Publicidad
JAK: primus inter pares de una derecha extrema Opinión

JAK: primus inter pares de una derecha extrema

Publicidad
Andrés Cabrera
Por : Andrés Cabrera Doctor (c) en Sociología, Goldsmiths, University of London. Director del Instituto de Filosofía Social y Crítica Política.
Ver Más

Ad portas de las elecciones, el desfonde total de la candidatura de Sebastián Sichel es indirectamente proporcional al ascenso de JAK. De confirmar su paso a segunda vuelta, JAK consolidaría su ascenso como primus inter pares en la derecha, llevándola a posiciones cada vez más extremas y rupturistas. No hay duda de que los partidos oficialistas que componen Chile Podemos +, incluyendo la mayoría de las y los convencionales del sector, se cuadrarán detrás de JAK en la eventualidad de que este llegue al balotaje. El libreto posterior de esta historia JAK lo conoce a la perfección a partir de la experiencia de su mentor en épocas de juventud, Jaime Guzmán, quien a fines de la década del sesenta señala el camino estratégico de la derecha en los años previos al golpe de 1973, vale decir, oponerse descarnadamente al gobierno reformista de Eduardo Frei, atraer al centro político a las posiciones rupturistas de la derecha y, finalmente, desestabilizar y derrocar al gobierno socialista de Salvador Allende, socavando la legitimidad del proyecto transformador que implicaba la “vía chilena al socialismo”.


Cuenta la historia que poco antes del asesinato de Jaime Guzmán a manos del FPMR autónomo en 1991, el histórico fundador de la UDI regaló una canasta llena de conejos a una de las jóvenes promesas del gremialismo, José Antonio Kast, como anticipando la gran cantidad de hijos que tendría el que, hoy por hoy, es el principal candidato de la derecha para las elecciones que se celebrarán el próximo 21 noviembre.

La íntima relación que ambos alcanzaron a construir fue relatada por el mismísimo JAK en 2017 en un libro de memorias sobre el intelectual orgánico más relevante de la derecha política en los últimos 50 años: “Cuando entré a la Universidad, el año 1984, invitamos a Jaime Guzmán a dar una charla en mi casa. Me sorprendió la facilidad con la que accedió a juntarse con un grupo de jóvenes, así como la sencillez y profundidad de su análisis y la claridad para explicar las cosas. El trato humano también me llamó mucho la atención. Era muy cercano, como que te conociera de siempre. Además, no hablaba sólo de política. Al contrario, su objetivo principal de juntarse con la gente no era político, aun cuando lo invitaras a una reunión en que te iba a hablar de política”.

Más allá del sentido casi anecdótico de ambas historias que retratan la estrecha relación que pervivía entre un experimentado Jaime Guzmán y un JAK novato en las lides de la política, lo que nos aportan estos relatos es un punto de partida más que idóneo para entender la trayectoria política que llevó a JAK a erigirse como el primus inter pares de la derecha, expresada las últimas semanas de un modo inversamente proporcional al desplome de la candidatura de Sebastián Sichel.

Si analizamos con algo más de detalle la trayectoria biográfico-política de JAK, que inicia a mediados de la década de los ochenta y se proyecta hasta la actualidad, y además contrastamos este recorrido con la evolución política de la derecha durante el mismo periodo, no nos parecerá extraño comprender la posición que ostenta hoy JAK en su camino por consolidarse como el “primero entre sus pares”.

El principal representante de la extrema derecha comenzó su trayectoria política tempranamente siendo parte del centro de alumnos de la escuela de derecho de la Pontificia Universidad Católica. También fue consejero superior y candidato a la presidencia de la federación de estudiantes en la misma universidad, siendo derrotado en aquella oportunidad por la carta DC, el constitucionalista Patricio Zapata. Fue en este contexto cuando participó como uno de los rostros de la franja del Sí que apoyaba la continuidad del dictador Augusto Pinochet en 1988.

Pero, ¿qué pasaba en la derecha en términos político-partidarios durante aquellos años? 

La mejor caracterización la entrega otro DC, Genaro Arriagada, quien en 1997 escribió una detallada y sugerente descripción: “cuando se hizo evidente la apertura política los tres principales grupos existentes en ese momento, la Unión Nacional, presidida por Andrés Allamand, la Unión Demócrata Independiente, encabezada por Jaime Guzmán, y el Frente Nacional del Trabajo, cuyo líder era Sergio Onofre Jarpa, acordaron constituir, en febrero de 1987, una sola entidad: Renovación Nacional. Sin embargo el intento duró poco, terminando en un ominoso conflicto al que la mayoría del nuevo partido puso término expulsando a Guzmán y su gente. Desde ese entonces, la derecha ha permanecido dividida entre la UDI y RN”.

