Afuera del edificio donde sesiona la Convención el bochinche no cesa. Adentro tampoco. Las proclamas, abucheos y apoyos del exterior, se reproducen en la interna. No hay minutos de silencio. Al filibusterismo de derecha, que plantó cientos de indicaciones al informe de Derechos Fundamentales para así trancar el juego, prosiguieron los argumentos contra del adversario. Ha habido pocas comisiones tan confrontacionales como esta. Los enfrentamientos los lideran principalmente mujeres. Cantuarias, Marinovic y Montealegre, por un lado, Elsa Labraña, María Ribera o Janis Meneses, por el otro. Las primeras provocan, las segundas responden. Donde sí hubo un minuto de silencio, fue al término de la semana. Como se cumple un aniversario más del asesinato de Jaime Guzmán, los militantes de la UDI pidieron una pausa en su homenaje. Tras el término, los comunistas alegaron que se trataba de un gesto inmerecido, que ofendía a la convención, mientras Roberto Celedón, recordó que aun estando siempre en veredas políticas diferentes, su crimen nunca había dejado de dolerle.
Casi todo el tiempo hay grupos manifestándose en calle Compañía, frente a la entrada lateral del Congreso. Huasos con chamantos y chupalla exigiendo respeto por las tradiciones; mapuches reclamando por la recuperación de sus tierras; mujeres pro aborto con pañuelos verdes amarrados en sus muñecas o cuellos; mujeres y curas pro vida cantando himnos eclesiásticos alrededor de fetos inflables y fotos macabras; evangélicos, profesores, facultativos de la salud, sindicalistas…. Suenan trutrucas, bubucelas, tambores, gritos varios, a veces suplicantes, pero con mucha más frecuencia, furiosos. Ocasionalmente se instalan escenarios. Cuando se discutió el aborto, llegaron a cantar varias de las rockeras más populares de la escena, y este jueves, aguardando la discusión cultural programada para esa tarde, llegó la orquesta de Tommy Rey.
Con frecuencia y sin descanso, aparece un hombre que recorre todo el perímetro del Congreso insultando a los convencionales desde el otro lado de las rejas con un cartel repleto de peticiones, colgando como armadura. Alega que somos unos sinvergüenzas, que el verdadero soberano está fuera de ese recinto que nos custodia, exige que devolvamos la plata que le estamos robando al pueblo. Chilla que somos unos traidores, unos vendidos, unos mal paridos. Grita con desesperación, como si estuviéramos torturando a su hija, a todo dar, con tal intensidad que cuesta entender cómo le queda voz tras cada uno de esos alaridos y, sin embargo, vuelve a gritar con la misma vehemencia, potencia y ferocidad. “Garganta de acero”, le llaman algunos. Y cuando sus fuerzas flaquean, se reúne con transeúntes desocupados en la esquina de Banderas a cabildear como los bonaerenses en el paseo Florida o los habaneros que discuten de béisbol en su Parque Central.
También hay un pequeño grupo de fieles que, todos los días, desde comienzos del proceso, se instalan frente a la entrada con un pequeño puesto del que cuelga un letrero que dice: “Defendemos la Constituyente”. No faltan nunca, entregan folletos, nos felicitan y dan ánimos cuando pasamos a su lado.
El ruido es permanente y cuando la pasión de los manifestantes es mucha, aquellos que pueden ser sus víctimas optan por usar la salida secreta de calle Morandé, al otro borde del edificio, donde nunca hay nadie, para regresar a la ciudad sin ser vistos. Pero también están los convencionales que se asoman para saludar a sus barras bravas e incluso para aleonarlas con discursos encendidos cuando los manifestantes les son propensos. A veces, incluso, son ellos quienes los convocan.
El martes votamos el segundo informe de la Comisión de Forma de Estado. La regionalización se ha convertido en una de las mayores fuerzas transformadoras a nivel institucional y, al mismo tiempo, y por lo mismo, en una de las grandes preocupaciones de la Convención. En dos sentidos: de una parte, motor de cambios, y de la otra, de inquietudes. Ya es un hecho que la nueva Constitución hablará de las Regiones y Comunas Autónoma, pero no termina de tranquilizar la coherencia en las atribuciones de cada una. Muchas de las propuestas han sido rechazadas por el pleno para que vuelvan a ser discutidas en la comisión.
El debate en torno al tema ha generado tensiones al interior de los colectivos. Socialistas y frenteamplistas votaron divididos. Como la noche en que presentaron su propuesta jugaba la selección chilena y el color del rechazo es el rojo, hubo quienes llegaron bogando por “La Roja de Todos”. María Rivera, trotskista, fue la única que lo votó todo en contra. Su organización soñada no es esta, ni se le parece. Son los soviets, o algo parecido.
