Existen otras dos correlaciones relevantes respecto a participación y voto en la consulta. La primera, es que la participación es más alta en comunas con mayor presencia de internet. Y, la segunda, es que el voto a favor del Estado de Excepción (voto SÍ) en la consulta se explica positivamente por los votos Rechazo en la comuna, y negativamente por la presencia de mapuche. Es decir, las comunas del Rechazo votaron por los militares; las comunas con población mapuche votaron en contra. De modo interesante, ni la participación ni el tipo de voto se relaciona con los niveles comunales de conflicto y violencia. Estas relaciones muestran que la consulta no representó las preferencias de la región, sino que movilizó a una parte de ella en función de un objetivo específico. Se trata, por cierto, de un ejercicio político interesante, dado que muestra el poder de convocatoria de un determinado sector. Dicho sector no es quienes han votado tradicionalmente por la derecha, sino que se trata de un grupo más minoritario y radicalizado, identificado con el voto de Rechazo. Es decir, la consulta mostró el importante poder movilizador que tiene la derecha más dura en La Araucanía. No obstante, en ningún caso sus resultados revelan que cuatro de cada cinco personas en la región quieren la presencia militar.
La respuesta a la pregunta que titula esta columna es simple: no tenemos idea.
En una entrevista reciente, la ministra Siches indicó que nadie quiere a los militares en La Araucanía, lo cual ciertamente no se trataba de una afirmación literal. No obstante, la declaración fue replicada por autoridades regionales, como el gobernador Luciano Rivas, indicando que la Consulta Araucanía mostró que sobre el 80% de los votantes apoyaban la militarización de la región. ¿Es esto cierto? El gobernador se refiere a una consulta convocada por él mismo y los alcaldes de la región, realizada por internet en noviembre del año 2021. En lo que sigue indicamos por qué es equivocado adjudicar representatividad a los resultados de esta consulta.
A diferencia de lo expresado en redes sociales, el problema de la consulta no es cuántos votaron. Se ha buscado desacreditar esta elección, dado que votó menos de 20% del padrón electoral. Pero esta cifra no es baja, sobre todo si se compara con quienes efectivamente votan en cualquier elección; en la consulta participó cerca de un tercio del electorado efectivo, aquellos que votan para las elecciones presidenciales. Este número de votos no permite decir que la elección fue poco representativa. Si así fuese, muchas elecciones chilenas podrían recibir un juicio similar.
El problema de la consulta fue quiénes votaron. Dado que se votó en toda la región, podemos comparar los resultados entre comunas para tener una idea gruesa sobre quiénes sufragaron. El ejercicio muestra dos asuntos. Primero, la participación en la consulta no se correlaciona con la participación en ninguna elección anterior, ya sea de Presidente, de gobernadores o de constituyentes. Es decir, el electorado de la consulta es diferente al de otras elecciones. Segundo, la participación se correlaciona de manera muy fuerte y robusta con el voto por el Rechazo. Mas aún, esta relación positiva no se da con el voto por Piñera en la segunda vuelta presidencial de 2017 ni con el voto de derecha por alcaldes en 2021, sino que específicamente con el voto Rechazo. Esto sugiere que el electorado que participó en la Consulta Araucanía es similar al electorado que votó por el Rechazo en el plebiscito de 2020.
[cita tipo=»destaque»]La consulta mostró el importante poder movilizador que tiene la derecha más dura en La Araucanía. No obstante, en ningún caso sus resultados revelan que cuatro de cada cinco personas en la región quieren la presencia militar.[/cita]
Existen otras dos correlaciones relevantes respecto a participación y voto en la consulta. La primera, es que la participación es más alta en comunas con mayor presencia de internet. Y, la segunda, es que el voto a favor del Estado de Excepción (voto SÍ) en la consulta se explica positivamente por los votos Rechazo en la comuna, y negativamente por la presencia de mapuche. Es decir, las comunas del Rechazo votaron por los militares; las comunas con población mapuche votaron en contra. De modo interesante, ni la participación ni el tipo de voto se relaciona con los niveles comunales de conflicto y violencia.
Estas relaciones muestran que la consulta no representó las preferencias de la región, sino que movilizó a una parte de ella en función de un objetivo específico. Se trata, por cierto, de un ejercicio político interesante, dado que muestra el poder de convocatoria de un determinado sector. Dicho sector no es quienes han votado tradicionalmente por la derecha, sino que se trata de un grupo más minoritario y radicalizado, identificado con el voto de Rechazo. Es decir, la consulta mostró el importante poder movilizador que tiene la derecha más dura en La Araucanía. No obstante, en ningún caso sus resultados revelan que cuatro de cada cinco personas en la región quieren la presencia militar.
El uso engañoso de los resultados de la Consulta Araucanía, buscando extrapolar las preferencias ciudadanas a todos los votantes, vuelve a colocar en cuestión la falta de control en Chile de este tipo de instrumentos. Los mecanismos de democracia directa pueden promover y facilitar la participación de los ciudadanos, pero también pueden usarse para manipular a la opinión pública por parte de algunos gobernantes.