Como sabemos, la década del noventa no sólo consolidaría la lógica de los consensos y del reparto duopólico del poder entre la derecha y la concertación. Allí, la UDI se consolidaría como el principal partido del sector, más aún cuando en 1999 su candidato presidencial, Joaquín Lavín, estuvo a punto de derrotar al representante de la Concertación, Ricardo Lagos.

Un poco antes, en 1996, José Antonio Kast ya comenzaba a jugar en las “ligas menores” de la política chilena, asumiendo su primer cargo como concejal de la alcaldía de Buin. De ahí al Congreso como diputado en 2002, cargo que ejerció por 4 períodos consecutivos (16 años en total). 

El año 2007 y 2008 JAK fue jefe de bancada de la UDI en la Cámara. La importancia conquistada a ese momento al interior del partido le llevo a competir por su presidencia, instancia en la que fue derrotado por uno de los “coroneles” gremialistas, Juan Antonio Coloma. 

¿Quiénes apoyaban la candidatura de JAK en ese entonces? Mencionemos algunos nombres. El actual senador designado Claudio Alvarado, la emblemática ex ministra de Educación y actual convencional Marcela Cubillos, y el actual vicepresidente de la mesa ampliada de la actual Convención Constitucional, Rodrigo Álvarez.

La derrota electoral de la derecha el 2013 a manos de la Nueva Mayoría y el retorno del Partido Comunista al poder gubernamental en una coalición que inéditamente juntaba al PC con los partidos eje de la centro-izquierda concertacionista, la Democracia Cristiana y el Partido Socialista, fueron antecedentes directos para que JAK asumiera una apuesta más ofensiva al interior de la UDI.

Fue así como el 2015, JAK decidió impulsar su candidatura llamando a una primaria amplia con todos los sectores de la derecha, incluyendo al candidato que ya comenzaba a preparar su retorno a La Moneda para el 2018, Sebastián Piñera. El empresario que llevaría a la derecha al descalabro electoral sería apoyado en aquella oportunidad por la UDI y RN en el contexto de las primarias presidenciales del sector que lo enfrentó al candidato de Evópoli y sobrino de JAK, Felipe Kast, y al “díscolo” Manuel José Ossandón. 

Es en este contexto donde JAK comienza a dar cuenta de una estrategia ofensiva y oportunista. Decide romper con la UDI y renuncia al partido en mayo del 2016 con el claro objetivo de llegar a la papeleta presidencial en noviembre del 2017 para representar a la “familia militar”, el conservadurismo acérrimo y la ortodoxia neoliberal.

La cuarta posición y el 7% de los votos conquistados era lo que JAK necesitaba para levantar un proyecto propio que, con el correr de los años, podría ser también el de todo su sector. En aquella oportunidad JAK apoyó de inmediato a Piñera en su paso a segunda a la vuelta. Lo más importante ya se había conquistado. La creación del Partido Republicano, fundado en marzo del 2018, sería la plataforma que escogería para consolidar su segunda incursión presidencial en noviembre del 2021.

Tal como hemos caracterizado en otras ocasiones, el Estallido de Octubre del 2019 intensificó el resquebrajamiento del sistema de partidos evidenciado en las elecciones del 2017 con la aparición del Frente Amplio y su consolidación como tercera fuerza política, además de la irrupción de una derecha extrema situada a la derecha de la UDI. En efecto, la mega-elección del 15 y 16 de mayo supuso el completo colapso del sistema de partidos, situación que muy probablemente se ratificará en las próximas elecciones del 21 de noviembre, tanto a nivel presidencial como parlamentario.

Ad portas de las elecciones, el desfonde total de la candidatura de Sebastián Sichel es indirectamente proporcional al ascenso de JAK. De confirmar su paso a segunda vuelta, JAK consolidaría su ascenso como primus inter pares en la derecha, llevándola a posiciones cada vez más extremas y rupturistas. No hay duda de que los partidos oficialistas que componen Chile Podemos +, incluyendo la mayoría de las y los convencionales del sector, se cuadrarán detrás de JAK en la eventualidad de que este llegue al balotaje.

El libreto posterior de esta historia JAK lo conoce a la perfección a partir de la experiencia de su mentor en épocas de juventud, Jaime Guzmán, quien a fines de la década del sesenta señala el camino estratégico de la derecha en los años previos al golpe de 1973, vale decir, oponerse descarnadamente al gobierno reformista de Eduardo Frei, atraer al centro político a las posiciones rupturistas de la derecha y, finalmente, desestabilizar y derrocar al gobierno socialista de Salvador Allende, socavando la legitimidad del proyecto transformador que implicaba la “vía chilena al socialismo”.

Sabemos que la historia nunca se repite del mismo modo, pero rima.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
Publicidad

Tendencias