Publicidad
Cómo comunicar la Convención y convocar Opinión

Cómo comunicar la Convención y convocar

Publicidad

La comunicación de la labor de la Convención no está dirigida a lograr la aprobación de un nuevo texto constitucional, sino a que se produzca una decisión debidamente informada y basada en la participación en el proceso previo. El éxito del proceso constituyente se medirá por el nivel de apego, de “lealtad” constitucional que logre provocar el texto.


Habitualmente las elites buscan informar (poner en conocimiento) sobre su quehacer a través de los medios que les son propios y habituales. Alta cultura, economía, política, etc. La receta suele ser la misma: utilizar los medios tradicionales como prensa escrita, radio y televisión. Conferencias de prensa, comunicados y eventualmente alguna entrevista. Quizás lo más innovador en los últimos años ha sido incluir a los matinales de TV en estas rutinas

Ante la necesidad de dar a conocer el quehacer de la Convención Constitucional, dadas las dificultades que ha enfrentado para estar en los canales tradicionales (TV en horario prime, radios), cabe preguntarse sobre los recursos y caminos más eficientes para revertir esa situación.

Lo relevante es que la ciudadanía no siempre está dispuesta a ser informada, sino más bien ahora busca informarse según sus propias necesidades y medios. Y lo hace a su modo, en el cual las redes sociales y sus códigos juegan un rol preponderante, especialmente entre las nuevas generaciones.

La encuesta Ciclos, que realiza la Facultad de Comunicaciones de la Universidad Diego Portales, indica que para los jóvenes la plataforma de medios que genera más confianza son las redes sociales (29%), especialmente en sectores socioeconómicos más bajos. Le siguen los portales de noticias en Internet, particularmente entre el grupo socioeconómico más alto. Por el contrario, la televisión es el medio que genera menor confianza (60%). A su vez, la cuarta parte de los entrevistados indica a Instagram como el medio para estar informado con mayor frecuencia de eventos y asuntos públicos, mientras que un 18% lo hace para opinar sobre temas ciudadanos o contingentes. Un 97% utiliza diariamente WhatsApp y un 87% Instagram.

Comunicar no es solo informar. Comunicar es también abrir canales de participación y promover la retroalimentación. Se trata de crear procesos de comunicación más horizontales, menos verticales. Apostar por la cocreación de contenidos, sumando lenguajes, códigos y recursos que surgen desde allí. Estas son algunas de las conclusiones a las que arriba la 9ª entrega del panel Cualitativo Subjetiva y de la Plataforma Contexto que, desde hace un año y medio, observa los relatos ciudadanos en torno al proceso constituyente.

Lo primero que se constata son los bajos niveles de información declarados del quehacer de la Convención, lo que parece contrastar con la importancia que se le asigna a su labor. Para enfrentar esta situación hay una primera parte de la conversación que apela a las fórmulas tradicionales de mejora: espacios en los medios escritos, transmisión en directo de algunos eventos por televisión, un canal de TV como el del Senado o la Cámara de Diputados. Pero tras ello, surge la propia rutina del consumo informativo, el cual se estructura desde las redes sociales. En muchas ocasiones, la puerta de entrada a ese consumo son los memes, que actúan como alertas (breaking news) que motivan la búsqueda del hecho noticioso que les dio origen. «¿Qué motivó este meme? ¿Quiénes son las personas involucradas?”.

“De repente uno ve un meme y busca por qué lo hicieron, uno se interioriza del chiste y pasa a buscar el que por qué fue”, señala una participante de un focus. Otro agrega que “tiran una talla y decís qué pasó, y empiezas a buscar qué noticias dieron que están tirando estos memes, pero el meme es un meme no más, si al final es pa’ reírse”. El meme pasa a ser un instrumento en favor de un contenido más amplio, que gatilla o provoca el interés por informarse.

Los memes se han transformado en una poderosa herramienta de comunicación política. Chagas, Ferore, Rios y Magalahues (2019) los han estudiado en un contexto electoral desde la perspectiva que el humor político en internet contribuye a la creación y consolidación de significados compartidos en la web, lo cual absorbe y reenmarca contenido de la cultura popular. Por lo tanto, funciona como válvula de presión en momento de tensión, fortalece los vínculos de solidaridad, permite aprender de manera mucho más entretenida, además de estimular la acción colectiva. La lógica de los memes contrasta con las disputas retorico-discursivas, alrededor de las “formas morales”. Trabajando los elementos de la crítica y la trivialización de la política, los memes envuelven los temas que son parte de la agenda de la política nacional. Combinan la distinción y la identidad, y resuelven a su manera un problema de adecuación del discurso político. Por otra parte, Oscar Jaramillo (2018) observa que los memes no tienen la capacidad de eliminar la agenda setting, pero sí la obligan a adaptarse. Que las personas ocupen nuevos espacios para informarse les da más protagonismo a los memes, los cuales en poco tiempo pueden alcanzar una difusión relevante para la divulgación de diferentes acciones (desde electorales a otras relacionadas con el consumo).

Obviamente esto no significa que la Convención deba dedicarse a comunicar todo a través de memes o usar solo redes sociales. Más bien se trata de entender que el modo de captar la atención y comunicarse se ha modificado. Se trata de un contexto comunicacional más fluido, que interpela la creatividad, la interacción más horizontal, el diálogo más directo y espontáneo. Entender los recursos que motivan la atención de las personas y que las llevan a informarse y no solo ser informadas.

En esta misma perspectiva, surgen propuestas en la conversación de los focus para comunicar y socializar el trabajo de la Convención: explicar artículos de la convención vía TikTok; convocar a los jóvenes a hacer videos para difundir el trabajo realizado a través de diferentes plataformas; activar las RRSS no solo para difundir contenidos, sino también para generar mayores interacciones.

La comunicación de la labor de la Convención no está dirigida a lograr la aprobación de un nuevo texto constitucional, sino a que se produzca una decisión debidamente informada y basada en la participación en el proceso previo. El éxito del proceso constituyente se medirá por el nivel de apego, de “lealtad” constitucional que logre provocar el texto. Así, la legitimidad de este nuevo texto no se jugará solamente en la cantidad de votantes que acudan a las urnas, sino de ciudadanos y ciudadanas que –de una u otra manera– se sintieron partícipes del nuevo texto. Como señalara hace unos meses una de la participantes de nuestro panel cualitativo: “No importa que no le cambiemos una coma, pero será nuestra Constitución”

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
Publicidad

Tendencias