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¿Apostar al todo o nada? Por un  acuerdo político constitucional Opinión

¿Apostar al todo o nada? Por un acuerdo político constitucional

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Alejandro Reyes Vergara
Por : Alejandro Reyes Vergara Abogado y consultor
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Quizás ahora es el momento de negociar y suscribir este nuevo acuerdo, buscando el real cumplimiento de dichos objetivos, se comprometan recíprocamente a que si gana el Apruebo se modificará la Nueva Constitución en determinados sentidos para eliminar o moderar lineamientos del borrador final que generan incertidumbre y alto rechazo ciudadano e incorporar ciertos elementos esenciales para los sectores del Rechazo. Y a su vez, que si gana el Rechazo, se comprometan a reiniciar un nuevo proceso constituyente, incorporando en éste ciertas ideas matrices que están en el proyecto de la actual Convención o elementos esenciales para sectores del Apruebo. En ambos casos, el proceso se haría con asesoría constitucional experta, plazos acotados y ratificación ciudadana por plebiscito.


Se ha ido consolidando en la derecha y otros sectores del Rechazo, la idea de aclarar los efectos que tendría un triunfo de esa opción, que consistiría en iniciar  un nuevo proceso constituyente para preparar un nuevo borrador a plebiscitar, sin mantener la Constitución actual. Por otro lado, partidarios del Apruebo, entre  otros el ministro Jackson,  señalan que si triunfa esta opción habría  flexibilidad para iniciar un camino de reformas constitucionales para hacer mejoras, moderar elementos de mucho conflicto o incertidumbre y resolver errores y vacíos de la nueva Constitución. Este es el “Apruebo para Reformar”, entendiendo que la Constitución no está escrita en piedra. Ambas ideas, moderan las posiciones extremas dentro del Apruebo y el Rechazo, lo que es positivo. Ello también busca el efecto electoral de tratar de seducir a más electores por el Apruebo o el Rechazo, respectivamente, prometiendo acciones posteriores al plebiscito.

Pero los ciudadanos necesitamos compromisos formales, no solo promesas.

El Rechazo va ganando hasta ahora en las encuestas, pero nadie tiene certeza del resultado final del plebiscito. ¿Apostaremos los ciudadanos al todo o nada? ¿Dejaremos abierto el espacio a un potencial gran conflicto social si gana una de las opciones por un porcentaje marginal? ¿Se quedará el actual gobierno sin ninguna de las herramientas constitucionales que requiere para para avanzar en algo en las promesas de su programa con las que ganó legítima y democráticamente en la elección presidencial?

El actual escenario es muy incierto y podría ser propicio para negociar un acuerdo político en que ambas partes (Apruebo y Rechazo) se aseguren lo fundamental de sus líneas constitucionales, a cambio de no arriesgarlo todo. Cedo en algo, pero para asegurarme en todo caso esto otro.

[cita tipo=»destaque»Se trata de un mecanismo destinado a construir una Constitución que tenga apoyo mucho más amplio, legitimidad sustancial y no solo formal.[/cita]

Sin alterar en nada el plebiscito a realizar en septiembre, ni su papeleta, ni las normas del proceso en curso, el Presidente y el Congreso Nacional, o los partidos políticos, podrían negociar y suscribir un Acuerdo Político de Unidad, complementario al Acuerdo por la Paz y la Nueva Constitución de 2019. Este los comprometió a buscar la paz, la justicia social y el orden público. Pero el resultado del plebiscito de septiembre, cualquiera sea, podría ir precisamente en contra de esos objetivos, especialmente si el triunfo del Apruebo o del Rechazo es porcentualmente marginal.

Entonces quizás ahora es el momento de negociar y suscribir este nuevo acuerdo, buscando el real cumplimiento de dichos objetivos, se comprometan recíprocamente a que si gana el Apruebo se modificará la Nueva Constitución en determinados sentidos para eliminar o moderar lineamientos del borrador final que generan incertidumbre y alto rechazo ciudadano e incorporar ciertos elementos esenciales para los sectores del Rechazo. Y a su vez, que si gana el Rechazo, se comprometan a reiniciar un nuevo proceso constituyente, incorporando en éste ciertas ideas matrices que están en el proyecto de la actual Convención o elementos esenciales para sectores del Apruebo. En ambos casos, el proceso se haría con asesoría constitucional experta, plazos acotados y ratificación ciudadana por plebiscito.

Se trata de un mecanismo destinado a construir una Constitución que tenga apoyo mucho más amplio, legitimidad sustancial y no solo formal. Que tenga real eficacia, sea durable y no perecible. Que posea la mayor cantidad de elementos que nos unan, contribuyendo así a la paz, cualquiera sea la Constitución que nos rija en definitiva.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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