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El desafío de los consensos en la Convención Constitucional Opinión

El desafío de los consensos en la Convención Constitucional

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Mirtha Ulloa, Mónica Valdés y Rosa María Olave
Por : Mirtha Ulloa, Mónica Valdés y Rosa María Olave Integrantes del Núcleo Constitucional Universidad Alberto Hurtado.
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Un mecanismo colaborativo es la negociación, donde existen también dos posibilidades, trabajar sobre la base de mayorías o de consensos. Esta segunda alternativa es la que busca generar un proceso incluyente donde se hacen todos los esfuerzos posibles para incorporar los intereses y necesidades de todas las partes, integrando sus diferentes perspectivas; y es, a la vez, un procedimiento democrático de diálogo que permite construir acuerdos donde no necesariamente todos piensen que es el mejor, pero sí que es producto de un proceso donde todas las posiciones fueron expuestas.


Las y los integrantes de la Convención Constitucional, al iniciar su cometido, se encontraron con distintas y en ocasiones opuestas posiciones, siendo desafiados entonces a buscar acuerdos que les permitieran cumplir con el mandato de construir la propuesta Constitucional que será presentada a la ciudadanía en el plebiscito de salida, donde esta definirá si la acepta o rechaza.

Durante este proceso hemos visto cómo surgen posiciones a veces irreconciliables, pero también observamos que aparece la búsqueda de intereses comunes a través de la negociación, herramienta importante incluso cuando en ocasiones esté condicionada por la ideología de cada grupo, las influencias externas, los medios de comunicación y las relaciones de poder e influencia.

Ante un conflicto, las partes involucradas en él pueden optar, en cada parte del proceso, por si lo abordan confrontacional o colaborativamente. La alternativa confrontacional puede permitir quizás terminar con el conflicto en menor tiempo, donde una parte impondrá su postura y tendremos un ganador y un perdedor. Por otra parte, un abordaje colaborativo de los conflictos puede ser tal vez un proceso más largo y complejo, pero permitiría resultados con más posibilidades de sostenerse en el tiempo, porque ninguna parte se siente perdedora y existirá menos propensión de desentenderse del resultado o querer revertirlo al desconocer su legitimidad por haber sido impuesto. Esto puede llevar, entonces, a que el conflicto vuelva a surgir y esta vez con posturas incluso más radicalizadas.

Un mecanismo colaborativo es la negociación, donde existen también dos posibilidades: trabajar sobre la base de mayorías o de consensos. Esta segunda alternativa es la que busca generar un proceso incluyente donde se hacen todos los esfuerzos posibles para incorporar los intereses y necesidades de todas las partes, integrando sus diferentes perspectivas; y es, a la vez, un procedimiento democrático de diálogo que permite construir acuerdos donde no necesariamente todos piensen que es el mejor, pero sí que es producto de un proceso donde todas las posiciones fueron expuestas.

Un acuerdo puede evaluarse desde muchos ángulos y uno de ellos es pensar en el futuro cuando la negociación termine. Estimar, por ejemplo, qué podría pasar con la duración de los acuerdos y la relación entre las partes. Trabajar sobre la base de consenso facilita construir acuerdos que perduren en el tiempo y forjen relaciones que permitan la construcción de puentes que puedan, en el caso de la Convención, avanzar en un proceso que contribuya a una mayor cohesión social.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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