Lo cierto es que los grandes cambios en “la sala de máquinas” no terminarán originándose en la comisión de Sistema Político, la más sexy y noticiosa de todas, sino en esta otra. De hecho, el régimen presidencial permanece, la Cámara de Diputadas y Diputados, sumando y restando, y ojalá sofisticándose para generar la mejor representación y articulación posible (todavía en construcción) mantiene a grandes rasgos el esquema actual, pero el Senado, cuyas atribuciones no terminan de definirse y son objeto de interminables discusiones de expertos, pasaría a llamarse Cámara de las Regiones y, cualquiera sea su dibujo final -más o menos asimétrica, más o menos revisora-, parece claro que dialogará con los esfuerzos descentralizadores.
El miércoles, una parte de la derecha, liderada por Rocío Cantuarias, incorporó más de doscientas indicaciones a la votación de reemplazo del primer bloque de normas de la comisión de Derechos Fundamentales. La mayor parte de ellas reiterativas (indicaciones subsidiarias), como un modo de obstruir. “filibusterismo”, como llaman los gringos a ese modo pirata de impedir llegar a puerto por las rutas civilizadas. Se deben votar 18 artículos y por obra y gracia de esta estrategia dilatora, 163 indicaciones de las cuales solo 15 provienen de un colectivo distinto a la derecha. Se reclamó en contra de estas indicaciones subsidiarias y la mesa, tras deliberar, acordó prohibirlas en el futuro apoyándose en una norma reglamentaria y “su principio de eficacia, entendidos como la promoción de procedimientos y metodologías de trabajo públicos, sencillos y expeditos, que aseguren el avance progresivo, efectivo y flexible del Proceso Constituyente”, como leyó e secretario Smok, pero no ahora, salvo que sus promotores estuvieran dispuestos a retirarlas, cosa que los duros no hicieron, aunque los más dialogantes sí.
La votación amenaza con prolongarse durante toda la noche, según algunos cálculos, hasta las 8am del día siguiente. A eso de las 16.30 hrs, comienzan los discursos. Minutos antes de las 17 hrs, la misma convencional Cantuarias toma la palabra: “El modo en que algunos llegaron acá fue raro. Raro que llegaran con atuendos tradicionales que no usaban en sus fotos de las redes sociales, raro que tuvieran que leer discursos que les costaba hablar en una lengua que se supone que conocen perfectamente; sus discursos victimistas, sus lamentos… Raro también esto de venir a quejarse por cosas que pasaron siglos atrás. El resto de los chilenos se supone que tiene una deuda histórica con ustedes. ¿Qué deuda?(…) En las normas que han aprobado ustedes siempre aseguran privilegios para un grupo, el suyo, al que llaman ‘pueblos y naciones preexistentes’…Ustedes son activistas políticos como cualquier otro, que solo hacen uso de una marca que tiene fines comerciales. Lloren, victimícense, no nos van a manipular con engaños. Háganle reverencias a la convencional Linconao….Llámenle Machi…”. Más tarde, Teresa Marinovic siguió por la misma línea: “ustedes dicen que son representante de los pueblos indígenas, pero eso es falso; mayoritariamente están acá, porque les aseguraron cupos. Que saluden con Mari mari, kamisaraki, etc, etc, no basta…Activistas políticos, grupos de interés, eso son”.
Margarita Vargas, del pueblo Kaweskar, tomó a continuación la palabra: “Quiero partir pidiendo perdón, dijo… por la forma en que nos siguen tratando…” Elisa Loncón agregó: “Los discursos de odio como los que aquí escuchamos, violentan y discriminan, reducen la condición humana. Tener un traje tradicional no es malo…Hablar las lenguas indígenas tampoco es malo… Aquí, con todas nuestra lenguas e historias hemos aprendido a dialogar…”.
Pero a ratos los discursos se polarizaban. Entre los argumentos atendibles aparecían aquellos dirigidos en contra del adversario. Ha habido pocas comisiones tan confrontacionales como la de Derechos Fundamentales. Los enfrentamientos los lideran principalmente mujeres. Cantuarias, Marinovic y Montealegre, por un lado, Elsa Labraña, María Ribera o Janis Meneses, por el otro. Las primeras provocan, las segundas responden. La Machi Linconao habla poco, pero cuando lo hace, dictamina. Siempre parece estar retando a su interlocutor. Los hombres entramos por el lado, pero ahí las verdaderas protagonistas son ellas.
