémicos beneficien y posibiliten el desarrollo y bienestar humano. Así lo ha comprendido el Ministerio del Medio Ambiente, que ha trabajado con 36 municipios de la región Metropolitana y de Valparaíso en la elaboración de una Planificación Ecológica a escala local: una herramienta a escala 1:25.000 que cubre una superficie de 1.829.330,38 hectáreas, y que facilita la gestión ecológica de los territorios comunales. Esta planificación –con criterios ecológicos– ha permitido orientar y focalizar el trabajo de gestión ambiental de los municipios, evitando y mitigando los problemas más frecuentes, apostando por desarrollar Soluciones Basadas en la Naturaleza, como también mejorando su desempeño en las evaluaciones de proyectos de inversión que ingresan al Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental (SEIA), y que se desarrollarán dentro de sus territorios.
Esta propuesta de planificación territorial ecológica, impulsada por el Proyecto GEF Corredores Biológicos de Montaña del Ministerio del Medio Ambiente y ONU Medio Ambiente, elaborada por la Universidad de Chile y que contó con la participación de municipios, representantes de la sociedad civil y de servicios públicos, es un instrumento que la institucionalidad ambiental pone a disposición de todos los actores de la región, para avanzar en un modelo de sustentabilidad fuerte. Es un compromiso de la autoridad ambiental con el fortalecimiento de procesos descentralizados, que potencien la participación integrada de los distintos actores comunales. Con ello buscamos integrar la gestión ambiental de los municipios con la comunidad, el sector público y privado, logrando así un desarrollo sustentable fuerte, en cuya base se encuentre la naturaleza, que posibilita un desarrollo social y económico en armonía con nuestro patrimonio natural.