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La cooperación internacional: herramienta esencial para Chile, Latinoamérica y el Caribe  Opinión

La cooperación internacional: herramienta esencial para Chile, Latinoamérica y el Caribe 

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Pierre Lebret
Por : Pierre Lebret Cientista político, experto en asuntos latinoamericanos, magister en cooperación y relaciones internacionales (Paris III), ex funcionario de la Agencia Chilena de Cooperación Internacional para el Desarrollo y ex consultor de la Cepal. Actualmente trabaja en una ONG para asuntos humanitarios.
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La nueva canciller de Chile, Antonia Urrejola, ha expresado querer promover y construir una diplomacia feminista, turquesa y con enfoque en los derechos humanos. Esos ejes centrales requerirán ser traducidos a formas estratégicas y programáticas para una mayor cooperación internacional y, desde la visión renovada que proporcionan, ir reforzando mecanismos existentes, creando instancias para prevenir situaciones complejas como las pandemias, los desastres medioambientales, y avanzar en la reducción de la pobreza.


Aún recuerdo cuando una exautoridad nos decía: «Nadie sabe lo que hacemos en cooperación, hay que comunicar más». Era cierto, la sociedad civil chilena no estaba del todo informada, ni menos incorporada, en los esfuerzos de cooperación internacional realizados desde el Estado.

Sin embargo, dicha labor de cooperación resulta fundamental si queremos avanzar en agendas comunes y responder a los múltiples desafíos que tenemos como país y como región.

El recién instalado Gobierno tendrá el desafío de reconstruir la política exterior, creemos que ello pasa por un reforzamiento de la cooperación con un enfoque diferente al promovido por los cancilleres anteriores de estos últimos cuatro años. La cooperación no puede ser solo una herramienta para servir intereses de unos pocos, la cooperación debe aportar soluciones concretas y contribuir a una mejor vida en Chile y más allá de nuestras fronteras. Cooperar es aprender de otros y aportar a otros. La agenda de cooperación debe responder a una agenda estratégica, con sentido de solidaridad.

Algunos hablan de innovación y emprendimiento, sin darles contenido a esas palabras, a la par de no entender que los medios no deben ser nunca confundidos con los fines. A esas personas yo les respondería que estamos apenas saliendo de una pandemia, la cual significó un retroceso de 10 a 15 años en términos de aumento de la pobreza, que las urgencias se ordenan en torno a ese gigantesco impacto y, ciertamente, aquellos relativos al cambio climático y la crisis migratoria. No obstante, estas situaciones no deben hacernos olvidar la agenda 2030 de los objetivos del desarrollo sostenible, esta continúa siendo la carta de navegación más concreta y global con la cual contamos para avanzar hacia sociedades más justas e inclusivas.

Chile sale de cuatro años de gobierno de escasa relevancia en el ámbito internacional por razones claras: la violación a los derechos humanos, la no firma del acuerdo de Escazú, la creación de un organismo regional sin visión, con socios conservadores que no piensan en la integración regional a largo plazo sino como una mera plataforma de negocios y un refugio ideológico de quienes la impulsaron.

La nueva canciller de Chile, Antonia Urrejola, ha expresado querer promover y construir una diplomacia feminista, turquesa y con enfoque en los derechos humanos. Esos ejes centrales requerirán ser traducidos a formas estratégicas y programáticas para una mayor cooperación internacional y, desde la visión renovada que proporcionan, ir reforzando mecanismos existentes, creando instancias para prevenir situaciones complejas como las pandemias, los desastres medioambientales, y avanzar en la reducción de la pobreza.

Todo esto debiera colaborar a reconstruir los puentes que tan irreflexivamente se han destruido en años recientes. La cooperación internacional para el desarrollo es una carta importante para recuperar prestigio, eso es evidente, sin embargo, es fundamental para reforzar la credibilidad y la solidez en el escenario regional y mundial.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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