Cuando se votaron en general, todas las normas fueron aprobadas. En particular, se aprobó el primer inciso de derecho de propiedad –“Toda persona, natural o jurídica, tiene derecho de propiedad en todas sus especies y sobre toda clase de bienes, salvo aquellos que la naturaleza ha hecho comunes a todas las personas y los que la Constitución o la ley declaren inapropiables”-, y cayó el segundo: “Los títulos que habiliten la prestación de servicios públicos o la explotación, uso y aprovechamiento de bienes comunes no quedarán amparados por este derecho y se someterán al estatuto que defina la ley, la cual deberá cautelar el interés social y el equilibrio ecológico”.
Los colectivos de izquierda daban por hecho que ese primer inciso sería rechazado por la derecha y regresaría a la comisión, pero sucedió todo lo contrario. Y varios pretendían, en cambio, que el segundo perdurara, de modo que al llegar la pausa sanitaria, a eso de las 22 hrs, se reunieron de urgencia los colectivos de izquierda en la carpa de los asesores para tratar el asunto. Buena parte pateaba la perra. Reinaba la conmoción.
A medida que avanzó la noche, aumentaba la molestia con la estrategia derechista, que nos tenía votando ridiculeces. Cundía el cansancio.
Los comunistas le hicieron saber a determinados escaños reservados que no apoyarían la titularidad de los pueblos originarios si no se aprobaba una norma que incluyera al pueblo afrodescendiente, entre ellos. Algo calcularían, algo se traerían entre manos. Si algo debe reconocérsele al PC es que jamás actúa por simple sensiblería. Y, efectivamente, a las finales, varios de ellos votaron en contra de darle titularidad colectiva a los pueblos.
A las 22.20 hrs, la presidenta Quinteros comunicó que votaríamos hasta medianoche y que reanudaríamos a la mañana siguiente
A las 9.30 del jueves, retomamos las votaciones. A las 12 en punto se aprobó la norma de Libertad de Expresión con dos incisos: 1- Toda persona, natural o jurídica, tiene derecho a la libertad de expresión y opinión, en cualquier forma y por cualquier medio. Este derecho comprende la libertad de buscar, recibir y difundir informaciones e ideas de toda índole. 2- No existirá censura previa, sino únicamente las responsabilidades ulteriores que determine la ley.
A las 16.30 se votó el artículo 12: Derecho a la identidad. “Toda persona tiene derecho al libre desarrollo y pleno reconocimiento de su identidad, en todas sus dimensiones y manifestaciones, incluyendo las características sexuales, identidades y expresiones de género, nombre y orientaciones sexoafectivas”. Los y las convencionales representantes de las diversidades sexuales se reunieron frente a la testera, tras su bandera de colores. Acto seguido se votó el inciso segundo: “El Estado garantizará el pleno ejercicio de este derecho a través de acciones afirmativas, procedimientos y leyes correspondientes”. Resultado de la votación: 108 votos a favor. Aplauden. Festejan. Barraza llega desde la sala contigua para sacar fotos. Más atrás, Jon Smok ríe con los ojos, porque su boca la cubre una mascarilla.
El viernes, al final de la tarde, tras una mañana sufragando en la comisión de DDFF, comenzamos a votar en el pleno el segundo informe de Principios.
Como se cumple un nuevo aniversario del asesinato de Jaime Guzmán, militantes de la UDI pidieron un minuto de silencio. Hugo Gutiérrez, Barraza y otros, una vez terminado, pidieron la palabra para reclamar por un gesto que lejos de merecido, consideraban que ofendía a la convención. Gutiérrez argumentó que en Alemania a nadie se le ocurriría hacerlo para recordar a un nazi ajusticiado. Roberto Celedón, más tarde, contó que iba dos años más abajo que Guzmán en la facultad de derecho de la UC, y que aún estando siempre en veredas opuestas del pensamiento político, su crimen nunca había dejado de dolerle. “Los chilenos, dijo, tenemos que entender de manera profunda que no nos podemos constituir en jueces de los demás ni menos ser capaces de decretar la muerte del otro”.
Para cuando comenzamos las votaciones quedaba muy poca gente en el hemiciclo. Antes de arrancar, desde su casa, por zoom, Rodrigo Logan, a quien no suele verse en el edificio del Congreso, hizo un llamado a los constituyentes: “Quisiera pedir, por su intermedio -dijo dirigiéndose al secretario Smok-, que le diga a los colegas que vengan a votar. Estamos en un promedio de 145, 146 votos, y eso afecta precisamente la votación de la mayoría, y por tanto hay normas que no deberían pasar y están pasando… Que la mesa le diga a los colegas que vengan a votar, por favor”. En ese mismo momento, todos los presentes en el hemiciclo empezaron a gritar: “¡Que venga! ¡Que venga! ¡Que venga!” “Muchas gracias”, señor Logan, respondió don John, conteniendo una carcajada.