En conversación con El Mostrador en La Clave, el escritor y vocero de Amarillos por Chile explicó el alcance que tuvo la agrupación tras la carta firmada por más de 70 figuras políticas, sociales y académicas, en donde se hacía una crítica a la labor de la Convención Constitucional. Al respecto, Warnken dijo que «nosotros no somos un movimiento político. Bueno, estamos entrando en política, pero en realidad somos un grupo ciudadano que creemos que, con todo el derecho que tenemos como ciudadanos en un sistema democrático, sometemos a escrutinio, observamos, analizamos y emitimos nuestras alarmas y preocupaciones por lo que está ocurriendo en la Convención, pero con el objetivo de que el propósito de la Convención resulte». También detalló que tienen «Alertas Amarillas» para advertir a la ciudadanía sobre temáticas que trate el Pleno de la Convención y que puedan generar controversia.
«Yo por lo menos no tengo ningún interés ni de formar partido político, ni hacer carrera política ni nada de eso». Así comienza explicando el escritor Cristián Warnken el futuro del grupo «Amarillos por Chile», agrupación que se formó para monitorear el trabajo de la Convención Constitucional.
En conversación con El Mostrador en La Clave, Warnken ahondó en esto: «Cuando en febrero comienzan a aparecer los primeros informes que vienen desde la Comisión de la Convención, algunas de ellas bastante radicales, por decir lo menos, o maximalistas, un grupo de personas me llamó porque yo había escrito un texto que se llamaba ‘Alerta amarilla’, en el sentido de que podíamos correr el riesgo de farrearnos esta extraordinaria oportunidad histórica que teníamos de hacer una Constitución que pudiera concitar un consenso y una mayoría transversal, incluyendo a algunos sectores de la derecha más liberal, y que nos estamos farreando eso con propuestas tan maximalistas. Bueno, me dijeron hagamos algo porque nadie está diciendo nada, nadie del sector centro o centroizquierda. Había un silencio, un vacío bien curioso, digamos, en ese sector por el que nosotros nos sentimos más representados, por los sectores más bien de centroizquierda».
«Sacamos una carta, firmaron 70 y tantas personas esa carta, que fue lo que se llama ‘Manifiesto de los Amarillos por Chile’. Y resulta que ahí viene una avalancha. Llamábamos a la gente sumarse a esta carta para que no fuera solamente figuras públicas, sino ciudadanos que quisieran sumarse a esta preocupación. Y ahí vino por un lado una avalancha de inscripciones que jamás esperamos que iba a ocurrir y además mucha cobertura mediática, tal vez porque había un vacío político y, de alguna manera, sin quererlo y sin buscarlo, nosotros llenamos ese vacío político. Pero nosotros no somos un movimiento político. Bueno, estamos entrando en política, pero en realidad somos un grupo ciudadano que creemos que, con todo el derecho que tenemos como ciudadanos en un sistema democrático, sometemos a escrutinio, observamos, analizamos y emitimos nuestras alarmas y preocupaciones por lo que está ocurriendo en la Convención, pero con el objetivo de que el propósito de la Convención resulte y que tengamos una Constitución buena y, como repito, una Constitución que nos reúna a todos. Ese es el objetivo de Amarillos. No es, como se ha dicho, querer que la Convención fracase, tirarle la cadena», añadió.
Sobre los integrantes del grupo, el escritor aclaró de entrada que «dentro de los que firmaron había también Premios Nacionales de Historia, había escritores y ahora hay dirigentes mapuche, hay gente de regiones, gente joven y un vocal de la FEUC. Se ha mostrado como que esto es el manifiesto de los dinosaurios de la Concertación, que quieren hacer una pataleta porque se les están quitando sus privilegios, porque son parte de la elite. Todas son caricaturas. Pero la verdad es que nuestro grupo pretende ser muy amplio. De hecho, el vocero soy yo, un independiente que nunca he tenido ni un cargo en ningún Gobierno, en ninguno, o sea, ni siquiera un agregaduría cultural o algo así. Hay gente que es de la DC, hay gente que ocupó cargos en la Concertación, pero uno no puede estar demonizando, y yo por lo menos no me quiero erigir en juez moral de toda la clase política chilena de los últimos 30 o 40 años, porque me parece que no me corresponde».
A modo de crítica, Warnken señala que «hay como un aire refundacional, como que estamos partiendo todo de cero, como que Chile se comienza de cero. Yo creo que eso es un error. Yo creo que en Chile hay una historia, por supuesto, en la cual la izquierda también ha formado parte de su historia en la construcción. Hay experimentos constitucionales en Chile, como la de Egaña, que no resultaron, pero hay experiencia constitucional, que tuvieron una larga preservación. Y constituciones como la del 25, que se hicieron a partir de las anteriores y no de una refundación total».
Finalmente, explica el objetivo de Amarillos por Chile de cara a lo que resta de debate constituyente: «Este es un grupo que no pretende constituir una especie de Convención paralela que esté enmendando todo lo que esté haciendo la Convención. Tampoco somos un centro académico. Sin embargo, hay gente en nuestro grupo, hay expertos constitucionales y hay personas expertas en las distintas áreas temáticas».
«Tenemos una comisión de contenidos, de estas personas que se han reunido y van analizando tema a tema de lo que va saliendo de cada comisión y de lo que ya está siendo aprobado por el Pleno. De ahí se hace una minuta. Y esa minuta, a partir de ahí, vamos a ir levantando lo que llamamos ‘Alertas amarillas’. Nos hemos demorado porque el proceso es tremendamente complejo», añadió.