Gracias el corto animado Bestia, se volvió a poner en agenda ese lado oscuro, turbio, negro que no queremos ver, ni recordar, ni tampoco aprender. Hoy en día, la Convención comienza a tramitar -esta semana- las 77 Iniciativas Populares de Norma que lograron reunir las 15.000 firmas. De ellas, al menos 15 tienen un enfoque en Derechos Humanos. Con múltiples entradas, que van desde la igualdad de derechos sexuales, a la vida, educación, salud, etc. Si sumamos las Iniciativas de los Constituyentes –cerca de 900- duplicamos los proyectos que quieren garantizar la verdad, justicia, reparación y memoria histórica. Existe un consenso de que el Estado no puede albergar, amparar ni proteger a ningún tipo de órgano que ejerza represión, y por supuesto, que las FFAA, Carabineros y la PDI jamás pueden actuar fuera de la ley. Me imagino que las oficiales jóvenes de Carabineros, verán consternadas la historia de Olderöck y sentirán vergüenza de lo que hizo esa mujer.
La semana pasada, Hugo Covarrubias nos hizo un favor. Nos obligó a recordar uno de los momentos más dramáticos y escalofriantes de nuestra historia. Gracias a su genialidad y talento -a través del corto animado Bestia- el cineasta nos presenta, de manera figurativa, pero descarnada, un relato que parece ser sacado de una obra de horror. Una especie de thriller psicológico con un nombre que tiene doble lectura. Por supuesto que la calidad de la cinta, el tratamiento emocional, la manera que aborda la soledad de esta agente –real- asesina, fría y sádica, su factura impecable y una música sobre cogedora, le entregan méritos suficientes para conquistar el Oscar en su categoría. Sin embargo, de fondo, Hugo nos hizo un regalo como sociedad y especialmente para las nuevas generaciones, esas que no vivieron la dictadura y que no conocieron las atrocidades de la Dina, CNI, Dipolcar y otros organismos represivos. Un buen momento para remecernos, para recordar que esto jamás puede volver a pasar, justo cuando se discute la Constitución –dónde los DDHH son gravitantes- que queremos para los próximos cincuenta años y se inicia un nuevo ciclo político con Gabriel Boric.
Bestia está inspirada en la historia de la hija de un ex oficial Nazi, Ingrid Olderöck. Una agente de la DINA -que operó entre 1973 y 1977, siendo luego reemplazada por la CNI- sádica, cruel y con claros rasgos psicopáticos. Una mujer que se encargó de “formar” a otras 70 mujeres en técnicas de tortura, asesinatos y vejámenes para sacar confesiones, que en la mayoría de las veces terminaron con la vida de detenidos (as). Una ex oficial de Carabineros, que adiestraba perros para ejercer abusos sexuales en el centro de detención clandestina llamado “la Discoteque” o “la venda sexy”. Una psicópata solitaria –no tenía pareja ni tuvo hijos- cuya única compañía era su perro Volodia –nombre inspirado en el dirigente comunista- el que usaba como una especie de juguete de tortura. Una mujer que integró la brigada Purén, encargada de asesinar y hacer desaparecer los cuerpos de personas arrestadas de manera ilegal. Una perversa que nunca pisó una cárcel.
Gracias al aporte de Hugo Covarrubias, Chile debería sacar la lección de que esa barbarie y el horror que provocaron agentes del Estado, impunemente, nunca más debería volver a ocurrir en Chile. Ni servicios secretos, ni menos Carabineros –Olderöck era Mayor, un cargo al que no accedían las mujeres en esa época- capaces de actuar de esta forma y menos fuera de la ley. Si para eso sirve una nominación a un Oscar -como antes fue La Historia de un Oso, que también nos recordaba la dictadura- en una sociedad que valora los premios -en cualquier ámbito- bienvenidos los fantasmas del pasado. Bestia es una pieza cultural magistral para aprender de nuestra propia historia.
Pero la cinta de Covarrubias sirve también para evocar y traer a la memoria otras Bestias –vamos a tomarlo en el sentido de esos seres humanos que actúan como animales irracionales y despiadados -que no podemos olvidar, porque el olvido permite que las historias se repitan. Bestia, Manuel Contreras, ese sujeto gordo, cruel que se burlaba de sus víctimas y la justicia hasta el final. Bestias Mario Jahn, Miguel Krassnoff, Michel Townley, Sergio Apablaza, Alvaro Corbalán, Pedro Espinoza, Víctor Donoso, Miguel Estay Reino, Mariana Callejas, Daniel Cancino, Enrique Arancibia, y otros cientos que ejecutaron personas, torturaron con los métodos más brutales e hicieron desaparecer a otros miles.
Bestias son también esos civiles que avalaron por años, por décadas, las violaciones a los DDHH, amparados en ministerios, embajadas, puestos y negocios y negaron hasta el cansancio, jurando frente a la Biblia que todo era un engaño.
Bestias los que no aprendieron nada de la historia y volvieron a cometer atropellos a los DDHH, desde distintas veredas, muchas décadas después.
Gracias el corto animado Bestia, se volvió a poner en agenda ese lado oscuro, turbio, negro que no queremos ver, ni recordar, ni tampoco aprender. Hoy en día, la Convención comienza a tramitar -esta semana- las 77 Iniciativas Populares de Norma que lograron reunir las 15.000 firmas. De ellas, al menos 15 tienen un enfoque en Derechos Humanos. Con múltiples entradas, que van desde la igualdad de derechos sexuales, a la vida, educación, salud, etc. Si sumamos las Iniciativas de los Constituyentes –cerca de 900- duplicamos los proyectos que quieren garantizar la verdad, justicia, reparación y memoria histórica. Existe un consenso de que el Estado no puede albergar, amparar ni proteger a ningún tipo de órgano que ejerza represión, y por supuesto, que las FFAA, Carabineros y la PDI jamás pueden actuar fuera de la ley. Me imagino que las oficiales jóvenes de Carabineros, verán consternadas la historia de Olderöck y sentirán vergüenza de lo que hizo esa mujer.
Y así, como los Derechos Humanos serán un pilar de la nueva Constitución, en buena hora, Bestia también pone en el tapete el éxito que tuvieron dos Iniciativas Populares de Norma, las que buscan dar protección a los animales y mascotas. Más de 50.000 personas las patrocinaron, algo que va en la línea de lo que se observa en países desarrollados como España, en que recientemente, se ha declarado –por ley- a las mascotas sujetos “sintientes” y se ha establecido un régimen de visitas en caso de divorcio. Así, Volodia hoy no podría ser usado como un instrumento de tortura, la propia.
Ojalá que Bestia obtenga el Oscar, tiene méritos se sobra. Sin embargo, la sola postulación ya ha cumplido un rol importante para la sociedad chilena: remover el pasado inconcluso. Gracias al realizador y su equipo.